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Sin mujeres, no hay Quijote

La actriz Lourdes Ávila interpretando el papel de Teresa Panza en la obra del mismo nombre de Brígido A. Redondo. Fuente: tribunacampeche.com

Macu: Buenas tardes… Podríamos empezar este encuentro con un poco de humor manchego… por ejemplo como en la escena esa de Amanece que no es poco, cuando Cijes y su hijo, Resines, llegan a una casa del pueblo a pedir posada y le dicen a las dos hermanas que viven allí que muy buenas noches, y que querrían hablar un rato de Dostoyevski…

Julián: El humor manchego está bien… Pero ¿vamos a empezar este homenaje a Cervantes en el día del libro y aniversario de su muerte hablando de Dostoyevski? ¿Un ruso? ¿De verdad?… ¡Es absurdo!… No me parece muy puesto en razón… y menos en tierras de Valladolid… Le recuerdo a usted que aquí vivió don Miguel… y no me refiero a Delibes, que también… ¡sino el mismísimo don Miguel de Cervantes Saavedra!

Macu: Bueno hombre… No hace falta enfadarse… Venga… Empecemos de nuevo: Muy buenas tardes amigos… ¿Qué les parece que hablemos un rato de Cervantes?

Julian: ¡Ahhh ¡Muy bien!… Esto ya me parece mucho mejor… Empecemos entonces…

Macu: Pues… Como ya he dicho antes, que muy buenas tardes a todos y que querría yo hablar un poco del libro más famoso de Cervantes… pero mirándolo de otra manera… Mirando a sus mujeres… a las mujeres del Quijote quiero decir…

Julián: ¿A las mujeres del Quijote?…  ¿Y eso por qué?

Macu: Pues porque en las pocas celebraciones que hubo en el IV Centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote y en las poquísimas que hubo por el IV Centenario de la muerte de don Miguel, nunca han salido a relucir… y yo creo que esas mujeres son importantes… relucen mucho… más que mucho, relucen muchísimo…

Julián: Sin duda, las mujeres relucen porque son la luz del mundo… Sobre todo la señora de mis pensamientos, ¡la sin par Dulcinea del Toboso!

 

(Se pone de pie… Todos los personajes se ponen de pie cuando leen textos cervantinos).

 

Julián/Don Quijote: ¡Todo el mundo se tenga, si todo el mundo no confiesa que no hay en el mundo todo doncella más hermosa que la emperatriz de la Mancha, la sin par Dulcinea del Toboso!

Macu: Cuando le posee a usted don Quijote me deja pasmada… Avíseme antes siempre que vaya a pasarle, no me vaya a dar un desmayo…

Julián: Disculpe… es que yo, si abrimos este libro, me identifico enseguida y me posee el personaje… pero no creo que usted se desmaye… las mujeres quijotescas no se desmayan nunca… Y usted parece un poco quijotesca…

Macu: Por supuesto que no… Se lo digo yo que soy gran admiradora de todas… Y le voy a decir más… le diré… Yo diría que no solo no se desmayan, sino que… ¡sin mujeres no hay Quijote! No puede haberlo… Ni Quijote, ni Sancho, ni libro famoso, ni nada de nada…

Julián: Eso, amiga mía, va a tener que probarlo… Que yo no digo que no sea verdad… Pudiera ser… Pero las verdades que se sostienen de forma tan impulsiva es menester probarlas… No basta afirmar, hay que argumentar… con la letra, con el libro delante, con la espada, o como prefiera mi señora… Pero siempre tendrá que sazonar la especie con la razón… Poner la cosa en sazón, en una palabra.

Macu: Pues me pongo manos a la obra y a ello me lanzo… Y que mi señor don Miguel me ayude…

Julián: Y yo, su criatura, don Quijote, con todos los Quijotes que estamos aquí, la acompaño… Que si convence ni yo ni mi espada permitiremos que ningún malandrín se oponga… Pero dígame, amiga o enemiga, que aun no sé… ¿cómo piensa convencernos?… Porque aquí no vale simplemente decir Me too…

Macu: Iré nombrando a mujeres que aparecen en el libro, las traeré aquí en persona, que para eso nos acompañan estupendas actrices lectoras, y luego me dice usted su parecer… ¿le parece bien?

Julián: Me parece bien siempre que admita de comienzo que…

Macu: Ya sé, ya sé lo que me va a decir…

Julián: …“que no hay en el mundo todo doncella más hermosa que la emperatriz de la Mancha, la sin par Dulcinea del Toboso”.

Macu: ¡Lo sabía!

José/Don Quijote: … y donde no, conmigo sois en batalla, gente descomunal y soberbia; que ahora vengáis uno a uno, como pide la orden de caballería, ora todos juntos, como es costumbre y mala usanza de los de vuestra ralea, aquí os aguardo y espero, confiado en la razón que de mi parte tengo. (4, I)

Macu: Pero… Pero… Pero… amigo Julián, estamos rodeados de Quijotes, y te dije que me avisaras si a alguno os poseía…

Julián: Lo siento amiga… con cosas de encantamientos que no se pueden prever… Siga adelante y no se atreva a contradecirnos respecto a Dulcinea…

Macu: Bueno… Todo el mundo sabe que Dulcinea es sin duda la más hermosa… pero en realidad… (susurrando) de ti para mí… ¡Dulcinea no es nadie!… ¡No sale en el libro!… No e-x-i-s-t-e.

Julián: No será nadie… Pero para don Quijote lo es todo… Y también para mí…

Macu: De acuerdo pues… Venga. Descríbanosla, si os place, señor caballero don Quijote…

José/Don Quijote: Yo no podré afirmar si la dulce mi enemiga gusta o no, de que el mundo sepa que yo la sirvo; sólo sé decir, respondiendo a lo que con tanto comedimiento se me pide, que su nombre es Dulcinea; su patria, el Toboso, un lugar de La Mancha; su calidad, por lo menos, ha de ser de princesa, pues es reina y señora mía; su hermosura, sobrehumana, pues en ella se vienen a hacer verdaderos todos los imposibles y quiméricos atributos de belleza que los poetas dan a sus damas: Que sus cabellos son oro…

Araceli: … que sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del cielo…

Edith: … sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas…

Lara: … sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello…

Luisa: … alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su blancura nieve…

Julián/Don Quijote: … su blancura nieve y las partes que a la vista humana encubrió la honestidad son tales, según yo pienso y entiendo, que sólo la discreta consideración puede encarecerlas y no compararlas. (13, I)

Macu: Les veo a ustedes entregados… enamorados… ¡Dulcinea lo es todo! ¡Cierto! Ninguno en este libro, ni don Quijote, ni Sancho, caminarían por La Mancha, o por el mundo, que viene a ser lo mismo, si no existiera Dulcinea… Ella es todas las mujeres…

José: ¡No! Ella es emperatriz y no la hay igual en todo lo redondo de la tierra…

José/Don Quijote: “Soberana y alta señora:

El ferido de punta de ausencia y el llagado de las telas del corazón, dulcísima Dulcinea del Toboso, te envía la salud que él no tiene.

