Rita Patiño era una corredora rarámuri, amante del baile, el canto y las fiestas. Tenía conocimientos en herbolaria y llegó a trabajar como partera.
Un día, su caminata la llevó tan lejos de su comunidad que, sin darse cuenta, dejó muy atrás su natal Chihuahua. Como buena rarámuri (tarahumara), Rita cruzó a pie decenas de ríos, barrancas y montañas.
El Pueblo Rarámuri es un pueblo indígena que habita en el norte de México, y cuya forma de nombrarse significa corredores a pie. Sus raíces son: rara: pie y muri: correr.
Una noche de 1983, Rita fue encontrada cansada y con miedo en una iglesia en Kansas, un estado ubicado en pleno centro de Estados Unidos. Quienes la encontraron no la entendían y por su apariencia, comportamiento y forma de hablar determinaron que padecía una enfermedad mental.
Sin acceso a un intérprete, Rita fue enviada a un hospital psiquiátrico e inadecuadamente diagnosticada con esquizofrenia. Durante 12 años permaneció privada de su libertad, mal medicada y despojada de sus derechos.
Derechos mermados
“Hubo un desconocimiento total de la cultura de la que provenía Rita y una falta de personas expertas de salud mental que pudieran hacer las evaluaciones psiquiátricas pertinentes en su idioma”, indica Santiago Esteinou, director del documental “Mukí sopalírili aligué gawíchi nirúgame” (“La mujer de estrellas y montañas”), basado en la historia de Rita.
“Son muchas formas de vulnerabilidades y de exclusión en una sola persona”, destaca el cineasta, quien desde que conoció el caso de Rita en un libro sobre personas corredoras, quedó impactado. Esto lo inspiró a realizar la película, presentada en México en el marco del Día Internacional de la Lengua Materna (21 febrero), en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
“Los derechos lingüísticos, y en particular los de las personas con lenguas indígenas, están estrechamente ligados con los derechos humanos”, destaca Esteinou. Mientras las lenguas dominantes invisibilicen a otras poblaciones, agrega, se seguirán mermando los derechos de millones de personas en las escuelas, los hospitales, los trabajos, la justicia y otros espacios.
En cuanto al acceso a la justicia, en particular, existe una amplia brecha social para las personas hablantes de lenguas indígenas. La formación de intérpretes jurídicos es una necesidad urgente para garantizar este derecho a todas las personas.
Más educación para defender las lenguas
De acuerdo con el Atlas de las lenguas en peligro de la UNESCO, en el mundo aún existen casi 7000 lenguas vivas, de las cuales el 40% corren el riesgo de desaparecer.
Este riesgo es considerablemente mayor para las más de 4000 lenguas indígenas que resisten hoy en día, y que son especialmente vulnerables porque muchas de ellas no se enseñan en las escuelas ni se utilizan en espacios públicos.
Cada dos semanas en promedio, según la UNESCO, desaparece una lengua, llevándose con ello un patrimonio cultural e intelectual de conocimientos ancestrales y despojando de sus derechos humanos más fundamentales a millones de personas.
El Día Internacional de la Lengua Materna se celebra desde el 2000. Este año se conmemora en el marco del Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas (2022-2032) bajo el lema Educación multilingüe: un pilar del aprendizaje intergeneracional, enfocado en la importancia de la diversidad cultural y lingüística para lograr sociedades sostenibles en pro de la Agenda 2030.
En la actualidad, la UNESCO estima que 250 millones de niñas, niños y personas jóvenes siguen sin asistir a la escuela y 763 millones de personas adultas no dominan las competencias básicas de lectura y escritura. La educación desde una perspectiva intercultural y que promueva la lengua materna apoya el aprendizaje, la alfabetización y la adquisición de idiomas adicionales a los preponderantes.
“Aunado a la urgente necesidad de conservar, revitalizar y promover las lenguas indígenas, es importante seguir impulsando en el día a día de la sociedad mexicana a la interculturalidad y el multilingüismo como habilitadores de otros derechos humanos de los hablantes de lenguas indígenas, como el acceso a justicia, a salud, a educación o a la identidad, entre otros”, destaca la oficial nacional de Comunicación e Información de la UNESCO en México, Viridiana García.
¡No más! Recordemos a Rita en las estrellas para no repetirlo
Tras 12 años en el psiquiátrico y gracias a un equipo legal que la auxilió, Rita pudo volver a la Sierra Tarahumara en 1996. Todo parecía alegría con su libertad, pero los abusos y el maltrato no terminaron. Rita vivió los últimos años de su vida con graves secuelas causadas por las medicinas mal prescritas.
De acuerdo con el documental de Santiago Esteinou, Rita nunca tuvo acceso real a la millonaria indemnización de la que había sido acreedora por la privación de su libertad en Kansas.
Su verdadera cuidadora, su sobrina Juanita, apenas recibió algunos dólares durante un tiempo, pero nunca supo el monto real al que tenía derecho. Con muy pocos recursos y en medio de complejas condiciones familiares y sociales, Juanita se hizo cargo de ella hasta su muerte, en 2018, cuando Rita se convirtió en una estrella.
Desde la cosmovisión del pueblo rarámuri, las estrellas juegan un rol clave. La comunidad tarahumara cree que provienen de ellas y que, al morir una persona, ésta se transforma en una estrella. Desde ahí nos ayudan, pero también pueden ver lo que hacemos y decimos, aseguran.
De ahí el nombre de la película. Y de ahí la idea de recordar a Rita no solo en las estrellas, sino con acciones concretas que preserven y promuevan principalmente las lenguas indígenas. La historia de Rita recuerda la importancia de garantizar el acceso a derechos y servicios basados en el reconocimiento de la diversidad cultural, neurológica y lingüística de todas las personas.