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Sobrevivir en las cárceles de Bukele. Las familias intentan mantener con vida a los presos acusados de pandilleros

Las medidas adoptadas por el régimen de excepción decretado por el presidente salvadoreño Nayib Bukele en marzo de 2022 para combatir a las temibles maras, del que hemos conocido impactantes imágenes de pandilleros arrodillados y amontonados en las cárceles con su torso descubierto y lleno de tatuajes hasta la cabeza, ha provocado un espectacular desplome de la violencia callejera y se han registrado más de 60.000 detenciones. Observadores internacionales y organizaciones salvadoreñas de derechos humanos revelan, no obstante, torturas, arrestos y detenciones arbitrarias y sin las debidas garantías jurídicas. La operación es de tal magnitud que diversas voces de la sociedad salvadoreña están denunciando los excesos que se vienen cometiendo, de los que son víctima en ocasiones ciudadanos que nada tienen que ver con las maras. Las familias de los presos, por su parte, deben endeudarse para mantenerlos con vida. Un familiar de uno de ellos narra el calvario que está viviendo el esposo de su sobrina desde que fue detenido. Se ha omitido el nombre por cuestiones de seguridad.

—¿Usted comentó que están acongojados por tener a un familiar detenido debido al régimen de excepción? No soy partidario, no soy de ninguna fundación, solo soy un ciudadano preocupado y afectado por un mal elemento policial que me está haciendo gastar semanalmente 75 dólares [69 euros] para comida de un familiar que desde el 30 de diciembre del 2022 está en una bartolina [calabozo]. Un hombre trabajador, sin vicios, responsable, con dos hijos pequeños y de quien se ha demostrado ser un hombre de bien. Pero por un proceso viciado y de falta de independencia de los aplicadores de justicia, si se le puede llamar así, hoy tiene mi familia un gasto adicional y muy difícil de cubrir. Hablo desde la realidad, hablo con propiedad. Solo pido justicia para las víctimas de los señores delincuentes y justicia para los que nada deben.

—¿Qué han hecho para comprobar que su familiar es inocente o no está involucrado en pandillas? Le comento que las empresas con las que él trabaja y las personas del vecindario dieron su firma y documentos respaldando el hecho de ser un joven muy trabajador, educado, honrado y servicial.

—¿Cómo fue la detención de su familiar? Quizás le será difícil creer lo que le voy a comentar. La esposa le llamó al trabajo para decirle que los señores policías estaban haciendo visitas casa por casa y que el señor policía decía que se la llevaría a ella o a alguien, pero que tenía que reportar una detención. Él respondió que mejor se lo llevaran a él y no a ella por los niños pequeños. Al llegar el señor policía estaba sentado en un sofá de la pequeña sala y le dice que sería bueno que se diera una ducha y se quitara todo lo sucio del trabajo y se pusiera una calzoneta cómoda, una camiseta y sandalias porque en las bartolinas no hay agua y hay que estar con ropa cómoda. Fue un 30 de diciembre y lo subió no a la cama de la patrulla sino en el asiento de la parte de atrás de la doble cabina. Si lo único que le faltó fue que cenaran juntos. Una detención de raro procedimiento, pero con efectos similares a la de otra detención. Hacinamiento, enfermedades y depresión. A pesar de ser un hombre de estatura alta y robusto, es alguien pasivo y humilde que ya fue golpeado al interior de la bartolina, le quitan la comida y no puede denunciar por temor a que algo le suceda. Así de difícil es verlo llorar. A pesar del calvario que vive él, gracias a un jefe policial, quien ha permitido verlo y llevarle la medicina para su enfermedad que padece. Ante tanta mala situación, un policía bastante humano. Quien dice que ha conversado con él y nos comentó que está seguro que la detención es mal procedimiento y no puede decir nada contra su compañero de la corporación y que por su experiencia sabe cuando alguien anda en malos pasos y cuándo no. Es por esa razón que nos ha permitido verle en unas cinco o seis ocasiones.

—¿Ha buscado ayuda jurídica o en alguna oenegé? Busqué la ayuda de Cristosal, la UCA (Universidad Centroamericana José Simeón Cañas) y están supersaturados, nos dieron cita para un largo tiempo. No es fácil todo lo que estamos viviendo. Hay que ir a cancelar diariamente tres tiempos de comida, más un galón de agua diario. Lo que supone un gasto promedio diario de 8.50 dólares y un kit de calzoneta, camiseta, bóxer de 12 dólares cada fin de semana. Porque botan la ropa que usan durante la semana debido a que no hay agua para lavar y se bañan cada tres o cuatro días. Él está en la celda que le llaman de personas cristianas y se siente un poco mejor con relación a la primera celda, un infierno, según me comenta. En la nueva celda les predican a diario y hacen vigilia los días sábados. La sorpresa fue cuando un día ocupó lo que le llaman sanitario, después de aguantarse para no tener problemas con una persona que habían llevado. Le pegó en el pecho dos veces y lo amenazó para que no volviera a utilizarlo porque él mandaba. En ese momento sumó otro calvario a su vida e intentó conciliar con él a través de la persona que le llaman pastor y es quien predica. También le pidió o le exigió que le tenía que dar de su comida y proveer la ropa que le llevaran, por lo que nos pidió que ya no le pagáramos comida, pero no lo hicimos, le dijimos que siguiera orando y que lo evitara al 100%. Dado que es una persona pasiva y muy solidario algo se ha logrado.

