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Mientras tantoQue le vaya bonito, don Paco

Que le vaya bonito, don Paco


 

Paco de Lucía

 

A mediados de los 70, España era un país antiguo. Casi exótico diría yo. Fue en aquel entonces cuando me subí por primera vez a un avión y volé rumbo a Inglaterra.

 

Era verano y mi destino era la casa de una familia en Chesterfield para aprender inglés. Aquí, lo del inglés era otro exotismo y tener un profesor nativo una extravagancia, así que aprendíamos un inglés bastante rudimentario.

 

Viajábamos un grupo de amigos del colegio. Aterrizamos en Londres y un autocar nos llevó hasta Chesterfield. Salir de aquella España de la que casi no se salía, sin entender una palabra del idioma y con la incertidumbre que suponía meterse en casa de unas personas a las que no habías visto en tu vida, así íbamos en aquel autocar. Con la cara pegada a las ventanas mirando un mundo nuevo, donde las personas eran diferentes, los coches tenían el volante a la izquierda y circulaban por el otro lado de la carretera.

 

En nuestras maletas, aparte del equipaje, llevábamos un regalo para la familia que nos iba a acoger. Todos coincidimos en llevar algo típico español, pero yo fui el único que no llevó una botella de Tío Pepe. ¡Cómo no se me había ocurrido! Todos mis amigos triunfaron con sus respectivas botellas. Con lo que les gusta empinar el codo por allí, Tío Pepe era un valor seguro. Tardé unos días en dales mi regalo a mi familia adoptiva, pero un buen día, abrí la maleta, lo saqué y bajé al salón para dárselo. Era el LP Fuente y caudal, de Paco de Lucía. ¡Qué mejor regalo les iba a llevar desde España!

 

@Estivigon

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