¿Ha muerto Izquierda Unida sin cumplir apenas los treinta años?
IU ha perdido toda representación que tenía en el Ayuntamiento de Madrid y también en la Comunidad. Ha perdido poder municipal y autonómico en las dos instituciones en las que más nos fijamos todos porque son las que muestran y adelantan las tendencias globales, las de todo el país, sobre todo con vistas a las elecciones generales. Pero, entre las elecciones de 2011 y éstas, la formación ha perdido más de 400.000 votos, prácticamente un tercio. Si en 2011 se llevó un 6,36% de los votos, en estas elecciones, el porcentaje ha caído hasta el 4,73%. En concejales el daño es menor: bajan desde los 2.249 hasta los 2.216.
Lo que ha ocurrido con IU en el Consistorio madrileño estaba descontado, estaba previsto. En la capital, los simpatizantes, incluso los militantes de IU, tenían dos candidaturas a elegir, dos listas con miembros de la formación: Ahora Madrid y la propia IU. Además, la posición de Izquierda Unida Federal, la central, fue equívoca, poco clara: mientras Alberto Garzón insistía en Twitter minutos antes del inicio de la jornada electoral que la organización no reconocía la candidatura de Raquel López, tampoco mostró su apoyo explícito a Ahora Madrid en ningún momento. No hubo ningún acto de Manuela Carmena respaldado por quien a día de hoy es el candidato de Izquierda Unida a la presidencia del Gobierno, como sí los hubo, sin embargo, con el aval de Pablo Iglesias. Importantes militantes de IU, como por ejemplo Javier Couso, en cambio, mostraron su total apoyo a Ahora Madrid. Incluso muchos del PCM, del que aún siguen siendo militantes al menos Mauricio Valiente y Carlos Sánchez Mato, próximos concejales en el Ayuntamiento por Ahora Madrid, también se inclinaron por Manuela Carmena y pidieron el voto para ella.
Ahora Madrid, la formación que ha ganado las elecciones en la capital de España, es una candidatura de unidad popular en la que se integran Ganemos, Podemos, Equo y, también, gente de Izquierda Unida, bien personas que se fueron de la formación coincidiendo con la salida de Tania Sánchez, candidata escogida en primarias para encabezar la candidatura a la Comunidad de Madrid, como Jorge García Castaño, bien aquéllos que, más tarde, se fueron de IUCM por imperativo legal, más que por deseo personal, para integrarse en Ahora Madrid para cumplir el mandato de la militancia de acudir a las elecciones en candidaturas de confluencia y, según sus declaraciones, dejar un sello más de izquierdas en una lista que, sin ellos, quizás tuviera un sesgo más centrista, como fue el caso de Mauricio Valiente, escogido en primarias para ser el cabeza de lista a la alcaldía.
Pero, ¿por qué en Barcelona sí hubo unidad popular y en Madrid, no? Dicen quienes en IU estuvieron en contra de la confluencia, que el proceso en Barcelona fue sano, porque Barcelona en Comú es una coalición de partidos que siguen manteniendo su personalidad, mientras que en Madrid, lo que se buscó fue una disolución de todas las formaciones, que serían absorbidas por Podemos que fue, al fin y al cabo, quien impuso las reglas. En Ahora Madrid, Podemos es mucho más potente que en Barcelona, donde la fuerza mayoritaria es Iniciativa per Catalunya.
Los antiguos votantes de IU, incluso su núcleo duro, cayeron en la tentación de votar a Ahora Madrid porque su sufragio, por fin, tenía visos de ser de verdad eficaz, porque en esa candidatura había gente muy valiosa que hasta hacía muy poco estaba en la formación, ésa a la que habían estado votando algunos toda la vida, desde la primavera de 1986, cuando se constituyó.
Manuela Carmena cuajó. Por sus propios méritos. ¿Alguien recuerda una campaña mejor? Por eso, incluso los más fieles a la formación de izquierdas, a última hora, cambiaron su voto. Si las primeras encuestas daban a IU entre un 4% y un 5% de los votos, el resultado final fue de menos de un 2%. ¿o esta diferencia era, simplemente, el margen de error de la encuesta?
Los resultados en la Comunidad autónoma fueron un poco mejores: superaron el 4%, pero éste es un porcentaje insuficiente para entrar en la Asamblea de Madrid. Se comentaba antes de las elecciones que habría votantes que seguramente apostarían por Ahora Madrid en las municipales, pero en las autonómicas darían su apoyo a la candidatura de Izquierda Unida que encabezaba el poeta Luis García Montero y que sí contaba con el respaldo de Alberto Garzón, dado que para las elecciones autonómicas Podemos no buscó la convergencia con otras fuerzas.
