Nota: Versos escritos en la noche del 21 de febrero, cuando mi corazón temblaba de sentimientos tristes ante el comportamiento de una humanidad que no ha aprendido aún a respetarse ni respetar. Por un mundo que evolucione hacia el amor y la concordia de todas las especies de nuestra casa. No a la guerra, no a la violencia, no al odio… SÍ AL AMOR.
Luces calladas
contemplan la noche
y el viento sonoro
retumba en los oídos
de caras amargas.
Aire de pólvora,
gritos que cierran
los ojos cansados,
niños que lloran
y truenos lejanos
que truncan vidas
cada mañana
Flores marchitas,
fuego que arrasa
senderos abiertos,
caminos llanos
y rumbos inciertos.
Suena el tambor
con ganas de guerra,
botas que aplastan
corazones heridos,
sangre y dolor,
banderas huracanadas
con fuertes mástiles
de pura ambición.
¿Dónde está la evolución?
¿Dónde las canciones
de amor?
¿Dónde poder llorar
por un mundo mejor?
Se agota el tiempo.
Las voces de cristal
se rompen escondidas
tras el muro de la libertad.
Te hundiste
en el túnel del olvido,
angustiado,
sin voz ni aliento,
sin ganas de sentir
la luz que refleja
la felicidad.
La paz.
Que simple palabra
y cuantas veces
mancillada,
Tan sencillo
como amar
y tan fácil
como odiar.
No sabemos caminar
sin que la violencia
nos siga como una sombra
en nuestro despertar.
Ya llora la luna,
y las estrellas cansadas
se ocultan
en el manto de la noche,
en la oscuridad
de nuestra mente,
y en el silencio
de la muerte