Si tu fermosura me desprecia, si tu valor no es mi pro, si tus desdenes son en mi afincamiento, maguer que yo sea asaz de sufrido, mal podré sostenerme en esta cuita, que, además de ser fuerte, es muy duradera.

Mi buen escudero Sancho te dará entera relación, ¡oh bella ingrata, amada enemiga mía!, del modo que por su causa quedo… Si gustases de acorrerme, tuyo soy; y si no, haz lo que te viniere en gusto; que con acabar mi vida habré satisfecho a tu crueldad y a mi deseo.

Tuyo hasta la muerte,

El caballero de la Triste Figura”. (25, I)

Macu: Qué lástima que la pobre emperatriz nunca recibiera esa carta… por lo que ya sabemos…

Carlos: Lo siento, se me perdió…

Macu: No… si no es por eso, es que (susurrando) la destinataria no existía…

Julián: Quite, quite… Esa carta podría haberla recibido perfectamente si Sancho no la hubiera perdido, lo primero… Y lo segundo, porque en realidad es una mujer singular que existió… porque una vez, un vecino de un lugar sin nombre que podamos recordar, llamado Alonso Quijano, que era yo antes de ser loco y caballero como ahora soy cada vez que leo este libro, vio a una tal Aldonza Lorenzo en el Toboso y quedó sutilmente enamorado…

Carlos/Sancho: ¡Ta, ta! (dijo Sancho), ¿qué la hija de Lorenzo Corchuelo es la señora Dulcinea del Toboso, llamada por otro nombre Aldonza Lorenzo?

José/Don Quijote: Esa es (dijo don Quijote), y es la que merece ser señora de todo el Universo.

Carlos/Sancho: Bien la conozco (dijo Sancho), y sé decir que tira tan bien una barra como el más forzudo zagal de todo el pueblo. ¡Vive el Dador, que es la moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho, y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante, o por andar, que la tuviere por señora! ¡Oh hideputa, qué rejo tiene, y qué voz! Sé decir que se puso un día encima del campanario de la aldea a llamar unos zagales suyos que andaban en un barbecho de su padre, y aunque estaban de allí más de media legua, así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre. Y lo mejor que tiene es que no es nada melindrosa, porque tiene mucho de cortesana: con todos se burla y de todo hace mueca y donaire. (25, I)

Macu: No sé yo si esto que hizo don Miguel de tomar como soporte carnal para Dulcinea a una aldeana rústica y gritona es muy elegante… Pero resulta eficaz… y quizá sirva muy bien para ilustrar sobre lo alejados que están los ideales y la realidad…

Julián: Sobre la creación de Dulcinea hay una explicación magistral en el libro que da muchas pistas… se la da el propio Don Quijote a Sancho… escuche:

José/ Don Quijote: Has de saber que una viuda hermosa, moza, libre y rica, y, sobre todo, desenfadada, se enamoró de un mozo motilón, rollizo y de buen tomo; alcanzólo a saber su mayor, y un día dijo a la buena viuda, por vía de fraternal reprehensión:

Julián/Mayor: “Maravillado estoy, señora, y no sin mucha causa, de que una mujer tan principal, tan hermosa y tan rica como vuestra merced, se haya enamorado de un hombre tan soez, tan bajo y tan idiota como fulano, habiendo en esta casa tantos maestros, tantos presentados y tantos teólogos, en quien vuestra merced pudiera escoger como entre peras, y decir: “Este quiero, aquéste no quiero”.

José/Don Quijote: Más ella le respondió, con mucho donaire y desenvoltura:

 

(La viuda hermosa se pone en jarras).

 

Luisa: “Vuestra merced, señor mío, está muy engañado, y piensa muy a lo antiguo si piensa que yo he escogido mal en fulano por idiota que le parece; pues para lo que yo le quiero, tanta filosofía sabe, y más, que Aristóteles”…

José/Don Quijote: Así que, Sancho, por lo que yo quiero a Dulcinea del Toboso, tanto vale como la más alta princesa de la tierra. (25, I)

Macu: Hay que ver… Qué lejos pueden llevar los suspiros por Dulcinea, nunca rematados en besos con Aldonza… ¡Ay!… Dulcinea del Toboso… ¡Cierto que existes!  ¡La de dulces de membrillo que llevan tu nombre!

Julián: Y la de quesos, y hoteles, y restaurantes y qué sé yo… ¡Millonaria sería hoy mi dama sin par sólo cobrando royaltis por derechos de imagen y uso de su marca!

Macu: Si le parece, después de estos excesos, quizá podríamos hablar ya de mujeres en términos más realistas ¿no cree?

Julián: Bien… aunque nunca hay exceso en la belleza… Pero… Sea…

Macu: Vale. Pues nos vamos a situar en la segunda parte del Quijote… Estamos en los primeros capítulos y… ¿quién es la primera mujer que aparece?

Julián: Yo creo que es Teresa… Si, Teresa Panza, la mujer de mi amigo Sancho… Muy viva por cierto esta Teresa… Aleccionó a mi escudero muy hábilmente para que me exigiera mayor salario en la segunda parte…

Macu: Lo hizo… Eso y muchas más cosas. Todo el mundo sabe que Teresa es el motor de la vida de su marido… y eso que don Miguel, en la primera parte, no le echa muchas cuentas al personaje y hasta le cambia el nombre un par de veces: que si Marigutiérrez, que si Juana Gutiérrez… hasta que por fin la llama Teresa…

Carlos: Pero siempre es la mujer de Panza… Y yo siempre estoy suspirando por mi Teresa… se llame como se llame… Lo digo para que conste, no vaya a ser…

Julián: Por cierto… que siempre la imaginas trabajando cuando no estás con ella, amigo Sancho… Muy curioso…

Macu: Si. Muy curioso. El caso es que en la segunda parte Teresa se hace inmensa como personaje, así es que no hay más remedio que describirla… Escucha cómo lo narra don Miguel…

Luisa: … salió Teresa Panza (…) hilando un poco de estopa, con una saya parda. Parecía según era de corta, que se la habían cortado por vergonzoso lugar; con un corpezuelo así mismo pardo y una camisa de pechos. No era muy vieja, aunque mostraba pasar de los cuarenta, pero fuerte y tiesa, nervuda y avellanada… (50, II)

Macu: Nervuda y avellanada… Me gusta… Quizá tiene el cutis color tostado… Es una labradora y ama de casa manchega, seguro que el aire libre le da ese color…

Julián: También puede ser que tenga hermosas redondeces de avellana… Tengo que reconocer que su marido Sancho siempre la evoca con cariño, además de imaginarla trabajando… Hummm… Aunque no siempre… También le sale alguna queja…

Carlos/Sancho: No es muy mala, pero no es muy buena; a lo menos no es tan buena como yo quisiera …/… No nos debemos nada; que también ella dice mal de mí cuando se le antoja, especialmente cuando está celosa, que entonces súfrala el mesmo Satanás. (22, II)

Macu: Yo creo que lo mejor sería escucharla a ella… Por ejemplo, en este momento… Sancho acaba de anunciar a su mujer que don Quijote le ha empleado otra vez como escudero, y que, aunque le apena muchísimo irse de su lado se va a ir a rodear el mundo porque le trae mucha cuenta…

Edith/Teresa: Bien creo yo, marido, que los escuderos andantes no comen el pan de balde; y así, quedaré rogando a Nuestro Señor os saque presto de tanta mala ventura.