—¿Qué hacen ustedes como familiares para apoyarlo? Esta situación es estresante y desesperante cuando uno despierta por la noche es lo primero que viene a la mente. El calor extremo durante el día, hielo en la madrugada y el suelo helado, diabetes y problemas de oído y sin agua. Convierten esta situación como el infierno en la tierra. Se pierde un poco la fe, la esperanza y se vuelven largos y eternos los días. Me encuentro trabajando en este momento y le digo que me dé unos días. Estoy gestionando un crédito para hacer frente a lo de la comida y apoyo a los sobrinos. Él me pidió que al salir va a trabajar igual de duro como siempre lo ha hecho para pagar todo lo que se gaste. Pero que cuidemos de sus hijos. Nos embarga la incertidumbre y la tristeza de ver a la niña de 7 años que siempre la sacaba a pasear y le ha afectado en gran manera. Menos ha afectado al niño de un año y meses, por la edad.

—¿Están pagando un abogado o tiene alguien que les asesora para que salga pronto su familiar? El papá de los niños de mi sobrina sigue detenido en las bartolinas y esto nos cuesta un promedio de 80 dólares semanales de lunes a domingo. Solamente sufragando la comida y dos galones de agua para que no se deshidrate y se enfermen aún más. Puede usted imaginar el ocio de permanecer encerrado en condiciones no higiénicas con calor, zancudos, durmiendo en el puro suelo, falta de agua, poca luz y sin poder mover sus piernas por el poco espacio físico. Es un hacinamiento total y sin debido proceso que le garantice alguna posibilidad de volver al hogar con sus hijos, su familia y con más deudas de las que entró. Hay lágrimas, dolor, desesperación, ansiedad, frustración y pocas esperanzas, hay coraje contra el policía que le puso cargos por cumplir con una cuota. No se vale que un inocente esté detenido y los que a la luz del día cometen delitos están afuera. No hay dinero suficiente para pagar y poner una demanda contra el señor policía. Quien ha dañado no solo el bienestar de los niños sino también nos llevó de encuentro al resto. Pero este es solo un caso más entre tantos.

—¿Considera que el régimen de excepción ha realizado el debido proceso? Bien por aquellas familias que al menos por hoy ya no son víctimas de las pandillas, pero se han cambiado los actores. Hoy son otras familias las víctimas y otros son los nuevos victimarios, solo cambió los actores. Solo queda seguir adelante, orar mucho y no perder la fe en Dios.

—¿Los policías o soldados hacen su trabajo cumpliendo el régimen de excepción? Creo que es necesario denunciar a aquellos policías qué actúan incorrectamente y los malos procedimientos que llevan a cabo, ya sea por presión de sus jefes o por las razones que sean. No estamos obligados a hacer cosas indebidas bajo la presión de nadie, eso sería como firmar un documento donde acepto cosas que no son, debemos tratar de hacer lo correcto, aunque nos cueste el trabajo, hay buenos policías que hacen bien su trabajo, pero hay un gran número que dejan mucho que desear. La delincuencia hay que combatirla a todos los niveles, nadie en su sano juicio puede oponerse a eso. No importando que sea alguien cercano.

—Entonces, ¿justifica usted que las detenciones de las pandillas son importantes para que termine la delincuencia en El Salvador? Si un familiar anda en malos pasos, aunque duela, deberá someterse a los efectos de sus acciones. Hay que tratar a quienes delinquen como lo que son, delincuentes, y aplicarles claramente el debido proceso, respetando los derechos a que tiene lugar, pero también hay que tratar a los inocentes como lo que son. ¿Por qué alguien tiene que pasar detenido sin deber nada a la justicia?

—¿Qué escucha usted de lo que está sucediendo con el régimen de excepción, más cuando su familiar no tiene esperanzas de ver la luz de la libertad? Quiero comentarle lo que le sucedió a un vecino de mi familia, a quien lo agarró el régimen. Entró caminando en los primeros días del régimen. A los cuatro meses le amputaron sus dos piernas por no proveerle sus medicinas para la diabetes, creo que lo debió haber leído en un periódico, pero yo le conozco a él y sé de su honradez, de su pobreza, pero también, sé que es hombre de bien. La autoridad ha hecho desastre en las comunidades y, por miedo, muchos no hablan, guardan silencio, pero sí murmuran. En silencio hay una inmensidad de pueblo que ha sido afectado, pero en público aplauden.

