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Mientras tantoSituaciones de presión en la pareja

Situaciones de presión en la pareja

Moleskine 32 (Piel de topo)   el blog de Andrés Delgado

 

 

En la cama no se habla de gustos musicales

 

I


Cada mañana, cuando Patricia salía del baño con la toalla hasta el pecho comenzaba a peinarse para ir a la oficina.

 

Entonces Ricardo se quedaba arrunchado en la cama y la miraba ponerse las tangas, el brasier, untarse el desodorante y desenredarse el cabello. Muchos hombres disfrutan del inofensivo fetiche de mirar a su pareja mientras se organiza para ir a la oficina. Lo mismo sucede con algunas mujeres que disfrutan de esa atracción cuando sus parejas se afeitan la barba.

 

Las mañanas en general eran tranquilas, hasta que cierto jueves a Patricia le dio por sintonizar en bajo volumen su canal de spotify, con una lista de música protesta y esa tropilla de cantantes al estilo de Silvio Rodriguez, Pablo Milanés y Violeta Parra.

 

A las 6:30 de la mañana, y entre el sueño y la pereza, y como en un sueño, Ricardo escuchó una partecita de Mi unicornio azul. ¿Qué le estaba pasando a Patricia? Entonces se incorporó. Ella ni se dio cuenta que lo había despertado, pero ya estaba casi lista, vestida y maquillada, toda mamacita, salió en chanclas y fue a la cocina con el celular en la mano y dejó los tacones al pie de la puerta. Luego fue a la cocina para prepararse el desayuno pero Ricardo seguía escuchando esa música.

 

Desde la cama, reconoció la letra de ese tema que dice:

 

Mi unicornio y yo
hicimos amistad,
un poco con amor,
un poco con verdad.
con su cuerno de añil
pescaba una canción…

 

Entonces Ricardo pensó que ese tal Unicornio, con esa amistad y ese cuerno, era una canción que Silvio Rodriguez le dedicaba a un amante suyo, cosa que está muy bien, pero que, honestamente, a Ricardo le parecía una completa tontería. Luego de este tema sonó Mercedes Sosa… Recordó que Violeta Parra, quien popularizó la canción Gracias a la vida, se suicidó.

 

 

II

 

Ricardo no dijo nada, pero esa música le aterraba.

 

Su novia tenía derecho a escuchar lo que a ella le diera la gana. Al fin y al cabo esa era su casa y él tan solo un visitante. Aunque por esa época estaban de novios nivel: “somos pareja, yo vivo en tu casa, pero igual no me mudo y tengo mi casa también”.

 

En adelante, Patricia se volvió fanática de Facundo Cabral, Víctor Jara, entre otros, de Mikel Laboa, Els Setze Jutges y Carlos Cano. Incluso, se compró un poncho para usarlo durante los fines de semana. Y había que verla en jeans y tacones con ese poncho que a Ricardo le parecía horrible.

 

A Ricardo, le resultaba espantoso que lo primero que tuviera en los oídos por la mañana fueran las guitarras de Silvio Rodriguez, los arpegios comunistas y las letras con una poesía que le parecía amañada y anacrónica.

 

Entonces le dijo a su mejor amigo:

 

―Es muy bobo, lo sé, pero eso me pone de muy mal humor. Yo no tengo problema en que escuche esa horrible música, pero que la escuche cuando yo no estoy.

―¿Por qué no se lo dices?

 

 

III

 

Una mañana de domingo, haciendo el amor, Patricia estaba encima de Ricardo, y se quedó quieta por un momento. El hombre la miró extrañado. Ella estiró el brazo, agarró el celular y encendió el aparato y sintonizó un canal de temas de Pablo Milanés y siguió en el asunto de amarse en la mañana.

 

Entonces sonaron un par de temas con canciones que a Ricardo le recordaban los movimientos sociales de los 70´s, hippies en español, dictaduras pendejas, protestas de adolescentes…

 

Al terminar, Ricardo le preguntó por qué estaba tan obsesionada con esa música.

 

―Yo no te digo nada porque escuchas ese rock y ese punk tan maluco, ese Pink Floyd… Y ese, ¿cómo es? ¿Led Zeppelin? ¿Los Ilegales de España?

―Pero yo no lo sintonizo cuando hacemos el amor.

 

Entonces comenzaron a discutir. Ella no quería dejar de escuchar sus canciones y el hombre no los toleraba. Entonces fue el comienzo del fin.

 

En la cama no se habla de gustos musicales.

 

Fin.

 

Cordialmente invitados a pasar a otras situaciones de presión en la vida de pareja:

 

Pues sí, pero no con esas ganas: ¿Por qué es tan frecuente el romance entre jefe y empleada? Este tipo de relaciones son tan comunes como la que sucede entre el profesor y la alumna o el vigilante del edificio y la chica del servicio doméstico.

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