Que mi nombre no se borre de la historia from Verónica Vigil on Vimeo.
Quizás hoy más que nunca, o igual que ayer y que mañana, quién sabe, necesitemos recordar que las guerras solo dejan corazones y almas heridas por la eternidad. Conviene recordar tal vez que el tiempo no borra los lazos ni los gritos ni los arañazos como tampoco la arena que cae sobre cuerpos muertos borra las identidades de almas unidas en una fosa común. Por eso del horror a menudo buscamos sacar pétalos que nos señalen que no todo son espinas. El cine ha dado voz a muchas historias, del mismo modo que la literatura pretende ser instrumento para que no olvidemos. Hay historias que no podrán borrar ni aunque quieran. Como las de ellas, las trece jóvenes militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas que Franco ordenó fusilar durante la represión posterior a la guerra civil en 1939. Un documental necesario sobre esas nunca olvidadas trece rosas. Porque las guerras no servirán jamás para silenciar voces.