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Mientras tanto'Surge Madrid'... ¿y quién nos va a hacer la tortilla con tanto...

‘Surge Madrid’… ¿y quién nos va a hacer la tortilla con tanto huevo roto?


 

huevo roto de wikimedia commons

 

Tengo una amiga que se confiesa independiente. Trabaja por poco más de 500€ al mes en lo que le va saliendo, pero tiene una casa y un coche en propiedad. En verdad, lo pagan sus padres, pero ella se confiesa así, independiente.

 

Luego tengo muchos amigos que se confiesan teatreros independientes, de esos que hacen rugir las paredes de la creatividad, pero siempre que voy a sus estrenos, siempre, digo, me encuentro con las mismas personas: sus padres, sus amigos, los amigos de los padres, los amigos de los amigos, los otros amigos independientes… Siempre son los mismos. Pero ellos se siguen confesando así: teatro independiente.

 

Luego están las independencias estatales, esas que salen en el BOE (cuando salen) y entonces a los de arriba, a los teatreros independientes, se les hincha el pecho diciendo que no, que ellos no beben de la teta del Estado. (Que tiran de agenda, vaya).

 

Y claro, una va por la calle tranquilamente y se encuentra con la amenaza de un huevo, un huevo a punto de abrirse y caernos encima como un meteorito. Un huevo abriéndose que alguien ha tenido la desfachatez de llamar SURGE MADRID. Y a los de arriba, muchos más de los que creemos, se les arruga el pecho.

 

Surgen así, en apenas tres semanas de gestación, la friolera de 444 funciones en 31 espacios con 93 estrenos, la mayoría de ellos, claro está, muy independientes. Y entonces, dado el revuelo de estos días, de las declaraciones en contra de la gestión, de la patraña electoral que supone este “festival”, del riesgo de contagiarnos todos a la vez de una salmonelosis, entonces, digo, una va por la calle y se siente un poco así, un poco Calimero, un poco chiquitín, chiquitina. Y se pregunta, ¿quién coño nos va a hacer la tortilla con tanto huevo roto?

 

Calimero se va de casa

 

Sé que esta muestra a muchos les escuece, que son más insurgentes o resurgentes que otra cosa. Lo sé. Pero, ¿cuánto cuesta decir ‘no’? ¿Quién nos va a enseñar a decir ‘no’? ¿Cuándo vamos a decir ‘no’ de una puñetera vez? Son preguntas que nacen de la incomprensión profunda de quien critica lo que hace, de quien se proclama  independiente con el ‘papá dame’. Quien dentro del tejido —y este tejido, por sus cifras, tiene de todo menos calidad y profesionalidad, únicos criterios que conozco— se permite el lujo de hinchar el pecho tras un estreno cuya taquilla en su totalidad va a parar a las manos de la organización.

 

¿Pero no veis que el día del estreno es cuando papá y mamá y los amigos de papá y mamá y los amigos independientes —que estrenan al tercer día tras vosotros—, y los amigos de los amigos van en tropel? ¿No veis que vais a trabajar y montar un espectáculo con las sobras del filete de la noche, con las malas babas de quien organiza una mierda así de grande, con las butacas vacías al segundo día de siete a lo sumo en salas de no más de 100? ¿Nunca se os caído un huevo o qué?

 

Y sobre todo, una vez surgido todo esto, ¿quién coño nos va a hacer la tortilla de patatas tan española? Decidme, ¿quién? Si no lo sabéis, id mirando vuestras agendas.        

 

p.d.: era imposible que un gallinero como éste con una señora como ésta no tirara un huevo al azar. A ver qué pasa…

 

la señora del fondo

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