Cada uno decide en cual corazón suicidarse. Lo primero que hizo Amanda cuando se despertó fue mirar el rostro de Jorge. A través de las delgadas láminas de la persiana americana entraba la luz. El rostro de su hombre era cerrado y estrecho. Amanda le dio un beso y se levantó en pijama corta, muy corta. Fue descalza hasta el baño. Enjuagó su cara y se miró en el espejo. Caminó hasta la mesita de noche y arrastró el celular. Volvió al baño y cerró con seguro. Enfocó una selfie contra el espejo y chequeó la foto. Se quitó el pijama. Se hizo de lado y practicó un quiebre de cintura y una cara coqueta y luminosa. Salir ileso de una relación está al alcance de muy pocos hijos de puta. Entró a su chat, buscó por la M y adjuntó la foto con un: “buenos días”. Luego borró el chat, las fotos y apagó su señal de internet para volver a la cama. Qué fácil es caer en la tentación cuando alguien te empuja. Cuando abrazó a Jorge y sintió su olor natural, cerró los ojos y respiró con hondura. Cada uno decide en cual corazón suicidarse.