—¿Hubo un mal proceder en la detención injusta de su familiar? No es correcto que el mal proceder de una institución como la policía en conjunto con la fiscalía y acompañado de jueces cobardes y corruptos le dañen la vida a toda una familia. Pasar calamidad, pasar hambre con tal que su detenido tenga, aunque sea lo mínimo en la bartolina, porque ya está muy mal (mi familiar) estando en encierro y todavía tiene que pasar hambre y le hace falta medicamentos.

—¿De qué trabajaba su familiar? Tiene un camión usado que no pasa de los 6.000 dólares y que es con el que trabaja. Absurdo que alguien que ha trabajado toda su vida no pueda lograr, aunque sea lo mínimo si no tiene vicios y trabaja de domingo a domingo y desde que amanece hasta que anochece. Le estoy hablando literalmente 7/24 y fui yo quien tramitó el crédito para comprar el camioncito usado, lo cual puedo demostrar y sin miedo a nada. Porque siempre he actuado honradamente y cuando veo a alguien esforzándose hay que tenderle la mano. Los soldados y policías están en la puerta de la casa de mi sobrina y le piden que les venda algún café y que si les prepara algunos huevos. Mi familia es muy dadivosa aún en la miseria, así ha sido nuestro proceder y no tenemos el corazón para dañar a nadie de ninguna manera, nos hagan lo que nos hagan.

—¿Qué más hacen para ayudarle a él? Bueno, tengo que irle a pagar diariamente sus tiempos de comida y el agua que va a consumir, si se puede se paga lo equivalente a dos días para ahorrar un poco de tiempo y paisajes al ir diariamente y no siempre hay dinero.

—¿Qué piensa usted de este régimen que se ha llevado en la colada a muchas personas inocentes? Si se hubiesen corregido los errores de este régimen creo que no habría tanta crítica y oposición. Pero en la misma situación y, quizás más triste, hay situaciones que le han sucedido a una señorita de vecina de mi familiar. Joven, estudiosa, decente, no es una joven alocada y desenfrenada, sino señorita de casa, de dominio, de hogar, de buen proceder y la misma situación detenida, ella y su mamá. Nada que ver con delincuencia, pero sí para hacer números. No tiene, o quizás sí, la idea de todo lo que hemos visto y vivido a manos de este régimen de supresión de garantías constitucionales y mi persona ha sufrido de persecución durante todo un año. Por ser familiar tomaron foto de donde vivo, grabaron y comenzó el hostigamiento. No he dejado de trabajar un solo día, no he huido, salgo de mi trabajo y van tras de mí.

—¿Cómo observa a muchas familias que ya no están atemorizadas por las pandillas? Así como desde la experiencia de muchas familias atemorizada por las pandillas hoy expresan su felicidad y tranquilidad y por supuesto que tienen la razón de sentirse como se sienten. Así como yo tengo el derecho de sentir lo que siento. Pero la justicia debe llegar a todos. A los que estaban siendo atemorizados y a los que por error, si se puede llamar así, han sido detenidos. Si yo le debo algo a la justicia, entonces debo esperar que esta me llegue algún día. Pero si no le debo nada a la justicia, debo descansar en ella.

—¿Ha servido de algo el régimen de excepción? Cuando en las entrevistas salen analistas haciendo comentarios, ya sea a favor o en contra, créame que ambas situaciones bien alejadas de la realidad. El efecto de haber disminuido o erradicado, si así se quiere decir, de las pandillas, no se ha transformado en más negocios, más personas haciendo emprendimiento, más inversión, más nocturnidad de la sana, más práctica de deporte, hay miedo y se dice que es tranquilidad, la gente se encierra temprano, porque se sienten vigilados y temor que si les pasó a vecinos honrados, cualquiera puede ser víctima. ¿Entonces, de que nos hemos librado?

—Con lo que ha comentado, ¿es prudente lo que hace el sistema de justicia con los que no son delincuentes o pandilleros? El señor presidente Bukele debe escuchar a sus asesores o ministros que hay que corregir los errores del régimen. La gente tiene miedo de ser víctima de las acciones de un señor policía o soldado que no ande en sus mejores días. No dice nada, no comenta, pero murmura. Nadie con tres dedos de frente se opone al combate a la delincuencia. Pero sí me opongo a ser parte del daño colateral de parte de quien debe protegerme por derecho de ley. Repito, si alguien delinque que la ley se encargue de la persona y le aplique el castigo correspondiente.

