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Riozinho da Libertade y los ‘mapas falados’. Cómo conservar un espacio natural en la selva amazónica

Empieza a llover y todo se para.

 

Todos los sonidos que acompañan a la selva se detienen para dar paso a la monotonía del estruendo de la tormenta ecuatorial. Son momentos en los que se pasa a formar parte de la propia selva, del gran bosque amazónico.

 

En la reserva Riozinho da Liberdade, en Acre, Brasil, una de las regiones más olvidadas e inexploradas de la selva Amazónica, la gente que puebla la selva se refugia en sus casa de madera, con techados de palmera, que inexplicablemente son más eficaces que los de uralita, mientras que los niños, sus hijos, juegan bajo la lluvia.

 

La lluvia desmesurada no es un problema, se convive con ella. Define las estaciones, los periodos vitales, las actividades humanas y naturales.  Por ejemplo la caza, la pesca o la recolección, las actividades principales de las comunidades que se asientan a las orillas del río Liberdade, afluente indirecto del gran Amazonas, rey de ríos.

 

Las comunidades ribereñas realizan sus labores con respeto a la selva. Son comunidades, en general, de menos de diez familias, herencia de las poblaciones indígenas que históricamente han poblado la región y de seringueiros, caucheros, migrados desde otras zonas de Brasil para adentrarse en la selva y sangrar la seringa –cortar el caucho de las heveas–. Son ahora los pobladores de la selva.

 

Conocer la geografía y la conservación en un espacio protegido como Riozinho da Liberdade me ha supuesto un cambio trascendental tanto en la forma de trabajar como en la forma de entender el territorio, columna vertebral de la ciencia geográfica. Todavía más al relacionar el trabajo con la cartografía popular de las comunidades.

 

El paisaje y la convivencia con las comunidades me enseñó lo que significa una reserva de este tipo. Es un lugar diferente a todos los espacios naturales protegidos de Europa, donde estamos acostumbrados a territorios históricamente e intensamente transformados por el ser humano. Riozinho da Liberdade supone una unidad de conservación que no tiene solo por objetivo proteger el medio, sino conservar los medios de vida y garantizar la utilización y la preservación de los recursos tradicionalmente utilizados por la población extractivista residente. Es una de las visiones más cercanas al desarrollo sostenible, como se formula hoy en día, con un necesario uso del territorio, respetuoso, compatible con el desarrollo del medio.

 

El concepto de la reserva integra la conservación ambiental, con la sociocultural. La filosofía es clara: conservar la selva para que las poblaciones asentadas puedan tener una vida digna. Es una simbiosis: las comunidades conservan la selva y la selva a las comunidades.  

 

Riozinho da Liberdade como reserva extractivista pertenece a la llamada categoría VI de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza): áreas donde viven poblaciones locales y cuya subsistencia se basa en la actividad extractiva del medio complementada con sistemas agrosilvopastoriles, con los objetivos básicos de proteger las sociedades y la cultura de esas poblaciones.

 

El concepto extractivismo no se puede identificar con la explotación extractiva y abusiva de los recursos naturales, como la minería a cielo abierto o las grandes plantaciones extensivas, como pudiéramos pensar desde Europa, sino que es un concepto positivo: se extrae del medio prácticamente sólo lo necesario para vivir, y exclusivamente puede ser utilizado por las poblaciones locales, en este caso las comunidades ribereñas. Cualquier uso o actividad externa está prohibida, se limita a las comunidades la opción de obtener recursos, y siempre para sobrevivir. El uso interno también está regulado.

 

La geografía de la reserva depende de la conservación interna de la selva por las propias comunidades. Se puede decir que la conservación emana del pueblo, fomentada y articulada por la gestión externa. Una gestión que viene desde ICMBio (Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad), organismo público brasileño que gestiona todos los espacios naturales protegidos del país. Pero para la conservación es fundamental que la población local esté implicada en la tarea.

