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Mientras tantoQué hacer conmigo

Qué hacer conmigo

Sestear absorto y pálido   el blog de Jose de Montfort

 

Qué haré conmigo […] La noche sufre

Alejandra Pizarnik

 

 

Me cuenta sobre su proceso de separación y cómo se lo manejó con el hijo, el ex, el piso. Y dice que qué locura. Que no entiende, que es increíble cómo lo manejó de aquella manera tan tremenda y penosa. Que, pues que a veces, muchas veces, las personas tomamos decisiones atroces. Disparadas. Fuera de toda lógica.

Y luego aparece el tema de la soledad y ya lo entiendo todo.

Es un mediodía y hace sol. Sábado. Tomamos una cerveza en una terraza, cerca de la Diagonal.

Confiesa que no está sola, que nunca ha estado sola, que nunca lo ha soportado.

Que no sabe.

Escucho con atención, le pregunto sus razones.

La dejo hablar.

 

*

 

Resulta razonable querer estar con la gente, tener una pareja, que siempre haya un plan al alcance de la mano.

Dejarse llevar es fácil y funciona. Es lo que dictan asimismo las nuevas formas del consumo.

Ser single, por mucho que Tinder quiera vendértelo como algo moderno, no mola.

A la gente no le gusta, al menos.

Porque es atroz.

 

*

 

Sin embargo, aun hay algunos que, dios sabe por qué, nos resistimos y preferimos estar solos la mayor parte del tiempo.

He aprendido mucho estando solo, me he conocido con una cierta profundidad. Me sé partícipe de mis grandes debilidades y mis peores temores y traumas. Me sé falible y, en ocasiones, débil e incluso desesperanzado.

Esto me lo permite la soledad, ser así. A ratos, a veces ratos largos, otras más cortos.

Porque es que, en sabiendo esto, puedo ser mejor con los otros.

Consigo sacar una mejor versión de lo que soy luego, cuando estoy con los otros, mis semejantes.

 

*

 

Lo definió muy bien Rilke, al decir que “extraño, / ver todo lo que tenía sus propias relaciones, aletear / tan suelto en el espacio”.

La soledad, a fuerza de apartarte de los vínculos, te permite ver la tierna fragilidad de todas las cosas y la precaria inestabilidad de todos los seres (incluidos nosotros mismos).

Y eso está bien; porque nos hace más humanos.

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