La pintora portuguesa Paula Rego hizo de su Casa das Historias, en Cascais, a un tentador trayecto de tren de Lisboa, un espacio para la imaginación, no solo de su propia y copiosa obra, sino de artistas que como ella se hacen preguntas inquietantes sobre la naturaleza del arte y su capacidad para abrir trampillas turbadoras. Le llega ahora la hora al pintor Victor Willing, el que fuera su marido. La primera retrospectiva de este pintor británico muerto en 1988 cuenta con ochenta obras (entre pintura y diseño) de una geometría melancólica, con piezas procedentes de la colección particular de Paula Rego y préstamos de instituciones como la Tate Gallery y la Arts Council Collection.