 

El funcionamiento del sistema depende de la interacción entre comunidades y gestores –entre mundo interno y externo–, cuyo engranaje, si funciona, genera la conservación ambiental del ecosistema selvático, la de los valores socioculturales de las comunidades humanas y un desarrollo del sistema social.

 

 

Vista desde la Comunidad Tisteza del río Liberdade, columna vertebral de Riozinho da Liberdade.

 

Cuando uno se adentra en Riozinho da Liberdade, en la selva, se transporta a otro mundo, totalmente rodeado de vegetación exuberante, con sonidos animales y vegetales indescriptibles. Es una de las zonas con mayor biodiversidad del mundo. No se es consciente del potencial biológico que se tiene delante. Tipos de plantas que nunca habías visto, animales fantásticos, peligros nunca imaginados. Esta biodiversidad depende del clima y de la geografía física. Un clima cálido y con precipitaciones torrenciales que se aproximan a 2.000 mm al año –cuatro veces la de Madrid– que, para desesperación de los ribereños, se agrupan en el invierno lluvioso.

 

Esta situación hace que los aportes de agua sean inmensos, formando grandes cuencas fluviales que nacen en la cordillera de los Andes, factor de la gran exuberancia de vida. No depende de los suelos fértiles, como se podía pensar, ya que se ha demostrado que son pobres. Depende del agua y del potencial biológico del mismo bosque ecuatorial, que autogenera gran cantidad de biomasa gracias a los puros ciclos biológicos, sin necesidad muchas veces de los nutrientes que aportarían los suelos fértiles.

 

Por tanto, la competencia interespecífica es enorme, por eso se desarrollan todo tipo de especies, grandes y pequeñas, altas y bajas (plantas de todo tipo de tallos y especies, competiendo por la luz, animales de todo tipo, compitiendo por hábitats, por alimento), lo que genera la gran  biodiversidad de la región amazónica.  

 

 

Vista desde la canoa que ascendía el río Liberdade.

 

 

La geografía de la selva

 

Tras dos días de viaje, cuatro aviones, horas en coche y casi un día en canoa pude llegar a las comunidades de la reserva, prácticamente la totalidad abrazando el río, en sus márgenes. El río es la espina dorsal de la reserva, como sucede en todas las de la Amazonía, y la vida humana depende de él. Es agua es higiene, es transporte (los senderos por la selva son prácticamente impracticables y densos), es fuente de alimentos. Es vida.

 

Las comunidades ribereñas se desarrollan con los recursos obtenidos de la selva. Desde madera para las viviendas hasta alimento, desde medicinas hasta refugio y recursos. Todo lo necesario para vivir. Tan solo pequeños detalles son importados desde fuera de la reserva, como el pequeño generador de gasolina –sustancia que a veces se utiliza como moneda– que da un poco de luz y alguna noche tras la puesta de sol une a los paisanos para ver partidos de fútbol de la mítica selección brasileña en los Juegos Olímpicos.

 

Alrededor de cuatrocientas familias pueblan las orillas del río Liberdade agrupadas en unas veintidós comunidades, formando sociedades con una cosmovisión propia (tanto de la selva, como del mundo). Es una cosmovisión generada por la relación que tienen con la selva, fruto de la geografía actual y de su potente y convulsa historia. Es una percepción del mundo diferente a la occidental, plasmada en la cartografía popular que realizaron en proyectos.

 

Las comunidades de la reserva son descendientes directos de los seringueiros, trabajadores del caucho, que emigraron de otras zonas de Brasil para asentarse en la selva. Las colonizaciones de mayor entidad hacia la Amazonia de Acre se dieron durante la Revolución Industrial y la Segunda Guerra Mundial, siempre ligadas al sangrado de estos árboles que daban la preciada seringa, el látex. Migraciones fomentadas por las políticas desarrollistas nacionales e internacionales, con condiciones muy duras de trabajo y marginación.

 

Guiados por el sueño de tierras de lluvias sin descanso y encandilados por ideas de prosperidad estos seringueiros se asentaron en la zona, nunca sin problemas con las poblaciones indígenas que moraban en estas tierras, los pobladores históricos de la Amazonía.