Efectivamente, IU consiguió un porcentaje de voto en la Comunidad que duplicó al que consiguió en el Consistorio, pero ni siquiera llegó a la mitad obtenido hace cuatro años, que rozó el 10%. Sin duda, la malísima imagen que ha transmitido IUCM, las peleas internas, las desbandadas, la apropiación de la marca Ganemos, la impugnación de candidaturas… ha hecho muchísimo daño a IUCM en su conjunto. Y, en este caso, al conjunto de la izquierda madrileña, que no podrá impedir que el PP conserve la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Muere la IU de Cayo Lara
IUCM ha muerto en Madrid. Pero no ha muerto ella sola, no únicamente porque también ha cosechado malísimos resultados en otros lugares, como en la Comunidad Valenciana. Ha muerto la Izquierda Unida de Cayo Lara, la que quiere mantener las esencias, la que ha criticado la ambigüedad del discurso de los líderes de Podemos, la que ha acusado a la formación de Pablo Iglesias de hacer una opa hostil sobre los mejores cuadros de IU, la que quiere que estas siglas no se borren, ni siquiera se difuminen.
Pero sale revitalizada la de Alberto Garzón, la que está dispuesta a sacrificar los nombres en favor de los proyectos de unidad popular.
En Madrid y en Barcelona, los proyectos de confluencia ha triunfado. No es que hayan obtenido mucho mejores resultados que la Izquierda Unida de siempre, que con un 10% se conformaba y con un 15% hacía palmas con las orejas. Es que van a gobernar, es que por primera vez en la historia, o al menos en muchos años, la izquierda transformadora dirigirá los destinos de los dos principales ayuntamientos de España.
Y los suyos no son los únicos casos. En A Coruña, la Marea Atlántica ha arrebatado la alcaldía al Partido Popular. Otros lugares de éxito han sido Santiago y Zaragoza. Y seguro que muchos más nombres. También en la Comunidad de Madrid, donde ha habido un buen puñado de candidaturas de unidad popular.
Incluso en muncipios tan conservadores como Burgos, las candidaturas de unidad popular han tenido éxito: Imagina Burgos ha logrado un 20% de los votos, prácticamente el mismo porcentaje que el Partido Socialista. ¿Cuándo IU podría haber aspirado a tan abultado resultado en un municipio tan conservador?
Lecturas de futuro
¿Qué significa todo esto de cara al futuro? Que quizás tengamos que entonar un réquiem por Izquierda Unida, que quizás el futuro que le espera, incluso para tan pronto como para las próximas elecciones generales, es una fusión con Podemos, una candidatura única con vistas a las elecciones generales. Quizás más con el modelo de Barcelona que con el de Madrid, es decir, con una coalición de partidos, en la que también podrían sumarse otras fuerzas, como Equo, por decir sólo una. Pero, en todo caso, lo que supone es que Podemos fagocitará a IU, porque Podemos se encuentra en una situación de fuerza. Dicen algunos que quien ha ganado con este resultado de IU no es Garzón y sus tesis, sino Pablo Iglesias.
¿Es positivo? Todo tiene su parte buena y su parte mala. La buena es que fuerzas a la izquierda del PSOE podrían aspirar, fácilmente, a la presidencia del Gobierno. La mala tiene que ver con la crítica que tradicionalmente le hemos hecho a Podemos y su progresiva moderación. Un proceso que debería tener, como tuvo aquél en el que incurrió el PSOE a principios de los ochenta, cuando llegó al Gobierno, a alguien a su izquierda, que tire de él cuando se derechice.
Bien es verdad que los procesos de confluencia consisten en integrar a muchas sensibilidades y que las facciones más moderadas de los nuevos «frentes populares», de las nuevas «unidades populares», tendrán en la silla de al lado a quien les alerte y afee bandazos a la derecha en que puedan incurrir. Así, en Ahora Madrid encontramos a dos o tres concejales que siguen siendo militantes del Partido Comunista, que siguen deseando ser miembros de IU y revitalizar a esta formación, y que han llegado a criticar a Carmena por desideologizada, por fijarse fundamentalmente en el problema de la corrupción y la regeneración política y no en los desequilibrios que genera el sistema capitalista. Quizás, hemos observado, por la presión del ala izquierda de Ahora Madrid, se incorporó un segundo objetivo, la igualdad, al de la lucha contra la corrupción.
Izquierda Unida muere, pero no lo hacen quienes han formado parte de estas siglas. Esperemos que los mejores se salven en los procesos de confluencia, en la lucha por la unidad popular. Aunque para que después estas formaciones ganan elecciones, el mensaje, necesariamente, tenga que ser moderado. Aunque, una vez en el poder, también se suela tender al enfriamiento de los proyectos más audaces.
Syriza como espejo
Syriza es el espejo en el que se miran muchos de IU, muchos de Podemos. La génesis del partido griego desde el año 2004, cuando se constituyó como coalición de partidos, también fue un continuo tira y afloja entre quienes querían ser miembros de un partido socialdemócrata al uso y quienes querían ir más allá y aspirar a la transformación de la sociedad. Hoy mismo, ya en el Gobierno de Grecia, en Syriza sigue habiendo dos almas: la que representa su líder, Alexis Tsipras, que ha templado gaitas y se pliega a negociar e incluso a ceder ante sus socios a la par que acreedores, y la que podría representar el histórico luchador Manolis Glezos, que prefiere una ruptura definitiva con ellos.
Sea como sea, aunque tenga, por definición, apenas aspiraciones minoritarias, echaríamos de menos la existencia en España de una fuerza cuya meta sea la transformación y superación del sistema actual.
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