Verbena de lechugas
el blog de Ciro Altabás
Llevo años con la idea de escribir esta novela.
La he comenzado ocho veces (vez más, vez menos) y nunca ha ido a ninguna parte.
¿Escribir guiones?, para cuándo dice que lo quiere. ¿Chorradas en un blog?, aquí estamos. Pero… ¿una novela?
Pánico. Pánico escénico.
Y mira que he asistido a talleres, leído libros sobre el tema, y nada.
Me tenía intrigado el porqué hasta que leí una de misterio que me pasó un amigo porque iba a adaptarla al cine. Una novela TERRIBLE.
TERRIBLE. TERRIBLE. TERRIBLE. Terminé leyendo sólo la primera línea de cada párrafo y se entendía perfectamente. Para llamar al 091. No quiero decir el título porque es un best-seller español y podemos liarla, pero menos mal que mi amigo se desentendió del proyecto.
Y entonces me di cuenta: nunca había leído un libro malo antes.
He leído libros que no me interesaban obligado en el instituto, como todo el mundo. Pero, ¿malos? No. Por razones obvias de tiempo soy muy selectivo en el asunto. Terminar un libro me puede llevar un par de semanas (menos si estoy en paro) y hay que andarse con ojo. Nick Hornby, Douglas Coupland, Chuck Palahniuk, Woody Allen, Steve Martin, Chuck Klosterman, David Mamet, Jonathan Ames, Clive Barker, Gregory McDonald, Andy Sedaris, Jonathan Ames, Elmore Leonard, Neil Gaiman, Douglas Adams.
Carajo, si sólo con lo que va vomitando Stephen King cada semana tengo entretenimiento constante.
(nota mental: tampoco sería mala idea leer algo Made in Spain de vez en cuando)
¿Y cómo voy a escribir una novela si mis referentes son perfectos?
Ayer vi un capítulo de Friends en el que a Ross le gusta una compañera de trabajo pero no se atreve a dar el paso porque ella sólo sale con premios Nobel. Y, claro, se siente intimidado. Luego agarra y se lía con Joey pero eso no viene a cuento. El caso: lo mismo. No puedo pretender ser un combinado de Nick Hornby, Douglas Coupland, Chuck Palahniuk, Woody Allen, Steve Martin, Chuck Klosterman, David Mamet, Jonathan Ames, Clive Barker, Gregory McDonald, Andy Sedaris, Jonathan Ames, Elmore Leonard, Neil Gaiman, Douglas Adams a la primera. Pero lo pretendo. Y ahí viene el follón.
En cambio en cine es distinto. Llevo toda la vida tragándome malas películas. Películas malas que son buenas, malas que son malas, buenas que son malas y alguna buena-buena de vez en cuando pero no es habitual; al fin y al cabo es hora y media y a otra cosa, por eso no me siento intimidado para escribir guiones. Si sólo hubiera visto Lawrence de Arabia, Ciudadano Kane, Taxi Driver o Regreso al Futuro iba a escribir un INT – DÍA por mis huevos toreros. Y es que con lo bueno aprendes, pero lo malo te motiva. Y hay sitio para todos. Puede haber un 2001 y mi corto DVD y nadie va a sufrir un infarto ni se va a hundir la bolsa ni ná de ná.
Conclusión: que tengo que leer más morralla.
Pasadme novelas malas. Esa trilogía de fantasía medieval épica que tiene tu primo con una valkiria en la portada. Esa historia de amor prohibido entre un fraile y la hija del terrateniente. Esa que es como el código da vinci pero sin código ni da vinci. Esa que tiene mucha atmósfera.
Carajo, si es que te compras una Moleskine, un cuaderno en blanco, y el folleto que incluye explica “éste es el heredero del legendario cuaderno que utilizaron artistas e intelectuales de los dos últimos siglos como Vincent Van Gogh, Pablo Picasso, Ernest Hermingway o Bruce Chatwin”
Sin presión, eh.