 

La historia de los caucheros siempre ha sido dura, empezando por sus comienzos en la selva, con las condiciones de explotación, de semiesclavitud, por los patrones del caucho, que generaron un sistema cerrado del cual era imposible salir, y terminando por las expulsiones en los años 70 cuando terminó el negocio de la seringa (por la caída de precios) y la venta de los grandes territorios de selva a los terratenientes brasileños. Las expulsiones masivas se debían tanto a la idea de deforestación para implantar haciendas ganaderas como simplemente por la pura especulación de los territorios selváticos considerados “a desarrollar” por el gobierno brasileño. El desarrollo implicaba la deforestación. La selva: el peligro, el atraso, lo inexplorado, el miedo.

 

En muchas ocasiones no se sabía de la existencia de estas poblaciones ribereñas en la selva, ya que vivían en pequeñas casas (colocaçãos), totalmente aisladas del mundo. Lo que generaba analfabetismo y extrema pobreza, unas condiciones necesarias para que funcionara el sistema cerrado de los patrones del caucho.

 

Ante esta situación –sumado al olvido por la sociedad (la selva siempre estuvo poblada)– a mediados de los 70 toma fuerza el movimiento seringueiro, liderado por Chico Mendes, organizándose, formando un sindicato y tomando medidas pacíficas por la conservación de su casa, la selva.

 

Tras una lucha socioambiental de más de 20 años la situación explota con la declaración de las primeras reservas extractivistas en Acre, y más tarde con la muerte del mismo Chico Mendes en 1988, gran impulsor del movimiento conservacionista en la selva amazónica.

 

En parte, esta historia generó la cosmovisión de la población local, sobre todo la visión hacia la selva y hacia su territorio. La cosmovisión es fundamental para entender cómo se hace efectiva la conservación de la reserva, pues viene desde las bases, desde la propia comunidad. El sentimiento de arraigo hacia la selva, de pertenencia hacia el territorio y el medio que les rodea, es el factor que explica su preocupación por el respeto de la selva.

 

Son dos sistemas que se necesitan: El humano depende del medio para desarrollarse y sobrevivir en felicidad, y la selva necesita del respeto de las comunidades para seguir desarrollándose y no ser destruida, como en otras partes de Brasil.

 

 

Cartografía comunitaria: ‘mapas falados’

 

La visión que puede explicar el sentimiento proteccionista hacia la selva se muestra claramente en la cartografía que realizan las comunidades, en procesos participativos, en los que se junta cada comunidad para su elaboración y sirven, además de para representar su conocimiento de la selva y del territorio, para exponer problemáticas comunes y posibles soluciones.

 

Estos mapas falados son la plasmación en papel de la noción que los ribereños tienen de su entorno, generado no solo por una persona, sino por un consenso de todos los individuos de la comunidad. Por lo tanto, son ideas comunitarias, lo que hace que reflejen la cosmovisión general.

 

Los mapas no tienen informaciones técnicas previas, son construidos de forma participativa y presentan las costumbres de la comunidad: las comunidades relatan en ellos su forma de vida.

 

 

Mapa realizado por la propia comunidad de Tristeza. Mapa de su misma comunidad dentro de la reserva.

 

Como se ve en los mapas falados el espacio en ellos es diferente en algunos casos al espacio objetivo medido. Esto es consecuencia de que el espacio no es concebido como una realidad objetiva, real y absoluta, sino como una representación que surge de las construcciones mentales de los individuos (Trepat y Comes 1998). Es fundamental para analizar la cosmovisión ver la noción de espacio y tiempo.

 

Es diferente la noción del espacio, muchas veces vinculada al tiempo. (Un trayecto puede aparecer más o menos largo en función del tiempo que se tarde en transitar, o por la espesura de la selva). El concepto espacial se configura desde un marco histórico y social, que se modifica y adapta a las circunstancias presentes en el contexto de vida de los sujetos, totalmente influenciado por las vivencias emocionales.

