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Somos dos especies

Hombres y mujeres tenemos una gran cantidad de cosas en común. Compartimos genes, ideas, experiencias, alegrías y penas…. A veces, hasta compartimos la vida. El listado de las cosas que nos unen como especie se podría hacer interminablemente largo, tanto que faltaría papel; pero a veces resulta sorprendente lo diferente que somos y sobre todo, la capacidad de reacción y análisis tan diferente que aplicamos ante un mismo problema.

    Que un hombre vea la vida de una manera simple es lo más habitual. Ellos ven las cosas tal cual, sin profundizar a menos que sea necesario. Ellas, en cambio, siempre van más allá, aunque no haga falta. Y este hecho las otorga una posición de ventaja. Por ejemplo, a estas alturas del discurso, seguro que ya sabrían que decir mientras yo, aquí, pobrecito, estoy todavía pensando por donde voy a salir.

    ¿Somos verdaderamente iguales? Pues va a ser que no. Por ejemplo, los del género masculino cuentan con más conexiones en algunos circuitos del cerebro, en particular en el área llamada neocortex temporal (que se ocupa de las emociones y las relaciones sociales). Pero a pesar de ello piensan menos. Y además, olvidan más cosas y antes que las mujeres.

    Eso se explica porque el hipocampo, que es la región que se encarga de la memoria a corto plazo, es menor en los hombres que en las mujeres. Pero algo falla, porque el hipocampo tiene también mucho que ver con la orientación espacial y sin embargo las mujeres y los mapas…en fin.

    Ejemplos al margen, está probado que las estructuras cerebrales de los hombres y las mujeres no son tan idénticos como se pensaba. Un estudio comparado de los cerebros de ambos géneros realizado en la universidad de Harward ha demostrado que el lóbulo frontal es mayor en las mujeres que en los hombres. Esta región está relacionada con la toma de decisiones y la resolución de problemas. También las mujeres tienen más grande el área encargada de las emociones.

    Y ¿En dónde los cerebros masculinos se muestran superiores?… ¿No se lo imaginan? Efectivamente en la parte que se encarga, entre otras cosas, del impulso sexual (se llama amígdala, curioso ¿no?)… nada más que añadir.
    
    Y las diferencias se manifiestan en los comportamientos. Al procesar de manera diferente las emociones, por ello, hombres y las mujeres reaccionan de  modo tan diferente. Es decir, discusión asegurada. Como decía John Gray, los hombres son de Marte y las mujeres de Venus. Así, a la hora de discutir el hombre se retira tras una breve batalla, mientras que la mujer trata en el debate aportar todas aquellas cosas que le permitan realizar cambios que redundaran en su beneficio.
    Los hombres en sus breves momentos de discusión son más agresivos mientras por otro lado las mujeres son más manipuladoras. Los varones se enfadan y se ponen a la defensiva, mientras que las mujeres siguen, y siguen y siguen….

    En resumen, ahora no recuerdo cuales son los elementos de juicio necesarios para definir si dos organismos pertenecen a la misma especie o no (ya saben, se nos olvidan las cosas), pero a veces cuando comparo hombres con mujeres me da la sensación de que somos dos especies distintas.
    
    Pero en cualquier caso, ¡Viva la diferencia!

 

Jesús Pintor, Bioquímico

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