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¿Qué vas a hacer con todo esto? Una historia familiar de suicidio

 

Mi abuelo, el padre de mi padre, se suicidó por 1985. Yo tendría 15 años. Se colgó de un árbol en el pueblo. Mi abuela ya había muerto y vivía allí sólo, en Toledo. Yo creo que lo vi una vez en toda mi vida. Mi padre era alcohólico. Yo siempre recuerdo eso, de pequeño: un café y una copa todos los días antes de trabajar. Era albañil. Llegaba el viernes y le decía al camarero, señalando toda la barra: de aquí hasta allí, cóbrate todo. Murió de un infarto. […] Mi madre siempre ha estado con depresiones, desde joven. Yo de esto me enteré luego. Pero cuando yo tenía treinta años la veía con trapos en la cabeza, jaquecas de cinco días, tumbada en la cama, sin ganas de salir, en fin. Se suicidó de una forma muy extraña: se asfixió con una bolsa de plástico. Tenía 70 años. Es algo que a mí no me entra en la cabeza. Sí, yo sé, por lo menos, de dos intentos anteriores con pastillas. Ella iba a ver a la psiquiatra. Pero luego, no sé si se tomaba la medicación. Un mes antes de que se matara, para animarla, le dije que mi mujer y yo íbamos a tener un hijo. Me respondió: ¿Ahora me lo dices? […]

 

Éramos cuatro hermanos. Teníamos una carnicería con la caja abierta. Dinero fácil. Yo creo que eso tampoco ayudó. Mi hermano mayor también bebía, fumaba porros. Hace años se casó, tuvo una hija, se divorció y le pasaba una pensión de 200 euros. Pero nada más. Son egoístas. Aunque bueno, no sé si egoístas es la palabra. Por ejemplo, tenía una cajetilla en el bolsillo, pero aún así te pedía tabaco. Y si te daba alguna vez un cigarrillo, luego tú le tenías que dar tres. O diez. Y tenía muchas cosas de crío: yo le decía llama a tu hija», y me contestaba si no me llama ella, no la llamo. Luego, tuvo otra novia, pero lo dejaron y tuvo una depresión. Estaba en el paro. Bueno, empezó a beber, la mató y se ahorcó en el chalet. Fue dos años después de lo de mi madre. Tenía 44 años. Él estuvo yendo a Alcohólicos Anónimos, pero lo hacía más que nada para apaciguar las broncas en casa. De joven le pilló la época de los tripis, tuvo un accidente grave de coche, salía, volvía a las cinco de la madrugada. A veces, con esto de las broncas, iba al médico privado a que le pusiera una inyección y entonces estaba tres meses sin beber. Y luego volvía. En el fondo, no veía un problema. Pero bueno, Sergio, ¿qué vas a hacer con todo esto? Me has dicho que es para una revista, ¿cómo se llama? ¿FronteraD? Ah. […]

 

Bueno, como te iba explicando, dos días después de que se suicidara mi hermano, mi hermana también se intentó ahorcar. Pero lo hizo muy mal y se le quedó la marca de la cuerda un mes en el cuello. Ella siempre ha tenido problemas para relacionarse con la gente. Ella y mi hermano. Son personas muy negativas. Sí, ella estuvo un tiempo en Madrid viviendo en la casa de mi otro hermano y trabajando en la hostelería. Como que ella siempre ha necesitado sentirse protegida. Pero perdió el trabajo, empezó a tomar pastillas, a beber, y mi madre se la trajo de vuelta. Y yo creo que eso le hirió en su orgullo y lo pagó con mi madre. Mi madre siempre les ha protegido mucho. Como si les viera más débiles que a los otros dos. […] Después de la muerte de mi madre, mi hermana estuvo dos o tres veces ingresada en psiquiatría. Estaba una semana y le daban el alta. Le diagnosticaron trastorno borderline de personalidad. Me explicaron lo que era: como que tienen dos realidades. Dan muchas cosas por hechas. Por ejemplo, dice: mañana es fiesta. Y le digo: no, mañana no es fiesta. Y ella dice: sí, mañana es fiesta porque el año pasado fue fiesta. O: ¿Tú sabes si el supermercado de la esquina está abierto? Y ella: sí, está abierto. Yo: ¿Estás segura? Ella: sí, seguro. Y bajas al supermercado y está cerrado. Yo siempre le digo: si no sabes algo, di que no lo sabes, quedas mejor. Pero al final me he dado cuenta de que no sirve de nada. O les explicas algo y luego ves que en una reunión lo repiten tal y como tú se lo has contado, pero como si ellos fueran los que lo hubieran leído o descubierto. Eso es: sin citar la fuente. Como si no tuvieran más conversación que la que han absorbido. Tienen como un deseo de no parecer tontos. Y son mentirosos. Algo así: como no me has visto, te puedo contar lo que me dé la gana. Mira: alguien se ha dejado el casco de la moto encima del contenedor. ¿Otro descafeinado? […]