Carlos/Sancho: Yo os digo, mujer, que si no pensase antes de mucho tiempo verme gobernador de una ínsula aquí me caería muerto.

Edith/Teresa: Eso no, marido mío, viva la gallina, aunque sea con su pepita: vivid vos y llévese el diablo cuantos gobiernos hay en el mundo; sin gobierno salistes del vientre de vuestra madre, sin gobierno habéis vivido hasta ahora, y sin gobierno os iréis, o os llevarán a la sepultura cuando Dios fuere servido…/… Pero mirad, Sancho: Si por ventura os viéredes con algún gobierno, no os olvidéis de mí y de vuestros hijos. Advertid que Sanchico tiene ya quince años cabales, y es razón que vaya a la escuela, si es que su tío el abad le ha de dejar hecho de la Iglesia. Mirad también que Mari Sancha, vuestra hija, no se morirá si la casamos; que me va dando barruntos que desea tanto tener marido como vos deseáis veros con gobierno; y, en fin, en fin, mejor parece la hija mal casada que bien abarra-ganada.

Carlos/Sancho: A buena fe, que si Dios me llega a tener algo que dé gobierno, que tengo de casar, mujer mía, a Mari Sancha, tan altamente, que no la alcancen sino con llamarla señora.

Edith/Teresa: Eso no, Sancho; casadla con su igual, que es lo más acertado; que si de los zuecos la sacáis a chapines, y de saya parda de catorceno a verdugado y saboyanas de seda, y de una Marica y un a una doña tal y señoría, no se ha de hallar la mochacha, y a cada paso ha de caer en mil faltas, descubriendo la hilaza de su tela basta y grosera.

Carlos/Sancho: Calla boba; que todo será usarlo dos o tres años; que después le vendrá el señorío y la gravedad como de molde; y cuando no ¿qué importa? Séase ella señoría, y venga lo que viniere.

Edith/Teresa: Medíos, Sancho, con vuestro estado; no os queráis alzar a mayores, y advertid el refrán que dice: “Al hijo de tu vecino, límpiale las narices y métele en tu casa”. ¡Por cierto que sería gentil cosa casar a nuestra María con un condazo, o con caballerote que cuando se le antojase la pusiese como nueva, llamándola de villana, hija del destripaterrones y de la pelarruecas! ¡No en mis días, marido! ¡Para eso, por cierto, he criado yo a mi hija! Traed vos dineros, Sancho, y el casarla dejadlo a mi cargo; que ahí está Lope Tocho, el hijo de Juan Tocho, mozo rollizo y sano, y que le conocemos, y sé que no mira de mal ojo a la mochacha; y con este, que es nuestro igual, estará bien casada, y le tendremos siempre a nuestros ojos, y seremos todos unos, padres y hijos, nietos y yernos, y andará la paz y la bendición de Dios entre nosotros; y no casármela vos ahora en esas cortes y en esos palacios grandes, adonde ni a ella la entiendan, ni ella se entienda. (5, II)

Macu: La discusión sigue varias páginas y digamos que… acaba en tablas…

Julián: Quiere usted decir amiga mía que pasa lo que tantas veces… que cada cual sigue pensando lo suyo sin aprender nada del otro.

Macu: Exactamente. Pero la discusión nos da ocasión de contemplar uno de los mejores auto retratos mujeriles de este libro… Aunque sepa usted, mi señor don Quijote, que a estos retratos, ahora, les llaman selfies

Edith/Teresa: Cascajo se llamó mi padre, y a mí, por ser vuestra mujer, me llaman Teresa Panza, que a buena razón me habían de llamar Teresa Cascajo. Pero allá van reyes do quieren leyes, y con este nombre me contento sin que me pongan un don encima, que pese tanto que no le pueda llevar… (5-II)

Julián: Una mujer llena de sentido común… No sé yo si abundan ahora en esos selfies que dice usted que se llaman, mensajes tan bien escritos como este de Teresa…

Macu: Pues no señor, no abundan… ¡lo bien que habla Teresa siendo analfabeta! ¡Qué dominio del lenguaje oral!

Julián: Tiene usted razón… Y mejor aun que habla, escribe… y eso que es analfabeta. Dictando cartas es inigualable…

Macu: Si le parece escuchamos un fragmento de la carta que dicta para su marido, cuando se entera de que ya es gobernador… Teresa demuestra ser muy buena periodista con las noticias que manda a su marido… Es una crónica de unas 800 palabras… pero solo escucharemos unas pocas, 126…

Edith/Teresa: “Hogaño no hay aceitunas, ni se halla una gota de vinagre (…) Por aquí pasó una compañía de soldados; lleváronse de camino tres mozas deste pueblo; no te quiero decir quién son: quizá volverán, y no faltará quien las tome por mujeres, con sus tachas buenas o malas.

Sanchica hace puntas de randas; gana cada día ocho maravedís (…) para ayuda de su ajuar; pero ahora que es hija de un gobernador, tú le darás la dote sin que ella lo trabaje.

La fuente de la plaza se secó; un rayo cayó en la picota, y allí me las den todas. (…)

Dios te me guarde más años que a mí, o tantos, porque no querría dejarte sin mí en este mundo.

Tu mujer,

Teresa Panza”. (52, II)

Macu: Esta carta, que les recomiendo que lean íntegra en cuanto tengan ocasión, vale su peso en oro… Aunque ahora por 800 palabras le pagan una miseria a los periodistas (unos 100 euros por 900 palabras enviadas desde zona de guerra si eres free lance). Los guionistas están mejor pagados, creo… Pero… Dígame una cosa, mi señor don Quijote… ¿ve usted series? Dicen que ahora son mejores que las películas…

Julián: Sí veo, sí… Me han dicho que los guionistas buenos tienen una buena cosa en común: y es que todos han leído el Quijote…

Macu: Sí, señor… Y, por ejemplo, el sentido común del que han dotado a Margie los guionistas de Los Simpson (que son grandes lectores del Quijote, por cierto) lo han tomado de Teresa Panza… Y todos los seguidores de Los Simpson saben que Homer no sería nada sin Margie…

Julián: Esa es la verdad.

Macu: Demostrado entonces. Lo mismo que a Homer, le pasaría a Sancho sin Teresa…

Julián: ¿El qué? ¿El qué está demostrado? ¿Qué les pasaría a Homer y a Sancho?

Macu: Que no serían nada.

Julián: Tampoco Sancho sería el Sancho que es sin mi… ¡sin don Quijote!