 

Son mapas extractivistas, ya que los comunitarios sobreviven con lo que la misma selva les proporciona (comida, agua, medicinas, madera y territorio, con lo que se consigue sobrevivir en felicidad y en continuo respeto al medio ambiente y con la selva) y los plasman en papel, esas actividades y usos. Son mapas que muestran también que estamos ante un sistema ecológico y social vivo y dinámico.

 

 

Detalle del mapa falado femenino donde se ve este carácter.

 

Otras cosas que pueden mostrar los mapas son las formas de vida y relaciones de las comunidades, además de la distinta importancia de las entidades geográficas. Se ve con mayor importancia en estos los caminos de caza, las casas y los espacios cultivados, fundamentalmente para la yuca. Estas son más grandes y más visuales que otras, por importancia para la comunidad.

 

De forma más difícil se puede ver el uso tradicional de la selva en los mapas. Depende del conocimiento tradicional (técnicas agrarias, de caza y pesca, construcción) que convive con el desarrollo del medio selva.

 

Por lo que esta cartografía muestra la forma de vida de las comunidades y termina explicando la relación que tienen con el territorio, relación que genera la conservación del medio.

 

Los mapas son representaciones concretas de espacios de vida y del pensamiento, y como tal, son el retrato de una comunidad. Esta cartografía que se analiza en este trabajo es una abstracción del mundo, y en ella se puede interpretar la diferente percepción del paisaje y del territorio de las comunidades. Además de mostrar la identidad de los lugares que son representados y sus paisajes.

 

Además, los mapas son relevantes para la identidad de un grupo, ya que requieren la reflexión, generalización, capacidad de síntesis y selección de información de un territorio determinado, y este proceso comunitario de representación espacial y experiencial sirve de cohesión a las comunidades. Otras veces su gran importancia radica en el proceso de elaboración, en el simple hecho de reunirse para pensar juntos y elaborar el mapa.

 

Esta cartografía falada explica implícitamente el sentimiento de conservación del medio, con toda la información que aporta (complementada con preguntas y trabajo de campo). Termina mostrando la relación entre ser humano y medio natural, que es generada por varios factores, como la propia selva, los orígenes, la historia reciente… Es la que genera un respeto a la selva, al ser vista como necesaria, como algo imprescindible para la vida. Sin selva no habría hogar, no habría recursos. Es necesaria para el desarrollo de la vida, y en última instancia, para la felicidad. Pero no es solamente necesaria, sino que se ha generado un sentimiento de arraigo hacia el territorio, de pertenencia hacia la selva, que hace muy difícil el desapego y el abandono de la región.

 

Es un ejemplo de buena relación, en la que una parte acoge a otra, y se respetan las dos, protegiéndose. Es una simbiosis, ya que el desarrollo de las comunidades en la zona no ha revertido en una destrucción de la selva y sus valores. La población local protege la selva para protegerse a ellos mismos.

 

El nexo personas-selva depende en gran medida de los ciclos naturales. Es una interacción que se adapta de forma totalmente directa al funcionamiento del ecosistema (clima, ciclo hidrológico, procesos edafológicos, intercambio de energía, de materia…). La conexión y dependencia con la naturaleza es total. No puede concebirse el desarrollo de la vida social y cultural sin adaptarse al ecosistema, a la naturaleza, a la selva y sus ciclos. Esa dependencia se aprecia menos vez menos en nuestro mundo. Se pierde contacto con los ciclos de la vida, ya que la tecnología avanza para aislarnos más del mundo y vivir de una forma más fácil.

 

La importancia de un cambio en el clima, o en el bosque, no tiene comparación en su magnitud a cómo afectaría a las poblaciones de las comunidades de Riozinho da Liberdade o a la capital española. 

 

Casas en la comunidad de Força da Uniâo.

 

El sistema de conservación en Riozinho da Liberdade funciona al estar poblado, y que de esa población sea de la que emane la conservación de la selva. Un uso respetuoso con el entorno es la clave. Sin esa protección interna sería mucho más difícil la custodia de la selva desde la gestión externa, desde Cruzeiro do Sul, cabecera comarcal. La reserva fomenta la conservación de los valores tradiciones de uso de la selva y basa su política en una conservación sociocultural. Por eso se puede decir que es una conservación socioambiental. El uso de la selva de forma tradicional es el que asegura la no destrucción del ecosistema, y del equilibrio entre geografía humana y geografía física. 

