Home Mientras tanto Soluciones (Golf) 16-10-2010

Soluciones (Golf) 16-10-2010

Desde que vine a Burkina Faso el año pasado y empecé a escribir sobre esta dura realidad y qué se podría hacer por intentar cambiarla, por intentar ayudar un poco, cada vez que volvía a España, o bien por email, siempre encontraba algún amigo con alguna idea ingeniosa para aplicar aquí o alguna iniciativa económica que quizás fuera la solución a los males que les aquejan. Este viaje no iba a ser menos.

Todo ello con tanto entusiasmo como sobrada ignorancia sobre la realidad que aquí se vive.

Es verdad que yo he venido con mis propias tercas ideas a aplicar aquí, sin tener ni puta idea de cómo es esto. Y después de 19 meses sigo sin tener ni idea de qué se puede hacer.

 

Aquí todo el mundo habla de la formación como cuestión clave para cambiar el país y yo pensaba (y sigo pensando) que ¡es la economía, estúpidos!

Por ello me empeñé, el año pasado, en intentar poner en marcha un proyecto de escuela destinada a formar emprendedores-empresarios, que creyeran en ellos mismos y sus posibilidades, no en las posibilidades de sacarles pasta a los blancos, las ONGs o los Organismos Internacionales… En esto (y más cosas) coincidía con lo que decía Sankara.

Pero no salió adelante, ni la ONG con la que estaba, ni mi ex empresa creyeron en ello, o en mí, o en el conjunto.

 

Así que dejé eso y seguí escuchando consejos: “tú lo que tienes que hacer es plantar tomates”, ‘pero si ya los plantan y son muy malos’, “pues, por eso, plántalos buenos”, ‘pero si la gente no tiene un Fcfa para comprarlos y se comen los que les da su pequeña huerta y los que los compran es más para hacer la salsa del ’, “ya, pero eso es porque son malos, tú plántalos buenos”.

Y yo acabo asintiendo y evitando la discusión interminable porque no me lleva a ningún lado y el amigo/a en cuestión cree haber dado en el quid con el que acabar los males de África.

Soluciones así, montones.

“Tienes que plantar flores” ‘¿Qué? ¿y a quién se las vendo?’, “Pues las traes a Europa en avión”, ‘Sí, claro, no había caído’

 

El cartel de la escuela de fútbol de mi pueblo. Esto ya está en marcha… El director de la escuela, además de ser el primer adjunto del Alcalde, le llaman ‘Pelé’, porque jugaba de joven al fútbol aceptablemente. No puedo competir…

 

“Una escuela de fútbol, tienes que montar una escuela de fútbol. Sólo con un buen traspaso ya tienes cubierto el presupuesto de la escuela”, ‘No, si no te digo que no, viendo a Eto’o, etc, pero yo no tengo ni idea de fútbol ni sé darle patadas a un balón…’.

Proyectos de turismo solidario, artesanía solidaria, agricultura solidaria… todo, o casi todo, solidario.

 

Un ensayo (error) que hice el año pasado plantando azafrán en unos ataúdes, en el jardín de mi casa. Con buen abono casi llega a salir… ;-))

 

La verdad es que la mejor idea fue la de mi hijo de intentar cultivar azafrán.

Pero no ha funcionado… todavía. Porque seguiré intentándolo.

 

Otra idea buena que tuvo fue hacer patatas fritas (de bolsa) para vender en los supermercados porque se dio cuenta que todas son de importación y aquí las patatas son de las pocas cosas buenas que da la tierra. Eso también intentaré ponerlo en marcha, si los dioses me dan salud (o no me la quitan) y no se me acaba el dinero.

Pero en este viaje a España me he encontrado la mejor propuesta para hacer algo por esta gente: el golf.

Estaba con un grupo de conocidos tomando unos vinos y uno de ellos, muy aficionado al golf, dio con la clave: tengo que montar varios campos de golf por el país porque crearía mucho empleo. Llegué a ironizar que no se utilizaran máquinas corta césped, que lo hicieran a tijera y que podríamos salir en la prensa de todo el mundo y más en la prensa especializada del golf. Y ahí saltó como un resorte, “¿lo ves?, podría venir gente aficionada al golf de todo el mundo; hay muchos que lo harían sólo por la cosa de ser tan especial”.

Y sugirió campañas de publicidad: “18 hoyos cortados a cepillo. Nunca el green fue tan amorosamente tratado”. Y cosas así.

 

Esto podría ser el típico grupo local femenino a punto de empezar un recorrido por el campo, con sus palos al hombro…

 

Yo me reía y le seguía la coña pensando que era una gracia, divertimento de blancos tomando vinos de marca en un restaurante cojonudo solucionando el hambre de los negritos, pero el tipo hablaba completamente en serio.

Incluso ya hablaba de cuántos campos, de montar uno en el Sahel, en las dunas, con montones de ‘bunkers’, de que él podía escribir a la Federación Española de Golf y ver si había fondos de cooperación internacional para montar campos de golf, de escribir a Tiger Woods para que vaya a la inauguración y lavar un poco su maltrecha imagen de mujeriego…

Me di cuenta que no hablaba en broma e intenté cambiar de tema, pero todavía coleó un rato.  Prometió enviarme una bolsa de bolas con el logo de su club de golf y decir allí que se empiecen a recoger palos viejos de golf en vez de tirarlos, para mandarlos a Burkina Faso.

 

Dudando de si usar una azada del 5 o una guadaña del 2, falta de práctica golfística, supongo…

 

No, si lo mismo tiene razón y no es mala idea, pero la verdad, yo no me veo empujando ese troley.

Me sentiría un redivivo de María Antonieta:

“¿qué no tienen balón de fútbol para darle cuatro patadas en la calle?

Pues que jueguen al golf…”

 

 

 

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