Macu: Cierto también… Le pondré más ejemplos entonces… Vamos a ver… Estoy quemando páginas muy deprisa… pero si llegamos al capítulo 20, o así, hemos llegado a las bodas de Camacho… y ahí podemos mirar a una señorita guapísima…

Julián: No más que mi señora Dulcinea…

Macu: Sí, señor, igual o más, si me permite… Se llama Quiteria…

Julián: Ahhh, ya me acuerdo… ¡Cierto!… Íbamos mi buen Sancho y yo camino adelante, y en un recodo…

Araceli: Si vuestra merced, señor caballero, no lleva camino determinado, como no le suelen llevar los que buscan las aventuras, vuestra merced se venga con nosotros: verá una de las mejores bodas y más ricas que hasta el día de hoy se habrán celebrado en La Mancha, ni en otras muchas leguas a la redonda. Preguntóle don Quijote si eran de algún príncipe, que así las ponderaba. No son, respondió el estudiante, sino de un labrador y una labradora: él, el más rico de toda esta tierra; y ella la más hermosa que han visto los hombres. El aparato con que se han de hacer es extraordinario y nuevo, porque se han de celebrar en un prado que está junto al pueblo de la novia, a quien por excelencia llaman Quiteria la Hermosa, y el desposado se llama Camacho el rico; ella de edad de diez y ocho años y él de veinte… (20, II)

Macu: Quiteria es una joven resuelta y atractiva que va a casarse con el rico Camacho el mismo día que la conocemos. Pero ella no quiere a Camacho porque está enamorada desde que era niña de su vecino, Basilio. Y no encuentra otra forma de librarse de esta boda concertada que perpetrar con su amor verdadero una patraña tan bien representada que nos va a dejar con la boca abierta. Sin duda se trata de una joven audaz.

Julián: Audaz y quijotesca sin duda… Porque elige a Basilio que es pobre, cuando Camacho es rico… Elige el amor verdadero… La verdad es que cuando nos contaron los entresijos de este casamiento concertado por el padre de la chica mi amigo Sancho y yo dejamos caer que simpatizábamos más con Basilio, que el pobre no hablaba, ni dormía, ni sosegaba pensando en la boda de su Quiteria de su alma…

Macu: Una boda manchega de las que hacen época… por ahí siguieron adelante hasta que oyen música y llegan de noche al prado donde va a ser la boda… y por la mañana…

Julián: Por la mañana Sancho empezó a olfatear aromas de asados que le llegaban al alma… Casi enloquece con los olores y la abundancia de manjares… Así es que se cambió de bando y parecía simpatizar más con Camacho el rico que con Basilio… Era muy interesado Sancho, sí… casi siempre…

Macu: Normal… Ya sabe usted: En la mesa del pobre antes reventar que sobre.

Julián: No me venga con refranes, ¡por Dios… que Sancho me tiene frito con ellos!

Macu: Disculpe. El caso es que a Sancho también le impresionó bastante la aparición de Quiteria vestida de novia… y no me extraña que quedara maravillado…

Julián: Todos quedamos maravillados…

Carlos/Sancho: A buena fe, que no viene vestida de labradora, sino de garrida palaciega. ¡Pardiez, que según diviso, que las patenas que había de traer son ricos corales, y la palmilla verde de Cuenca es terciopelo de treinta pelos! ¡Y montas que la guarnición es de tiras de lienzo blanca! ¡Voto a mí que es de raso! Pues, ¡tomadme las manos, adornadas con sortijas de azabache! No medre yo si no son anillos de oro, y muy de oro y empedrados con perlas blancas como una cuajada, que cada uno debe de valer un ojo de la cara. ¡Oh, hideputa y qué cabellos; que si no son postizos, no los he visto más luengos ni más rubios en toda mi vida!…/…  Juro por mi ánima que ella es una chapada moza, y que puede pasar por los bancos de Flandes. (21, II)

Macu: Va perfecta la novia según la descripción de Sancho… alicatada en joyas y muy guapa… quizá por eso nadie sospecha que se va a montar una fantástica patraña para evitar el casorio con Camacho…

Julián: Por su belleza que deslumbra… y por la comida, por el festín y por el jolgorio… Por todo eso y por más cosas les sale tan bien la burla a la pareja de enamorados… Si esto pasara en estos tiempos en vez de leer el suceso en un libro seguro que lo veían ustedes por la tele en un programa del corazón…

Macu: ¡Seguro!… ¡Escuche!… Me hablan por cascos los de producción… Dicen que gracias al Ministerio del Tiempo se ha podido captar la señal de una antigua emisora de Arrabal de Portillo… La Estufa, se llama la emisora… Que dicen que la señal es bastante buena… Que esta crónica se emitió en la primavera de 1715… Son dos reporteras las que cubrieron la boda… ¡Las Lulas!… Lula Herrero y Lula López… Escuche…

 

Todos: ¡Tiroriro! ¡Tiroriro! ¡Tiroriro! (Cantaurreo a modo de sintonía).

 

Luisa: Buenas noches. Comienza aquí la crónica de este viernes, con las noticias más destacas de La Mancha… Y hoy la noticia ha sido sin duda que la boda prevista entre el rico Camacho y su prometida, la hermosa Quiteria, no se ha podido celebrar debido a un enrevesado enredo urdido entre la novia y su antiguo novio, su vecino Basilio… Los detalles los tiene Lula López:

Lara: Gracias Lula Herrero… Los hechos sucedieron así: Basilio, el antiguo novio, se presentó de repente en el festejo al que asistían entre otros todos los vecinos de Arrabal y otros pueblos manchegos… Sin más, se arrodilló ante la novia y acto seguido simuló un suicidio arrojándose sobre su propio puñal y clavándoselo en medio del pecho… Todo ello sucedía minutos antes de que comenzase la ceremonia de la boda. Acto seguido, y simulando estar en agonía, Basilio solicitó como último deseo de moribundo, desposarse con Quiteria… a lo que, compasivamente, animado por el coro de gritos a favor del público, que estaba entregado, accedió Camacho…

Luisa: Diversas fuentes nos han comentado que también accedió al casorio improvisado, y muy gustosamente, por cierto, la propia Quiteria… pero cuenta, cuenta Lula… ¿qué pasó después?

Lara: Pues que nada más quedar desposados de esa forma tan extrema Basilio y Quiteria, el “moribundo” Basilio se sacó el puñal con el que había simulado matarse. Y entonces, los impresionados invitados gritaron:

 

Todos: “¡Milagro, milagro!”.

 

Lara: … sin embargo el recién casado Basilio aclaró enseguida que no era “milagro, milagro” … sino “industria, industria”…

Luisa: Y bien trabada y trabajada que estaba la “industria”, añadimos nosotros. Así es que, como resultado de la burla, Quiteria y Basilio ya son ya marido y mujer, mientras que el rico y burlado Camacho se quedó compuesto y sin novia…

Lara: Hay que añadir que se produjo algún tumulto… se desenvainaron muchas espadas entre los partidarios de uno y otro novio, se mascó el ruido y la furia y se rozó la tragedia… pero finalmente Camacho se conformó y no presentó pleito gracias a los buenos oficios de un caballero invitado a la boda, un tal don Quijote de la Mancha, que puso su lanza al servicio de los amantes ya casados y recordó a todos que no hay razón en tomar venganza por los agravios de amor, ya que amor y guerra son una misma cosa…

Luisa: Una misma cosa, sí, señor, el amor y la guerra. ¡Viva don Quijote!… Les han informado desde Arrabal, para radio La Estufa, Lula López y Lula Herrero… Bueno… Aquí deberían sonar las fanfarrias de la sintonía otra vez… pero es que no sé si los del Ministerio del Tiempo las han grabado…

 

Todos: ¡Tiroriro! ¡Tiroriro! ¡Tiroriro!

