Home Mientras tanto Se acabó lo que se daba… y se dio bien ...

Se acabó lo que se daba… y se dio bien 17-07-2010

Este es un país en el que los niños juegan al fútbol, en los partidos oficiales, descalzos, sin botas ni zapatillas. Por una cuestión de igualdad: como no todos tienen, pues todos descalzos.

La primera vez que vi uno, viéndoles jugar en un campo de tierra (y piedras) y con lo dura que está la pelota se me encogían los pies y el corazón. Luego he visto que es lo normal por las fotos que todos los días traen los periódicos de campeonatos entre colegios (en la capital también), regionales, etc.

 

 

En un campeonato que organizó mi empresa el año pasado entre escuelas de la provincia. Estos fueron los que ganaron

 

La verdad es que cuesta pensar que pueda salir ningún Messi de entre ellos cuando las condiciones para lo que, como mucho, pueden dar es el patadón parriba y achicar balones, que los espacios son amplios.

En cualquier caso es el deporte nacional y, de lejos, el más practicado por no decir el único.

Aunque la Liga Nacional de Fútbol se sigue con escaso interés, por no decir una casi nula asistencia a los estadios, porque para qué pagar por algo de una más que discutible calidad e interés si se pueden ver mejores partidos por la TV, me refiero a las ligas europeas, que se conocen a la perfección. Y tampoco la Selección Nacional Burkinesa (les etalons, los sementales) les da grandes satisfacciones, porque casi siempre pierde.

 

       

 

La prensa local recogiendo el triunfo de La Roja

 

Pero han seguido con muchísimo interés la Copa del Mundo, sobre todo mientras ha habido equipos africanos negros en competición (Argelia no cuenta).

La eliminación de Camerún, con el idolatrado Eto’o; y de Costa de Marfil, con Drogba como 2º más admirado, fue un palo para la gente. Porque de África del Sur, entre que está más lejos y no tiene ninguna figura en la que fijarse, les parecía más normal.

Pero el verdadero drama fue la eliminación, injusta, de Ghana.

Ese penalty fallado en el último segundo por Gyan, o peor aún las manos de ese blanco que tuvieron como premio la clasificación de Uruguay es algo que les cuesta quitarse de la cabeza.

Es una cuestión de orgullo de raza oprimida y expoliada que cualquier cosa que sea negra y destaque les parece lo más: de lo bueno, lo mejor. Como la devoción que sienten por Barak Obama, por más que les expliques que, en lo que a ellos concierne, no hay tantas diferencias en política exterior con sus predecesores.

 

La bandera que mandé hacer deprisa y corriendo (no hubo manera de que pudieran bordar el escudo) a la entrada de mi casa

 

Por mi parte creo que el wack que me hice para solucionar mis problemas no era para mí, sino para la Selección Española, por lo que voy a escribir de inmediato al Mº de Cultura solicitando una subvención y un trabajo de asesor para mí y para Salmán, mi brujo.

Porque a mí el wack no me ha funcionado, pero a la Selección, sí. Y aunque yo se lo dije en broma (soy egoísta y pensé en lo mío primero) puede que Salmán entendiera que era lo verdaderamente importante.

En todo caso tengo dotes adivinatorias, como el pulpo Paul, porque después de 16 meses negándome a tener TV, se me hizo la luz y me dije (a veces no tiene uno con quien hablar que esté tan de acuerdo contigo): “cómprate una TV, que lo mismo este año es histórico…”. Y ni siquiera me respondí, vamos que ni una pequeña polémica, me planté en Ouaga y me compre la primera que vi.

 

España acaba de marcar la diferencia, o un gol, ya no me acuerdo qué fue…

 

En casa he visto casi todos los partidos y, por supuesto, todos los de La Roja, éstos siempre acompañado. Normalmente con las personas que trabajan conmigo, unos médicos cubanos y personas que estudiaron en Cuba en la época de Sankara y hablan español.

Y a la final invité a todo el mundo con quien tengo relación amistosa. Encargué una bandera grande y monté una fiesta post partido. Ganara o perdiera España. Curiosamente los tres blancos (un sueco, Johan y dos belgas, Sara y Tessa) eran los únicos que iban con Holanda, porque mis amigos burkineses eran más hinchas de La Roja que yo mismo.

 

Y comenzó la fiesta y el baile… porque podríamos ganar o perder, pero baile no iba a faltar…

 

Gritos de ‘Dieu, merçi’ (Gracias a Dios) cuando fallaban los holandeses o celebraciones fallidas de goles españoles cuando el balón sólo había golpeado por fuera de la red con gritos de ‘Dieu est grand’ (Dios es grande).

Al final sólo fue grande el dios de los españoles, pero lo celebramos a lo grande, como Dios.

 

Pensé en tirarme a la piscina, pero me dio miedo hacer de flautista de Hamelin y que se animara alguno más y a ver cómo los saco, que aquí nadie sabe nadar, ni siquiera los médicos cubanos, que tiene más delito.

Así que vista la entrega de trofeos salimos al patio a continuar la fiesta.

Algunos habían venido con camisetas de equipos españoles (Real Madrid y Atlético de Madrid, ésta regalo mío) y varios en cómodo y elegante chandal, supongo que pensarían que era lo adecuado para una fiesta con trasfondo deportivo. Me pareció un detalle de querer agradar y estar a la altura del evento.

 

…ni comida y bebida, que va uno a las fiestas no sólo a bailar, digo yo

 

1 cordero, 25 pollos, 100 brochetas, patatas fritas, palomitas de maíz, crevettes chinas, ensalada, aceitunas, galletitas… y un montón de bebidas. Y todo se acabó, porque lo que queda siempre se lo llevan los últimos en bolsas a sus casas. Que no hay que tirar nada.

Y, por supuesto, aquí una fiesta sin su DJ atronador y sin baile ni es fiesta ni es na. Hasta yo , que ya no consigo despegar los pies del suelo, estuve bailando.

 

Con lo que yo he sido para esto de las danzas frenéticas y fijaos qué pinta tan estreñida… El ‘Blanco’ es Johan, el sueco, habla algo de español que estuvo de Erasmus en Valencia

 

¡Ah! ¡Si me hubieran visto hasta hace pocos años en que me tiraba de rodillas, deslizándome por el suelo como los buenos rockeros…!

Pero aquí el suelo no lo permite, no hay tarimas enceradas y mi traumatólogo me lo desaconsejó totalmente al ver las radiografías de mis rodillas hinchadas y amoratadas (pequeñas esquirlas en una de ellas), la última vez que lo hice. Me cuesta contaros la expresión de estupor de su cara, pero sus palabras exactas fueron, ‘usted está completamente loco…’.

 

    

Como aquí no hay canguros (eso es otro continente), me dejaron los niños para que los pusiera en las camas, pero a éstos los dejaron en el suelo del salón, sin decirme nada

 

La fiesta acabó pronto y acabó bien: todos contentos, salvo los otros blancos.

Miraré el calendario de eventos deportivos españoles (la Copa Davis creo que este año no toca) para montar otra. Aunque no lo creáis es porque me encanta ver lo bien que se lo pasan con una pequeña fiesta como esta.

 

Algunos españoles que lo celebraron en la capital. La del traje de faralaes es Janet, un encanto de amiga, simpática como ella sola y asturiana, como Villa, pero más guapa

 

(Por cierto si alguien de la Federación Española de Fútbol o el Mº de Cultura lee esto, decirles que tengo guardadas las facturas por si lo puedo ya incluir como gastos de representación de nuestra futura y provechosa colaboración)

 

 

GALERÍA DE RETRATOS DE JAVIER NAVAS


Salir de la versión móvil