Una vez aceptado el hecho de estar dentro, la monotonía de los días debe ser una de las cosas que peor se llevan. El mismo espacio, la misma rutina, el mismo horario, las mismas caras día tras día, año tras año. Rubén R., recluso en el Centro Penitenciario A Lama, en Pontevedra, sabe cómo es la vida en la cárcel: “En algún sitio leí que nosotros escribimos nuestro destino y que somos lo que hacemos. Lo que hice me trajo aquí y por la misma norma, lo que haga ahora determinará mi futuro. Puedo resignarme y esperar que el tiempo pase sin más. O puedo evitar que mi vida se detenga y seguir creciendo como persona, madurando como ser racional. No es fácil. Nadie dijo que lo fuera. Es todo un reto. Voluntad. Quizás esta sea la prueba más difícil de mi vida. Una prueba de paciencia, de habilidad, de tolerancia y de autoestima”(1). Cada día, Rubén se “escapa” de su destino y se pierde entre las páginas de un libro o por la ventana de la televisión. Cualquier excusa es buena para “salir” de allí un rato, aunque sea sin abandonar el recinto, “abro un libro y me voy a través de él hacia lugares que habitan en mi cabeza, cuando vuelva habrá pasado otra tarde, habrá pasado otro día en prisión, parecido al de ayer y al de mañana”(2).
De centros penitenciarios, de rutina, de esperanza, de futuro, de arrepentimiento, de reincidir, de reinsertarse saben mucho los componentes de Garaje Jack, un grupo madrileño de rock que ha estado «dentro». Sus estancias son cortas; lo que dura un concierto, pero llevan cuatro años entrando y saliendo. Para Jorge Galaso, bajista de Garaje Jack, son conciertos especiales: “Empiezas a tocar a las 5 de la tarde durante una hora y cuarto, ante un público que está obligado a permanecer sentado. Vienen de estar siempre tristes y es más fácil arrancarles una sonrisa”.
Desde que Caja Madrid, a través de la Obra Social, e Instituciones Penitenciarias los fichó para hacer la gira por las cárceles madrileñas, nunca han fallado y han aprendido a compartir un tiempo y un espacio con personas que han cometido algún delito. “Sabemos lo que han hecho algunos de los reclusos. En nuestro primer concierto estaba De Juana Chaos entre el público… Ha sido difícil asimilar que estamos haciendo un trabajo y no estamos ahí para juzgar a nadie”.
Salieron de un bar de Malasaña hace varios años para subirse a un escenario. Han grabado dos discos, han participado en “Bajo la corteza”, un disco homenaje a Leño, y está a punto de salir a la venta su tercer trabajo titulado “Todo eran canciones”. Lo presentarán en directo el próximo día 26 de noviembre en la sala Orange Café de Madrid. Quienes estéis allí ese día disfrutando del concierto, de las copas y de los amigos, pensad por un momento que tenéis delante a un grupo de personas que cada año acuden, puntuales a su cita, para intentar sacar de la rutina y llevar unas horas de libertad a quines la han perdido y esperan, algún día, recuperarla.
@Estivigon
(1) y (2): Fragmentos del relato de Rubén R. titulado “Un día en prisión”, ganador del Primer Certamen de Narrativa “Nelson Mandela”, que ha puesto en marcha el Equipo de Gestión y la Comisión de Cultura del Módulo 6 del Centro Penitenciario de A Lama en Pontevedra.