 

Lara: Sí… estaban grabadas.

Macu: Ay… Triunfó el amor en las Bodas de Camacho… aunque es posible que, al elegir amor, la pobre Quiteria corra el riesgo de pasar frío cuando llegue el invierno… porque Basilio es pobre…

Julián: Es buena elección a pesar de todo… Y también es evidente que ha sido ella la que ha impulsado “la industria” de Basilio… Amiga mía, está claro, cada vez más, que sin mujeres como Quiteria y las demás no pasarían tantas cosas en el libro…   

Macu: Usted siempre está a favor del amor verdadero ¿verdad?

Julián: Verdad.

Jose: Verdad.

Macu: Pues entonces no entiendo mucho su papel de ustedes en la siguiente señora…

Julián: ¿Pues de quién se trata?

José: ¿Es que ha venido la hermosa enemiga mía?

Macu: No, no… No se alteren, por favor. Esta que viene… Bueno, no es todavía una señora… Es una niña en realidad… Se llama Altisidora…

Lara/Altisidora: … caballero el más valiente

que ha producido La Mancha,

más honesto y más bendito

que el oro fino de Arabia!

Oye a una triste doncella,

bien crecida y mal lograda,

que en la luz de tus dos soles

se siente abrasar el alma.

Macu: Que amor más puro y sincero muestra esta niña por el Caballero de la Triste Figura… ¡Por usted, mi señor don Quijote! Y sin embargo usted la va a rechazar…

Julián: Todo tiene su explicación… Y está en buena razón que no dejara yo prosperar ese amor… Pero usted se ha adelantado… para entenderlo bien deberíamos conocer antes otras circunstancias… Perdona, Altisidora, no te impacientes… espera un poco…

 

(Altisidora se sienta).

 

Lara: Ya… Ya sé cómo me dice… Usted siempre está huyendo de mí…

Julián: Vayamos por partes… Sosiego… Calma… Altisidora trabaja en un palacio y no tiene demasiadas tareas… Vayamos al palacio de la duquesa…

Macu: Ah… ¡La duquesa! La duquesa sin nombre… Esta señora es clave en la segunda parte del Quijote… Es mala, cruel incluso, diletante… Pero también es elegante… y guapa, por supuesto…

Julián: No tanto como la Señora de mis pensamientos, la sin par Dulcinea…

Macu: Por supuesto, ¿quién lo duda? Disculpe… La duquesa tiene muchos matices… y cae igual de mal que de bien, creo yo… Observen su majestuosa aparición en el libro… Yo se lo cuento…

José: Sucedió, pues, que otro día, al poner el sol y al salir de una selva, tendió don Quijote la vista por un verde prado, y en lo último dél vio gente, y llegándose cerca, conoció que eran cazadores de altanería. Llegóse más, y entre ellos vio una gallarda señora sobre un palafrén o hacanéa blanquísima, adornada de guarniciones verdes y con un sillón de plata. Venía la señora asimismo vestida de verde, tan bizarra y ricamente, que la misma bizarría venía transformada en ella. En la mano izquierda traía un azor, señal que dio a entender a don Quijote ser aquella alguna gran señora, que debía serlo de todos aquellos cazadores, como era la verdad; y así, dijo a Sancho:

Carlos/Don Quijote: Corre, hijo Sancho, y di a aquella señora del palafrén y del azor que yo, el Caballero de los Leones, besa las manos de su gran fermosura, y que, si su grandeza me da licencia, se las iré a besar, y a servirla en cuanto mis fuerzas pudieren y su alteza me mandare. (30, II)

Macu: La duquesa monta a caballo de maravilla… y está rodeada de altanería… Tiene una característica burlona poco simpática… todas esas intrigas que se inventa con su marido para burlarse de don Quijote son vergonzosas… pero por otra parte es instruida y lectora voraz… una persona ilustrada… y aunque parece que su fin, siempre, es burlarse y reírse, el hecho es que es ella quien decide que es justo y tiene sentido que Sancho Panza llegue a ser gobernador de la ínsula…  Ella misma se lo hace saber al propio Sancho Panza después de haberle gastado una broma pesada…

Araceli/Duquesa: Bien parece, Sancho (respondió la duquesa), que habéis aprendido a ser cortés en la escuela de la misma cortesía; bien parece, quiero decir, que os habéis criado a los pechos del señor don Quijote, que debe ser la nata de los comedimientos y la flor de las ceremonias, o cirimonias, como vos decís. Bien haya tal señor y tal criado, el uno, por norte de la andante caballería, y el otro, por estrella de la escuderil fidelidad. Levantaos, Sancho amigo, que yo satisfaré vuestras cortesías con hacer que el duque mi señor, lo más presto que pudiere, os cumpla la merced prometida del gobierno.

Macu: Se refiere al gobierno de la ínsula… y cumple su promesa y logra que Sancho Panza sea nombrado gobernador y escribe a su mujer Teresa Panza para anunciárselo… Por cierto, Julián… ¿te has fijado que ahora ha hecho de don Quijote el que antes era siempre el escudero Sancho Panza? ¿Les ha quitado a ustedes el papel de Quijote?

José: No es eso… Es otra cosa…

Julián: Como todo el mundo sabe, a lo largo de este libro único y universal, Sancho va aprendiendo de don Quijote y don Quijote de Sancho… Y esa es su grandeza, porque no hacen lo que hacen otros, que no aprenden nunca nadie de nadie…

Jose: Aquí don Quijote se va sanchificando y Sancho se va quijotizando… y es por eso… Yo ya, a estas alturas, me siento más Sancho que otra cosa…

Macu: Madre mía, es cierto que este libro es mágico… Sin mujeres no habrían crecido sus líneas, cierto… pero estos hombres transformados… mejorados… qué abundancia de magia hay aquí… Qué mareo… Es un meta-libro… ¿por dónde íbamos?

Araceli: Estábamos en que la duquesa, o sea, yo, cumplía la palabra dada a Sancho de que sería gobernador… Que creo que, en eso, se portaba bien la aristócrata esta que parece que no te cae bien…

Macu: Sí, eso es, gracias guapa… Bueno… La duquesa me cae bien y mal a la vez… El caso es que la duquesa escribía entonces a Teresa Panza para darle la noticia y le mandaba regalos:

Araceli/Duquesa: Amiga Teresa: Las buenas partes de la bondad y del ingenio de vuestro marido Sancho me movieron y obligaron a pedir a mi marido el duque le diese un gobierno de una ínsula, de muchas que tiene. Tengo noticia que gobierna como un girifalte, de lo que yo estoy muy contenta, y el duque mi señor, por el consiguiente; por lo que doy muchas gracias al cielo de no haberme engañado en haberle escogido para el tal gobierno; porque quiero que sepa la señora Teresa que con dificultad se halla un buen gobernador en el mundo, y tal me haga a mi Dios como Sancho gobierna.