 

Parece una cuestión fácil, pero es todo lo contrario. Las presiones externas son grandes. Por un lado, no se permite el uso o extracción de nadie foráneo, lo que controla la deforestación y la calidad ambiental, pero por otro la tecnología y la información masiva pueden generar el deseo de los individuos de las comunidades la búsqueda de ciudades o lugares con aparentes mayores posibilidades económicas y producirse un proceso de despoblación grave.

 

Detalle de Coco, poblador ribereño de la comunidad de Força da Uniâo, alimentando a las gallinas que viven entre las casas de la comunidad.

 

En resumen, lo que se puede observar en las comunidades de la Reserva Riozinho da Liberdade es que estamos ante un sistema ecológico y social vivo y dinámico que tiende a la conservación de su sistema de vida y la extracción sostenible de los recursos naturales, lo que no obsta para que esté abierto a innovaciones que mejoren sus condiciones de vida (salud, escuela…). Es importante la capacidad de resistencia que tienen estas comunidades para defender un sistema de vida amenazado y que consideran valioso para el conjunto de la vida. Su vinculación a la naturaleza ha supuesto un modelo de sostenibilidad que hace que puedan acoger las necesarias innovaciones de mejora sin renunciar a su vinculación con la tierra.

 

 

Riozinho en el mundo

 

La interrelación de la selva como medio natural con las comunidades que constituyen el medio humano funciona de una forma sorprendente y contribuye a la conservación del patrimonio natural y sociocultural. La mayoría de sus moradores son favorables a la figura de la reserva, intervienen en los procesos participativos, y la influencia de su lucha fue determinante para la declaración de reservas en toda la región.

 

Este es un pequeño ejemplo en la infinidad de espacios naturales protegidos del mundo, elementos fundamentales para la conservación natural global. Mientras que el número de áreas protegidas aumenta, la situación ambiental del mundo empeora, pues la conservación ambiental se encuentra en un segundo plano. Espacios como estos son buenos ejemplos de conservación en “pequeños territorios”.

 

En Riozinho da Liberdade son las propias comunidades las que garantizan la conservación de la selva, proceso que tan difícil es en toda la región de la Amazonía. Ellos la protegen, la cuidan, y fueron los responsables de la declaración. Una población que lucha por su territorio, que le protege porque es su hogar, con gran arraigo hacia su medio, es la mejor fórmula para la conservación ambiental y sociocultural. El sistema ambiental y el sociocultural van de la mano y cada uno necesita del otro para desarrollarse.

 

El problema en muchas regiones es el tratamiento de la dimensión ambiental de una forma aislada en la política de conservación, sin contar con la geografía humana o con las mismas personas y sus usos del territorio. Lo cual es un error desde mi perspectiva de geógrafo. Esa debería ser la población que conserva el territorio. Un terreno inhabitado es muy difícil de controlar, de conservar.

 

Por otro lado, diferente defecto es la implantación de fronteras humanas, ficticias a los ecosistemas, a los sistemas naturales. En ellos, los procesos de la naturaleza no ocurren de forma aislada en los diferentes territorios, sino que todos estos, y sus respectivos flujos, están relacionados. Lo que pasa fuera de cada espacio protege influye directamente en él. No se podría sobrevivir con espacios protegidos y lo demás destruido. Este es un problema externo a los espacios naturales protegidos, ya que por muy bien que funcionen individualmente el sistema ambiental de la región puede fallar por lo que ocurre en otras zonas.

 

Es difícil implantar una valla artificial y dividir lo natural de lo urbano, ya que daría lugar a un territorio insostenible –zona urbana donde no se respetaría absolutamente nada– y zona natural protegida –normalmente sin población–. De nada sirve conservar un pequeño reducto si todo lo demás se está destruyendo, pues el territorio depende de sus todas partes y subsistemas para poder realizar los procesos necesarios para la vida.