 

Mi hermana ahora vive sola. Mi otro hermano le ha regalado un chihuahua, pero no lo saca. Ayer la llamé: Vente a casa y cenamos verdura a la plancha. Y dice: No, es que Lía, la perrita, cena a las nueve. No le dije que cogiera un plato de pienso y lo trajera, ¿para qué? Ha engordado. Está tumbada en el sofá viendo la televisión. Todo el tiempo. Va a revisión cada 15 días, creo. Tuvo un accidente de moto y se rompió la pierna y vive con la indemnización del seguro. Fue culpa del otro. Estuvo trabajando en un bar, pero nada. Tenía que entrar a las ocho y llegaba a las ocho y cuarto. No daba los buenos días, llegaba y se ponía a desayunar. […] ¿Tuviste un tío esquizofrénico? ¿Y eso en qué consiste? ¿Oyes voces? Ves, pues mi hermano tampoco dormía bien. Mi hermano y mi hermana nunca tuvieron aficiones: nada, nada, nada. Yo creo que mi padre y mi hermano tuvieron la misma enfermedad que mi hermana. He estado pensando mucho y ahora que lo miro en perspectiva, diría que sí. Se parecen mucho. Son egoístas, viven al día, no ven más allá. Mi hermano se gastaba el dinero como si le quemara. Y llegó a ganar bastante como oficial, eh. Algunos meses antes de morir, le dije: Vives como si te fueras a morir mañana. Y se rió. Como diciendo, lo has clavado. Otra cosa: conducía como si no le importara nada. A toda pastilla, incluso para ir a comprar una barra de pan […]

 

Yo soy alcohólico también. Tuve épocas de no acordarme de lo que había hecho. Yo ahora tengo 43. Pero bueno, a los 30 me apunté a un gimnasio y a partir de ahí, empecé a comer bien, a juntarme con otro tipo de amigos. No, bueno, sí, sí que lo he pensado. A veces sí que lo he pensado. Sólo pensar. Por ejemplo, la eutanasia, yo estoy completamente a favor […] Sí, vámonos, así paseo con mi hija. Supongo que ahora cuando llegue a casa me acordaré de más conversaciones, si es lo que te interesa. Lo apuntaré. Y supongo que cuando te pongas a escribir esto te saldrán más preguntas. Si quieres quedamos el sábado que viene aquí mismo. O eso, llámame a mitad de semana, mejor […] El casco de la moto sigue ahí, eh. Será del de la moto blanca. La vergüenza, sí. Mi madre estaba todo el día preocupada de que no la vieran, de lo que pensarían […].

 

[Coda: El trastorno borderline de personalidad (BPD) se caracteriza principalmente por inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la efectividad, y una notable impulsividad, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems: 1. esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado. 2. un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación. 3. alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable. 4. impulsividad potencialmente dañina para uno mismo (por ejemplo: gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida). 5. comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamiento de automutilación. 6. inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (por ejemplo: episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y rara vez unos días). 7. sentimientos crónicos de vacío. 8. ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (por ejemplo: muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes). 9. ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, DSM-IV-TR].

 

 

 

 

Sergio González Ausina (Dénia, 1978) es periodista. Ha colaborado en El Mundo, El País y Factual y es autor de El periodista y la obsesión. En FronteraD mantiene el blog Cruce de caminos

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