Ahí le envío, querida mía, una sarta de corales con estremos de oro… (50, II)

Macu: La carta sigue… pero es suficiente para que nos hagamos idea de lo bien que gobiernan las mujeres de este libro a sus maridos… Observen la respuesta de la señora Panza, Teresa, que se la dictó a un monaguillo que sabía escribir…

Edith/Teresa: Mucho contento me dio, señora mía, la carta que vuesa grandeza me escribió, que en verdad que la tenía bien deseada. La sarta de corales es muy buena, y el vestido de caza de mi marido no le va en zaga. De que vuestra señoría haya hecho gobernador a Sancho, mi consorte, ha recebido mucho gusto todo este lugar, puesto que no hay quien lo crea, principalmente el cura, y mase Nicolás el barbero, y Sansón Carrasco el Bachiller; pero a mí no se me da nada; que como ello sea así, como lo es, diga cada uno lo que quisiere; aunque, si va a decir verdad, a no venir los corales y el vestido, tampoco yo lo creyera, porque en este pueblo todos tienen a mi marido por un porro, y que sacado de gobernar un hato de cabras, no pueden imaginar para qué gobierno pueda ser bueno. Dios lo haga, y lo encamine como vee que lo han menester sus hijos… (52, II)

Macu: Más adelante Teresa le pide a la Duquesa que le diga a su marido que le mande dinero, porque está decidida a trasladarse a la corte, donde todo es muy caro, ahora que su marido es gobernador…

Edith/Teresa: … y si quisiere que no vaya que lo avise con tiempo, porque me están bullendo los pies por ponerme en camino…

Julián: Demostrado… Sin mujeres no hay acción… Después de estas cartas lo veo cristalino…

Macu: Cristalino, sí. Lo que no está tan claro es la reacción de su amigo don Quijote ante la señorita Altisidora… Ya se lo dije antes… Miremos ya a Altisidora… Por ahora sabemos que trabaja en el palacio de la duquesa…

Araceli: Sí. Tiene 14 años, es guapísima y trabaja a mi servicio duquesil, aunque no sé muy bien en qué emplearla… porque es muy joven aun… (da dos palmadas)… ¡Altisidora! Ven aquí… preséntate a estos señores…

Lara/Altisidora: Niña soy, pulcela tierna,

mi edad de quince no pasa:

catorce tengo y tres meses,

te juro en Dios y en mi ánima.

 

No soy renca, ni soy coja,

ni tengo nada de manca;

los cabellos, como lirios,

que, en pie, por el suelo arrastran.

Y aunque es mi boca aguileña

y la nariz algo chata,

ser mis dientes de topacios

mi belleza al cielo ensalza.

 

Mi voz, ya ves si me escuchas,

que a la que es más dulce iguala,

y soy de disposición

algo menos que mediana.

Estas y otras gracias miras:

son despojos de tu aljaba;

desta casa soy doncella

y Altisidora me llaman. (44, II)

Macu: Parece que la niña se está ofreciendo al caballero… y se lo hace saber descaradamente… Altisidora es una especie de Lolita cuatro siglos antes de que Nabokov escribiera sobre su nínfula, aunque más bien es una Lolita al revés, porque aquí es Altisidora la que desea… y don Quijote el deseado.

Julián: Es que ella quiere ser la dama del caballero más famoso de La Mancha… ¡Y de todo lo redondo de la tierra!… O sea… mi señor don Quijote…

Macu: Pero don Quijote la rechaza sin dudar…

Carlos/Don Quijote: Porque yo soy y seré siempre el caballero de mi señora Dulcinea y no puedo ser de otra…

Macu: Y porque le debe dar a usted un miedo atroz la posibilidad de un amor real… Es mucho más cómodo lo de entregarse una dama imaginaria ¿no?

Julián: El caso es que Altisidora, aunque descarada, en realidad es inocente del todo… Ve llegar a don Quijote, un caballero armado al que todos reverencian… Y no repara en que todo es para reírse de él… y el caso es que ella se enamora perdidamente del verdadero caballero… con toda la sinceridad y la seriedad y la inconsistencia de su edad… su alma joven está despertando al amor.

Lara: … al pasar por una galería, estaban aposta esperándole Altisidora y la otra doncella su amiga, y así como Altisidora vio a don Quijote, fingió desmayarse, y su amiga la recogió en sus faldas, y con gran presteza la iba a desabrochar el pecho. Don Quijote que lo vio, llegándose a ellas, dijo:

Carlos/Don Quijote: Ya sé yo de qué proceden estos accidentes.

Luisa: No sé yo de qué (respondió la amiga), porque Altisidora es la doncella más sana de toda esta casa, y yo nunca la he sentido un ¡ay! en cuanto ha que la conozco; que mal hayan cuantos caballeros andantes hay en el mundo, si es que todos son desagradecidos. Váyase vuestra merced, señor don Quijote, que no volverá en sí esta pobre niña en tanto que vuesa merced aquí estuviere. (46, II)

Macu: Don Quijote promete a la amiga de Altisidora que la consolará como mejor pueda y hasta pide un laúd para cantarle… Pero las excesivas bromas de los duques estropean toda la ayuda que el caballero hubiera podido prestar a la niña enamorada, fuera de verdad o fuera de mentira… Más adelante, cuando caballero y escudero se van de este castillo a Sancho Panza no le cuadra que una niña tan guapísima como aquella haya querido amores con su señor… tan desgarbado, tan triste…

Julián/Sancho: Maravillado estoy, señor, de la desenvoltura de Altisidora, la doncella de la duquesa: bravamente la debe de tener herida y traspasada aquel que llaman Amor, que dicen que es un rapaz ceguezuelo que, con estar lagañoso, o, por mejor decir, sin vista, si toma por blanco un corazón, por pequeño que sea, le acierta y traspasa de parte a parte con sus flechas…/…

Carlos/Don Quijote: Advierte Sancho que el amor ni mira respetos ni guarda términos de razón en sus discursos, y tiene la misma condición que la muerte: que así acomete los altos alcázares de los reyes como las humildes chozas de los pastores; y cuando toma entera posesión de una alma, lo primero que hace es quitarle el temor y la vergüenza; y así, sin ella declaró Altisidora sus deseos, que engendraron en mi pecho antes confusión que lástima.

Julián/Sancho: ¡Crueldad notoria! ¡Desagradecimiento inaudito! Yo de mi sé decir que me rindiera y avasallara la más mínima razón amorosa suya. ¡Hideputa, y qué corazón de mármol, qué entrañas de bronce y qué alma de argamasa! Pero no puedo pensar qué es lo que vio esta doncella en vuestra merced que así la rindiese y avasallase: qué gala, qué brío, qué donaire, qué rostro, qué cada cosa por sí déstas, o todas juntas, la enamoraron; que en verdad en verdad que muchas veces me paro a mirar a vuestra merced desde la punta del pie hasta el último cabello de la cabeza, y que veo más cosas para espantar que para enamorar; y habiendo yo también oído decir que la hermosura es la primera y principal parte que enamora, no teniendo vuestra merced ninguna, no sé yo de qué se enamoró la pobre.