Sin presión.
La he comenzado ocho veces (vez más, vez menos) y nunca ha ido a ninguna parte.
¿Escribir guiones?, para cuándo dice que lo quiere. ¿Chorradas en un blog?, aquí estamos. Pero… ¿una novela?
Pánico. Pánico escénico.
Y mira que he asistido a talleres, leído libros sobre el tema, y nada.
Me tenía intrigado el porqué hasta que leí una de misterio que me pasó un amigo porque iba a adaptarla al cine. Una novela TERRIBLE.
TERRIBLE. TERRIBLE. TERRIBLE. Terminé leyendo sólo la primera línea de cada párrafo y se entendía perfectamente. Para llamar al 091. No quiero decir el título porque es un best-seller español y podemos liarla, pero menos mal que mi amigo se desentendió del proyecto.
Y entonces me di cuenta: nunca había leído un libro malo antes.
He leído libros que no me interesaban obligado en el instituto, como todo el mundo. Pero, ¿malos? No. Por razones obvias de tiempo soy muy selectivo en el asunto. Terminar un libro me puede llevar un par de semanas (menos si estoy en paro) y hay que andarse con ojo. Nick Hornby, Douglas Coupland, Chuck Palahniuk, Woody Allen, Steve Martin, Chuck Klosterman, David Mamet, Jonathan Ames, Clive Barker, Gregory McDonald, Andy Sedaris, Jonathan Ames, Elmore Leonard, Neil Gaiman, Douglas Adams.
Carajo, si sólo con lo que va vomitando Stephen King cada semana tengo entretenimiento constante.
(nota mental: tampoco sería mala idea leer algo Made in Spain de vez en cuando)
¿Y cómo voy a escribir una novela si mis referentes son perfectos?
Ayer vi un capítulo de Friends en el que a Ross le gusta una compañera de trabajo pero no se atreve a dar el paso porque ella sólo sale con premios Nobel. Y, claro, se siente intimidado. Luego agarra y se lía con Joey pero eso no viene a cuento. El caso: lo mismo. No puedo pretender ser un combinado de Nick Hornby, Douglas Coupland, Chuck Palahniuk, Woody Allen, Steve Martin, Chuck Klosterman, David Mamet, Jonathan Ames, Clive Barker, Gregory McDonald, Andy Sedaris, Jonathan Ames, Elmore Leonard, Neil Gaiman, Douglas Adams a la primera. Pero lo pretendo. Y ahí viene el follón.
En cambio en cine es distinto. Llevo toda la vida tragándome malas películas. Películas malas que son buenas, malas que son malas, buenas que son malas y alguna buena-buena de vez en cuando pero no es habitual; al fin y al cabo es hora y media y a otra cosa, por eso no me siento intimidado para escribir guiones. Si sólo hubiera visto Lawrence de Arabia, Ciudadano Kane, Taxi Driver o Regreso al Futuro iba a escribir un INT – DÍA por mis huevos toreros. Y es que con lo bueno aprendes, pero lo malo te motiva. Y hay sitio para todos. Puede haber un 2001 y mi corto DVD y nadie va a sufrir un infarto ni se va a hundir la bolsa ni ná de ná.
Conclusión: que tengo que leer más morralla.
Pasadme novelas malas. Esa trilogía de fantasía medieval épica que tiene tu primo con una valkiria en la portada. Esa historia de amor prohibido entre un fraile y la hija del terrateniente. Esa que es como el código da vinci pero sin código ni da vinci. Esa que tiene mucha atmósfera.
Carajo, si es que te compras una Moleskine, un cuaderno en blanco, y el folleto que incluye explica “éste es el heredero del legendario cuaderno que utilizaron artistas e intelectuales de los dos últimos siglos como Vincent Van Gogh, Pablo Picasso, Ernest Hermingway o Bruce Chatwin”
Sin presión, eh.
Sin presión.