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Siria: Sigue existiendo

 

Artículo escrito por María Agüera

 

El ataque terrorista sufrido por la revista francesa Charlie Hebdo ha conmocionado a Europa. Mientras se activan las alarmas en el viejo continente, la situación en Siria parece pasar desapercibida para la opinión pública occidental. El país continúa sacudido por los conflictos que en él habitan, tras más de tres años de guerra civil. La actividad del del Estado Islámico (ISIS, pos sus siglas en inglés) en la zona no ha hecho más que enquistar su desarrollo, y las conversaciones de paz, que se estaba llevando a cabo en Moscú, no han avanzado hacia ese fin. El Inquirir analiza algunos puntos importantes referentes a la situación actual del país árabe. 

 

¿Quiénes son las víctimas?

 

En su informe del pasado mes de octubre, la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos elevaba amás de 200.000 el número de víctimas desde que comenzara la revolución en 2011. Todo ello sin contar con un gran porcentaje de desapariciones y prisioneros de guerra, que incrementaría la cifra. Asimismo,  en torno el  50% de la población se ha visto forzada a desplazarse o a exiliarse a países vecinos.

 

El clima de terror no parece cesar. A medida que los grupos fundamentalistas han ido ganando protagonismo en la contienda, la situación se ha vuelto aún más insostenible. Según Human Rigth Watch, los crímenes de lesa humanidad, a través de ejecuciones públicas, torturas, violaciones y otros tipos de abusos, se han convertido en algo habitual.

 

Ante la intensificación del conflicto armado en 2014, la ONU ya ha alertado sobre la crisis humanitaria que sufren los civiles sirios. Así, hace unos días, las agencias humanitarias de la organización internacional demandaron una mayor financiación para asistir a la población.

La situación es especialmente alarmante entre los niños, a los que UNICEF califica como los principales damnificados de la guerra, y cuyo número de víctimas mortales asciende a diez mil.

 

¿Qué es el ISIS?

En Occidente aumenta el temor a posibles ataques terroristas, después del atentado yihadista  perpetrado en París.  Sin embargo, Irak y Siria sufren por la actividad de grupos fundamentalistas en sus territorios.

 

El papel del ISIS ha ganado en relevancia gracias al clima de inestabilidad que caracteriza a estos países; sobre todo en Siria, donde controla zonas del Este de la nación. Su entrada en el conflicto lo ha convertido en un enemigo más tanto para el régimen sirio como para los diferentes grupos opositores.

 

El origen del Estado Islámico es un grupo yihadista creado en 2013, de raíces suníes y con fuertes conexiones con Al Qaeda.

 

De la mano de su líder, Abu Bakr al-Bagdadi, se ha constituido un califato en aquellas áreas bajo su dominio, entre Irak y Siria, donde se ha implantado el terror y el uso de la violencia extrema como medio para conseguir adeptos a su causa.

 

Gracias a su financiación, de la mano de reservas petroleras en Irak y Siria, así como su acceso a armamento pesado, ha fortalecido su presencia en la zona.  Para conocer mejor cómo funciona ISIS, el New York Times hace un repaso detallado sobre distintos aspectos relativos a la organización.

 

¿Cómo se divide mapa territorial de la Siria actual?

El mapa de  la guerra civil siria ha ido variando conforme el conflicto avanzaba. Parece difícil precisar las zonas de control de las diferentes fuerzas involucradas.  

 

Los sectores que apoyan a Bashar al-Asad dominan la capital, Damasco, y áreas estratégicas  como al Qusair, ciudad fronteriza con el Líbano, así como amplios territorios en el centro de la nación.

 

En la ciudad más poblada del país, Aleppo, el control se halla dividido entre grupos opositores y gubernamentales. Los rebeldes se han hecho fuertes en puntos del norte y el centro.

 

La entrada en combate del ISIS hace que las diferentes posiciones territoriales fluctúen con frecuencia.  Los fundamentalistas operan en áreas del norte y este de Siria; desde donde podrían retroceder hacia territorio iraquí, ante un hipotético avance de las otras fuerzas beligerantes.

 

La reciente toma de Kobani, localidad cercana a la frontera con Turquía, por parte de milicias kurdas, ha supuesto la primera gran derrota para los extremistas. La ciudad ha quedado completamente arrasada tras la batalla, como observamos  en unvideo grabado in situ por un equipo de la BBC.

 

Para quien lo quiera, también puede ver con detalle en un mapa interactivo de la BBC cuáles son las zonas de país más afectadas. 

 

¿Qué papel tiene Occidente en el conflicto?

El pasado mes de septiembre, Estados Unidos daba luz verde a la ofensiva aérea sobre Siria, con el objetivo de bombardear áreas de control del Estado Islámico, sumándose así a la llevada a cabo en territorio iraquí.

 

Hasta aquel momento, las potencias occidentales no se habían mostrado totalmente convencidas para una intervención directa. Ello, quizás, motivado por las consecuencias que aún experimentan países como Irak y Afganistán, donde el clima de inestabilidad política permanece latente.

 

Las tensiones diplomáticas que pudieran generarse entre terceros países, parecía ser otro gran motivo. China y Rusia, aliados del gobierno de Bashar al Asad, ya han vetado cualquier resolución de la ONU al respecto en más de una ocasión. En el organismo internacional se han alzado voces críticas, ante la pasividad de la Comunidad Internacional a la hora de adoptar medidas en un conflicto que ya ha generado una crisis humanitaria.

 

¿Qué supone la falta de acuerdo en Moscú?

Hace un año se iniciaban las conversaciones en Ginebra por un proceso de paz en Siria. La diplomacia no sirvió para llegar a un acuerdo y, desde entonces, la situación en el país árabe se ha encrudecido.

 

En Moscú, la primera ronda de negociaciones no ha distado de lo ocurrido en la ciudad suiza. Antes de que el proceso comenzara, ya representantes de algunos grupos opositores se negaron a asistir.

 

A lo que hay que sumar las declaraciones de al Asad, publicadas en la revista estadounidense  Foreign Affairs,  en las que tildaba de “títeres” a aquellos representantes de sectores rebeldes apoyados por Occidente.

 

La lejanía de un posible acuerdo perjudica a una Siria devastada por la guerra, y beneficia al ISIS, que seguiría aprovechándose de la inestabilidad que caracteriza a la situación. De este modo, toda expectativa de paz o solución al conflicto se ve amenazada, y diezma aún más a una población siria que continúa sufriendo las consecuencias de casi cuatro años de conflicto.

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