Carlos/Don Quijote: Advierte, Sancho, que hay dos maneras de hermosura: una del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra en el entendimiento, en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad y en la buena crianza, y todas estas partes caben y pueden estar en un hombre feo; y cuando se pone la mira en esta hermosura, y no en la del cuerpo, suele nacer el amor con ímpetu y con ventaja. Yo, Sancho, bien veo que no soy hermoso, pero también conozco que no soy diforme; y bástale a un hombre de bien no ser monstruo para ser bien querido, como tenga las dotes del alma que te he dicho. (58, II)

Macu: Hay mucha elegancia y precisión en esta respuesta de don Quijote… Pero lo cierto es que antes de irse del castillo las cosas se habían puesto difíciles con la joven Altisidora… precisamente por la negativa de don Quijote a entrar en amores con ella… Y ella es una adolescente con todas las hormonas alteradas, lo que siempre es un peligro grandísimo… Para sorpresa de la duquesa incluso acusó al caballero de haberle robado…

Lara/Altisidora: Escucha, mal caballero;

detén un poco las riendas;

no fatigues las ijadas de tu mal regida bestia.

Mira, falso,

que no huyes de alguna serpiente fiera,

sino de una corderilla que está muy lejos de oveja.

Tú has burlado, monstruo horrendo,

la más hermosa doncella que Diana vio en sus montes,

que Venus miró en sus selvas…

Tú llevas ¡llevar impío!

en las garras de tus cerras

las entrañas de una humilde,

como enamorada, tierna.

Llevaste tres tocadores,

y unas ligas, de unas piernas

que al mármol puro se igualan

en lisas, blancas y negras.

Llévaste dos mil suspiros,

que, a ser de fuego, pudieran abrasar a dos mil Troyas,

si dos mil Troyas hubiera… (57-II)

Julián: Bueno… Luego, ni ardió Troya, ni nada parecido… Y la historia acaba más o menos bien y muy sensatamente…

Araceli: Todos convienen… y la duquesa, o sea, yo, la primera, que, si a esta niña se le ponen tareas para que ocupe mejor el tiempo, se sosegará, y cuando llegue el momento, encontrará un novio adecuado a su edad… Así es que la puse a bordar y a interpretar música de inmediato… Menuda soy yo mandando y solucionando…

Macu: En fin, amigos… ¿No es toda esta historia de Altisidora, además de muy penetrante sobre la adolescencia femenina, muy subida de tono y a la vez muy cabal? Cervantes es un genio… El Almodóvar del XVII en esa habilidad de captar bien a las mujeres… A las mujeres alteradas y a las sosegadas…

Edith: Eso es verdad… Y a lo largo de todo el Quijote se masca la paridad… Mucho antes de que se nos hubiera ocurrido siquiera la palabra y su concepto… Y eso que Teresa Panza, yo misma, me las tengo que ver muy duramente con mi Sancho… Me refiero a las discusiones que sufro… ¡Ay los hombres! ¡Son todos unos porros!

Macu: Hay otro ejemplo de mujer resolutiva y magnífica en el Quijote que es de mis favoritas… Se llama Dorotea y sale en la primera parte…

Carlos: Sí. Me acuerdo. Esta señora Dorotea se hizo pasar ante mí por princesa, la princesa Micomicona… y todo, para llevarme con engaños de vuelta a mi lugar…

Macu: Mi señor don Quijote, es que era necesario, es que estaba usted fatal de la olla, y del espíritu y del cuerpo… y tenía que descansar…

Carlos: Ya lo sé, ya lo sé… La tengo perdonada…

José: La tenemos perdonada.

Macu: Hay muchas mujeres que se disfrazan de hombre y hombres que se disfrazan de mujer en el Quijote y como la cosa estaba penada en el XVII, me parece muy valiente y rompedor que Cervantes menudee el texto con estos lances… La aparición de Dorotea en el texto es brillante… En un río en medio de un bosque, un muchacho se lava los pies… El barbero y el cura que andan por allí con Cardenio buscando a don Quijote miran al muchacho detrás de una peña…

Araceli: … Suspendióles la blancura y belleza de los pies, pareciéndoles que no estaban hechos a pisar terrones ni a andar tras el arado y los bueyes, como mostraba el hábito de su dueño…/… el cual traía puesto un capotillo pardo de dos haldas, muy ceñido al cuerpo con una toalla blanca. Traía, ansimesmo, unos calzones y polainas de paño pardo, y en la cabeza una montera parda. Traía las polainas levantadas hasta la mitad de la pierna, que, sin duda alguna, de blanco alabastro parecía. Acabose de lavar los hermosos pies, y luego, con un paño de tocar que sacó debajo de la montera, se los limpió; y al querer quitársele, alzó el rostro y tuvieron lugar los que mirándole estaban de ver una hermosura incomparable…/… El mozo se quitó la montera y, sacudiendo la cabeza a una y otra parte, se comenzaron a descoger y desparcir unos cabellos que pudiera el sol tenerles envidia. Con esto conocieron que el que parecía labrador, era mujer, y delicada, y aun la más hermosa que hasta entonces sus ojos habían visto… (28, I)

Macu: Bueno, este personaje, que no es un mozo, sino Dorotea, va a ser muy importante en esta parte de las aventuras de don Quijote y Sancho… Y cuando llegó el momento de que explicara quién es, escuchad cómo se explicó a sí misma… ¡Voy a hacer yo de Dorotea! ¡Es mi favorita!…

Macu/Dorotea: … por mí se recebían y despedían los criados; la razón y la cuenta de lo que se sembraba y cogía pasaba por mi mano; los molinos de aceite, los lagares del vino, el número del ganado mayor y menor, el de las colmenas… Finalmente de todo aquello que un tan rico labrador como mi padre puede tener y tiene, tenía yo la cuenta, y era la mayordoma y señora…/… Los ratos que del día me quedaban, después de haber dado lo que convenía a los mayorales, a capataces y a otros jornaleros, los entretenía en ejercicios que son a las doncellas tan lícitos como necesarios, como son los que ofrece la aguja y la almohadilla, y la rueca, muchas veces; y si…/… estos ejercicios dejaba, me acogía al entretenimiento de leer algún libro devoto, o a tocar una arpa, porque la experiencia me mostraba que la música compone los ánimos descompuestos, y alivia los trabajos que nacen del espíritu… Esta pues era la vida que yo tenía en casa de mis padres. (28-I)

Macu: Qué salero, y qué completa… ¡Qué maravilla de mujer!

