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Rousseff reelegida: Segunda oportunidad para el cambio

 

Artículo escrito por Teresa Vallejo.

Es domingo. 26 de octubre. Las calles de Brasil suspiran el recuerdo del mundial. Ya no hay ni colores ni banderas; sí carteles con propuestas, caras de candidatos, ambiente electoral. 146 millones de brasileños tienen una cita; esta vez no en Maracaná. El gol, ahora, se mete en las urnas. Unas elecciones reñidas que han vuelto a poner el futuro del país en manos de Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT). La reelegida mandataria obtuvo el 51,64% de los votos, frente 48,36% del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, liderado por Aécio Neves. ¿A qué se enfrenta la reelegida mandataria?

 

1.- ¿Quién es Dilma Rousseff?

 

El carácter de Dilma está marcado por su pasado, un pasado del que se muestra orgullosa y del que se hablado durante la campaña electoral.

 

En 1964, Brasil fue testigo de un golpe de estado contra el presidente João Goulart (Partido Trabalhista Brasileiro). Y fue a partir de entonces que el futuro político de Dilma comenzó a escribirse, mostrando una clara resistencia contra la dictadura militar.

 

Su militancia en la Organización Revolucionaria Marxista Política Obrera, fue la causante de su detención y tortura, con tan sólo 23 años.

 

En los años 80, la democracia comenzó a abrirse paso en Brasil. Así, Dilma comenzó su andadura política en el Partido Democrático Laborista. Junto con Leonel Brizola, obtuvo el cargo de secretaria de Minas y Energía en los años 90.

 

En 2001, ingresó en el Partido de los Trabajadores, con Lula da Silva a la cabeza. En 2002, tras ganar las elecciones, da Silva otorgó el ministerio de Minas y Energía a Rousseff.

 

En 2011, se convertía en la primera mujer en llegar a la presidencia de Brasil. Condecoración con la que previsiblemente llegará hasta 2018.

 

Dilma ha sido apodada por algunos medios de comunicación como “la Dama de hierro” dado su marcado carácter. Sin embargo, puede constatarse la falta de carisma y de liderazgo de su predecesor, Lula da Silva.

 

2.- ¿Qué pretende cambiar en Brasil?

 

La reelección de Dilma se traduce en la continuidad del Partido de los Trabajadores en Brasil, sexta mayor economía del mundo por PIB.

 

Sin embargo, el país encierra en su interior grandes desigualdades. Los estados más pobres, los del norte, mostraron su apoyo a Dilma, mientras que los estados del sur, fervientes en recursos e industria, dieron su voto a Neves.

 

Pero no. No se trata simplemente de diferencias sociales. Dilma se enfrenta a un país dividido que pide ser reconstruido; a unas reformas que exigen ser puestas en marcha. Así, en su primer discurso tras la victoria, la presidente aseguró que su gobierno va a basarse en el diálogo con el resto de partidos del parlamento.

 

Entre las reformas que pretende llevar a cabo destacan: la mejora de los servicios públicos; relanzar el crecimiento económico, para asegurar el empleo y el nivel de los salarios; reforma política y lucha contra la corrupción.

 

Unas reformas que deben llegar de igual manera a todos los ciudadanos del país, o por lo menos, eso es lo que se espera.

 

3.- Dilma, ¿tras la corrupción?

 

A lo que también tendrá que enfrentarse la presidenta es a dos casos de corrupción vinculados con el Partido de los Trabajadores (PT).

 

El primero de ellos el “Mensalão”, una trama de corrupción basada en la compra de votos en el Congreso –entre 2002 y 2005- y que implicó a 25 miembros del PT. La trama funcionaba a través de un publicista dueño de varias empresas que logró contratos para realizar campañas del Gobierno.

 

El segundo, el desvío de fondos de la petrolera estatal Petrobras, financiando presuntamente la campaña electoral del PT de 2010. Ante tal hecho, Dilma destituyó a algunos ministros que podrían estar involucrados.

 

4.- ¿A qué desafíos se enfrenta?

 

No fue casualidad el estrecho margen de votos que separó a Dilma de su oponente. Los brasileños mandaron un contundente mensaje a la presidenta: Brasil necesita un cambio.

 

De Dilma depende no sólo la proyección a nivel internacional de Brasil –su impulso en Latinoamérica- sino también el bienestar de la sociedad brasileña.

 

Su legitimidad va a depender de las relaciones que establezca con el resto de grupos políticos. De ahí el énfasis mostrado en su primer discurso tras conocer los resultados: “diálogo”.

 

El primer reto al que se enfrenta Rousseff en estos nuevos cuatro años de legislatura es económico: relanzar la economía del país poniendo en orden las finanzas públicas. Dilma tiene que acabar con las desigualdades sociales, acabar con la pobreza y modernizar el país.

 

Por otro lado, tendrá que reunir de nuevo al país, más polarizado que nunca. La campaña electoral puso de manifiesto las diferencias latentes en la sociedad.

 

@twTeresaV

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