—¿Cree usted en la justicia salvadoreña? Somos personas decentes, honradas y trabajadoras, ese es nuestro pilar para salir adelante el trabajo duro y la constancia. No tenemos el valor de dañar a ninguna persona y tampoco a los animalitos. Créame que al señor policía quisiera demandar por ser mal elemento. Porque nadie tiene más facultades que aquellas que la ley le permite. También le conté, si bien recuerdo, que uno de los policías le pidió a mi sobrina menor que se bajara la ropa interior para ver si tenía tatuajes en sus partes íntimas. Da coraje el abuso, el irrespeto a lo que hemos llegado y sin poder hacer ni decir nada. Porque la Procuraduría es adorno, al igual que la Fiscalía.

—¿Cómo evalúa el caso de su familiar sabiendo que hay miles de inocentes y el sistema de justicia trabaja según lo que dice el régimen de excepción? Se llevó a cabo la audiencia especial para pedir medidas sustitutivas. Espero no equivocarme en el término jurídico, de todos los casos que fueron presentados y que fueron bastantes, el caso del esposo de mi sobrina fue el único a quien el juez resolvió ponerle una fianza. Es un poco alta para los escasos recursos económicos y para el nivel de vida nuestro. Sin embargo, realicé un préstamo para cubrir algunos gastos de comida de él dentro de bartolinas y medicina; además, de una parte, para la comida de los dos hijos. Razón por la cual el monto del préstamo que fueron 10.000 dólares, los cuales no alcanzaron para todos los gastos.

—¿Qué hace su sobrina para cuidar a los hijos del detenido? Mi sobrina se dedicó a vender comida y se ayudaba un poco con la poca ganancia. El caso es que se demostró arraigo, familiar, domiciliar, laboral, no pertenencia a estructuras delincuenciales, no haber tenido nunca problemas con la justicia, no poseer tatuajes y todo lo que ayudé a demostrar ser un hombre de bien. Trabajador, responsable, hombre de familia, sin vicios, etcétera. Hoy estamos esperando que en el plazo de cinco días hábiles para que la fiscalía no apele la decisión del juez y de medidas alternas e ir a firmar cada quince días. Si eso fuera así, entonces solamente queda esperar en Dios quien nos ha acompañado en todo. Para que emitan la carta de libertad y que las autoridades también tengan la buena intención de acatar la orden del juez. Aún no se ha emitido la carta de libertad. Razón por la cual hemos tenido un gasto adicional de aproximadamente un poco más de 400 dólares en comida, medicamentos y accesorios de aseo. Esta situación está causando un daño muy grande a las economías de las familias y aún más en aquellas que somos de recursos limitados como la nuestra. Ya me toca pagar la primera cuota del préstamo para la fianza con sus intereses respectivos. Esta situación parece no interesarle al Gobierno aun cuando sabe que toda esta gente tiene familia y que por cada persona inocente detenida ilegalmente hay cuatro o más familiares que no le darán su apoyo electoral al partido. Ahora, con el cambio realizado en las sedes judiciales, se está retrasando aún más los procesos por estar acomodándose en las instalaciones asignadas, creo que es un gran retroceso en la aplicación de la justicia. Aquí afuera los días son cortos, pero en bartolinas o jaulas para describirlo mejor, un mes es una eternidad, sin agua, poca luz, sin nada que hacer, durmiendo en el puro suelo, insalubridad, zancudos, calor excesivo y muchos sin tener quien les lleve un plato de comida por la situación económica. Considero que es un tipo de tortura, una forma de crimen, una forma de secuestro a la privación de libertad sin derechos y acceso a la justicia.

—¿Qué daños colaterales cree tendrá el esposo de su prima? Este familiar entró con algunas deudas manejables y saldrá totalmente endeudado. Pero en lugar de estar gastando en comida y medicinas bajo una condición infrahumanas, es mejor estar libre y trabajando para pagar esas deudas y que algún día saldrá de ellas. La libertad no tiene precio. Unos la adquieren con dinero propio, otros con deuda y otros con su propia vida.

—¿Dios está con ustedes? La oración es un arma muy poderosa. Le digo arma porque es un instrumento de defensa ante cualquier situación, una enfermedad, un problema legal, un problema económico, un problema de vecindario, ansiedad, preocupación, etcétera. Como reza el dicho: “Ante cualquier situación Dios es la solución”. Es decir, Dios le da la sabiduría para poder enfrentar todo tipo de situación, le provee la calma, le inyecta confianza e incluso si algo no tiene marcha atrás en la voluntad de Dios, por ejemplo, una enfermedad terminal, Dios dará la calma para aceptar y sobrellevar la situación. Para Dios no hay nada imposible, pero su voluntad es soberana, mi fe debe descansar en la voluntad de Dios, aun cuando esta sea adversa a lo que yo pueda estar clamando. Recuerde el Proverbio: “Si alguien está falto de sabiduría, pídala a Dios y él le dará abundantemente”. De Dios proviene la inteligencia y el conocimiento.

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