Carlos: Sí… Dorotea es fantástica… Incomparable… Pero hay más, y a mí, en los tiempos en que aun era Sancho Panza, la que más miedo me dio fue una señora catalana que sale en la segunda parte de este libro cerca de Barcelona… Una señora de armas tomar, nunca mejor dicho…

Julián: Sí, me acuerdo… Me dio miedo incluso a mí, que por entonces era don Quijote, el más valiente caballero que jamás haya existido…

José: Menos mal que luego se fue a un convento a Francia… porque esta señora podría haberla liado en Cataluña más parda de como la lio…

Macu: La señora catalana que dicen ustedes es Claudia Jerónima, y es cierto que es el plato fuerte del libro en materia pasional… porque, aunque hay muchos golpes, reyertas y palizas en este libro, hay pocos muertos y menos aun muertos por violencia… Y el único asesinato del libro lo comete una mujer: esta Claudia Jerónima…

Carlos: Recuerdo que llegó disfrazada de hombre al bosque donde estábamos nosotros con el bandolero Roque Guinart y su banda de ladrones… Ella quería su protección… Resulta que se había enamorado del hijo de un enemigo de su padre, Vicente Torrellas…

Edith/Claudia Jerónima: “… vióme, requebróme, escuchéle, enamoróme, a hurto de mi padre; porque no hay mujer, por retirada que esté y recatada que sea, a quien no le sobre tiempo para poner en ejecución y efecto sus atropellados deseos. Finalmente él me prometió ser mi esposo, y yo le di la palabra de ser suya, sin que en obras pasásemos adelante. Supe ayer que, olvidado de lo que me debía, se casaba con otra, y que esta mañana iba a desposarse, nueva que me turbó el sentido y acabó la paciencia (…)

Alcancé a don Vicente obra de una legua de aquí, y, sin ponerme a dar quejas ni a oír disculpas, le disparé estas escopetas, y, por añadidura, estas dos pistolas, y, a lo que creo, le debí de encerrar más de dos balas en el cuerpo, abriéndole puertas por donde envuelta en su sangre saliese mi honra (…) Vengo a buscarte para que me pases a Francia, donde tengo parientes…” (60, II)

Carlos: Cuando llegamos con Guinart y con ella, corriendo a caballo a ver qué había pasado, resulta que el tal Vicente Torrellas no había muerto aun…

José: Y en la agonía desmintió que fuera a casarse con otra… y también dijo que de todas formas se sentía dichoso… por estar muriendo a manos de su amada… ¡Lo que es el amor!…

Julián: Y luego se murió…

Macu: Ya. Y ella entonces se arrepiente mucho de sus celos infundados y le da una pataleta y decide irse a un convento francés muy arrepentida… Y al bandolero Guinart le parece bien y la ayuda a escapar… Y a usted ¡don Quijote! ¡Por Dios! No sé ya quién de ustedes es don Quijote, ¡pero me da igual!… Si hasta parece que disculpa el asesinato de la Claudia cuando dice que la trama de esta lamentable historia la tejieron “las fuerzas invencibles de los celos”…

(A la vez).

Julián: Es que sin mujeres… ¡no somos nadie!

José: Es que sin mujeres… ¡no somos nadie!

Carlos: Es que sin mujeres… ¡no somos nadie!

Todos: ¡Sin mujeres, no hay Quijote!

 

Este audiodrama se presentó con motivo del Día del Libro en Arrabal de Portillo (Valladolid) el 26 de abril de 2019

 

Lectores:

. Araceli González Campa es un estudiante, la duquesa sin nombre y Dulcinea.

. Carlos Álvarez es Sancho Panza y don Quijote.

. Edith Rodríguez Cachera es Teresa Panza, Claudia Jerónima y Dulcinea.

. José Francisco Serrano es don Quijote y Sancho Panza.

. Julián Salgado es don Quijote y Sancho Panza.

. Lara López es Altisidora, una reportera manchega y Dulcinea.

. Luisa Herrero es la viuda hermosa, una narradora, una reportera de Arrabal y Dulcinea.

Guion: Macu de la Cruz

Presentación: Julián Salgado y Macu de la Cruz

El Grupo Alejandría celebra Encuentros de lectura de libros clásicos desde el año 2010 en librerías, bibliotecas y centros culturales. Es un grupo abierto que organiza lecturas dramatizadas sobre todo para su propia diversión, aunque cada vez más crecen sus amigos y seguidores. La mayoría de sus miembros, siempre variables, son periodistas cuya trayectoria se ha desarrollado sobre todo en la radio y la televisión, pero también frecuentan el grupo lectores de otras profesiones. A todos les une su amor común por los libros y la lectura y el gran placer que supone escuchar una buena historia.

En el encuentro Sin mujeres no hay Quijote, que se presenta en Arrabal de Portillo los miembros del Grupo Alejandría que intervienen son:

Araceli González Campa estudió música en el Real Conservatorio de Madrid. Ha dedicado su vida profesional a la radio donde fue responsable de varios programas en Radio Clásica y también presentadora del programa de divulgación musical que ha tenido una vida más larga en Radio Nacional de España (RNE), Clásicos Populares. Actualmente es la presentadora habitual de los Encuentros de Alejandría.

Julián Salgado, periodista de larga trayectoria en RNE donde fue director y presentador de los principales diarios informativos, España a las 8, Diario de las 2 y Diario de la Tarde. Ama los libros y la ópera con parecido fervor.

José Francisco Serrano, catedrático de griego y director de instituto bastantes años, maniático de la lectura toda su vida, ahora permanece contratado en el Grupo como nuestro Homero particular.

Edith Rodríguez Cachera, periodista y economista, lleva más de 20 años trabajando para medios de comunicación españoles y extranjeros. Actualmente es corresponsal en España de Reporteros Sin Fronteras. Ama la sierra y caminar por ella tanto como su profesión y la lectura.

Carlos Álvarez es bloguero, lector, rodador de caminos y montañero empedernido. Prepara puntualmente guiones para el grupo.

Lara López lleva tres décadas en RTVE, dirigiendo y presentando programas de radio y televisión. En la actualidad Venga la Vida y He venido aquí a hablar de lo mío. En Radio 3, que dirigió durante cinco años (2008-12), conduce Músicas Posibles desde hace veinte años. Es autora del poemario Insectos (Papeles mínimos, 2018) y la novela Óxido (Xórdica, 2004 y 2015)

Luisa Herrero es periodista, filóloga y profesora de idiomas. Estuvo varios años en la redacción de informativos de Canal Plus y ha estado en los gabinetes de comunicación de entidades culturales como el Patio Herreriano, el Festival de Teatro Olmedo Clásico o la jefatura de prensa de Seix Barral. Fue directora general de Instituciones Culturales en la Junta de Castilla y León y bajo su mandato Castilla y León fue el país invitado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (Jalisco).

Macu de la Cruz ha sido periodista en diversos medios a lo largo de los últimos 30 años, fundamentalmente en RNE y El País, donde fue profesora de radio en la Escuela de Periodismo UAM-El País durante 20 años. Coautora del libro La lumbre del corazón/ Un elogio de la relectura (La hoja del monte, 2009), es la guionista habitual del grupo.

Antonio Laborda es historiador, investigador, editor y autor. Dirige la Editorial La hoja del monte y asesora habitualmente al Grupo Alejandría en sus proyectos, sobre todo si incluyen textos antiguos y, ocasionalmente La hoja del monte edita en cuadernillos de mano sus guiones.

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