 

La solución de ambas problemáticas es muy difícil, y lo peor, enfrenta muchos intereses diferentes, lo que dificulta aún más su resolución.

 

 

Coda

 

1. La figura de reserva extractivista, según la legislación ambiental y de áreas protegidas de Brasil, pretende hacer efectiva la salvaguarda de la biodiversidad y la naturaleza mediante el fomento de la conservación dentro y por las comunidades locales que la habitan, limitando la explotación y el uso externo, protegiendo así la selva y su sistema sociocultural asociado. La reserva conserva poblaciones para proteger la selva.

 

2. En concreto, la Reserva Extractivista de Riozinho da Liberdade tiene como objetivo apoyar y potenciar una forma de vida digna de los habitantes de las comunidades que viven en ella, compatibilizado este objetivo con la conservación de la naturaleza y evitando la desforestación y deterioro de la selva.

 

3. La conservación de Riozinho da Liberdade depende, pues, de sus pueblos habitantes y de la relación que éstos establecen con la selva y el territorio. Para que la conservación sea operativa, las relaciones entre pobladores y medio deben ser de respeto y de ayuda mutua, como se ha hecho hasta hoy.

 

4. Como pone de manifiesto este caso, la relación simbiótica entre ser humano y selva constituye la base de la conservación de los dos subsistemas, el social y el natural. Como se ha dicho, la gestión corre a cargo de la reserva, pero se fundamenta en la cosmovisión de la selva que tienen las comunidades, en su conocimiento tradicional de los ecosistemas y su aprovechamiento, y en la historia común, que genera un sentido de pertenencia y arraigo notable.

 

5. En ese sentido, resulta incompatible la conservación del medio sin una vida digna de los habitantes de las comunidades que pueblan el lugar y usan el territorio. Por esta razón la gestión de la reserva tiene como objetivo central los aspectos sociales y comunitarios, que se complementan e integran con los objetivos de conservación. 

 

6. Las comunidades que están asentadas en el territorio de la reserva se ganan la vida con el aprovechamiento de los recursos naturales de la selva. Han creado una especial vinculación con la tierra, lo que las ha convertido en valedoras de la sostenibilidad del territorio y su forma de vida. Han sido fundamentales en la conservación de la naturaleza y han contribuido de forma determinante a evitar la desforestación de esta zona de la Amazonia.

 

7. La representación del espacio y del tiempo en estas comunidades es diferente a la que expresa la cartografía convencional. Tiempo y espacio no son objetivos, siendo representados en mapas de una forma subjetiva, resultado de la experiencia del contacto con la selva, la cultura y la educación recibida. Por eso sus representaciones del territorio pueden explicar su cosmovisión de la selva y cómo entienden la conservación. 

 

8. Los mapas falados, generados a lo largo de nuestro trabajo por las comunidades, son representaciones del territorio cuyo método de elaboración es comunitario, lo que supone la plasmación de aquellas cuestiones importantes para la comunidad. Este proceso de elaboración genera un importante sentimiento comunitario, provoca que se reúnan las poblaciones y ayuda a generar debates para participar en la solución de los problemas de cada comunidad.

 

9. La información recogida en los mapas falados es muy importante desde el punto de vista de la organización del territorio. Se pueden analizar tanto las sociedades como el medio natural y su uso. La comparación es siempre subjetiva, pero se realizó apoyada en trabajo de campo. Además, esta cartografía comunitaria es utilitarista, es decir, se representan los usos del territorio principales, en la mayor parte de los casos según su importancia cualitativa.

 

 

 

 

Olmo Nieto Jiménez (Ávila, 1992) es geógrafo. Estudió Geografía y ordenación del territorio en la Universidad Autónoma de Madrid. Al terminar, hizo el máster en Gestión y conservación de la naturaleza (UCA). Recientemente finalizo el máster Espacios naturales protegidos, impartido por las Universidades Autónoma, Complutense y Alcalá.

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