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Mientras tantoTangerine Dreams

Tangerine Dreams

Cinesporas en el blogo aerostático   el blog de Federico Volpini

 

Y tocándolo con la varita mágica lo convirtió en sí mismo. “¡No, no, no, por favor!: ¡no me hagas eso!”

 

No está mal recordar lo que somos.

 

Nos guardamos en la cartera, en los bolsillo, papeles que no nos decidimos a tirar y no volvemos a mirarlos. ¿Qué extraña superstición nos impide deshacernos de ellos hasta que los desintegra el propio roce, el tiempo? ¿Qué decían? ¿Qué eran esos papeles?

 

Todo lo que tiramos somos, siempre, nosotros.

 

¿Sueñan los orangutanes con naranjas mecánicas?

 

‘A CLOCKWORK ORANGE’

 

Está el mundo redondo y siempre viene alguien a cuadrarlo. Que nos cuadren las cosas significa que las cosas se ajusten a las expectativas que sobre ellas tenemos o, al menos, que no se vayan mucho de donde las pusimos. Y se nos van las cosas: los días, los amigos, los bares, las ocasiones, los países: vuelves y nada es como lo recordabas. Si la persona humana es su memoria, volver lo pone a uno en su sitio. La memoria distorsiona los recuerdos, tuerce el aprendizaje y, si somos memoria, somos eso: seres distorsionados. Para ayudar a la memoria (y para transmitirla), está la memoria artificial: libros, archivos.

 

Los libros, los archivos, lo que tienen es que son en sí mismos para la eternidad: cierto o falso, allí queda. El tiempo hace su criba. Sólo el tiempo.

 

Está el mundo redondo y siempre viene alguien a cuadrarlo. Para borrar el tiempo, aquel que nos estorba, aquel que nos impide hacer nuestro el tiempo en que vivimos, que no lea la gente.

 

SITGES RETROSPECTIVA

Octavo día (viernes 16 de octubre)

 

Justo después de la comida. ¿No fue el martes?

 

‘ENDORPHINE’

 

 

‘Endorphine’. André Turpin.

 

¿El pasado, el presente, el futuro? ¿Dónde estamos? Es más: ¿cuál somos, cada persona, cada vez? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ‘Endorphine’. El trauma. El sufrimiento. Y un crimen que la conciencia nos repite en el tiempo. «¿Qué ha pasado?» «¿Qué han dicho?» ¡Por favor!: ¡la cerveza en la comida! ¿No habíamos quedado, no me había prometido yo a mí mismo, que en los Festivales eso nunca? Se me cae la cabeza. De repente, un teléfono suena, vibración, en silencio: es el mundo exterior que nos reclama.

 

Salimos de la sala.

 

Como era de esperar, fuera no hay nadie. Incidente en el puente sobre el Río del Búho, el bar está cerrado. ¡Pero cómo!: ¡si no son todavía ni las cinco! El camarero espera a que le sirvas. “Usted perdone. Acabo de olvidarme de todo lo que he visto esta mañana”. “No merece la pena”. “¿Disculpe?” “Comunica”. En la piscina una serpiente mocasín nada hacia nosotros. Afortunadamente estamos fuera, pero sabemos que algo no va bien. Cristo lleva las manos atadas a la espalda. Aguardamos a que empiece la misa. Una patada y el banco cae bajo sus pies. La cuerda tira de nosotros hacia arriba. Ha empezado a llover. La serpiente nos pica.

 

“¿Hola?”

Respondo, sobresaltado:

“¿Qué?”

“Te has dormido”.

“¿La película entera?”

 

Por desgracia, ni eso: ver lo suficiente como para crearte un cargo de conciencia. Cine para sufrir, ‘Endorphine’ queda para el futuro. Si la estrenan. Y, entonces, tener la sensación de que, lo que estoy viendo, ya ha pasado.

 

WALLACE COLLECTION

 

Wallace Collection: ‘Daydream’.

 

En una versión, la de la película, creo, menos afortunada, éste era el tema musical de ‘Endorphine’: sustancias analgésicas que nos genera el cuerpo, entre otras cosas, para dejar atrás lo que no hicimos. Pero que nos persigue desde entonces.

 

De repente caigo en la cuenta de algo: en la comida no he bebido cerveza.

 

‘YAKUZA APOCALYPSE’

 

‘Yakuza Apocalypse: the great war of the underworld’, de Takashi Miike.

 

Yakuzas vampiro. No es un pleonasmo. Gorguera escapada de la Tuna, el Django amarillo viene a hacer estragos.

 

 

 

‘The Invitation’, de Karyn Kusama.

 

¿Hay que ir allí a donde nos invitan? El pasado, mejor, donde lo dejó uno. Código de conducta: cuando frena la noche, poner las luces rojas.

 

‘TANGERINE’

 

‘Tangerine’, de Sean Baker.

 

Una película rodada, entera, con el móvil.

 

¿Hay vida más allá de los móviles? En esto, como en todo, se escuchan opiniones. En España no hay. Pronto tendremos un teléfono móvil que nos permita viajar en el metro sin el metro. Sin tener que mirar a nada, sino a él. Y hasta vendrán, los móviles, con personas pidiendo y músicos tocando.

 

‘Sorcerer’ TANGERINE DREAM

 

 

Sitges: mañana acaba. El Palmarés.

 

Es más fácil dar pena que dar risa. Salvo cuando la risa se da sin pretenderlo. Lo que nos lleva otra vez a lo mismo: es más fácil dar pena que dar risa.

 

Porque van a lo fácil, los OSCAR, por ejemplo, rara vez los gana una comedia. En general, los premios se orientan a lo fácil, no porque sea lo que llega al público: al público le llega todo lo que le dan; y, así, ha habido momentos de público ilustrado, rápidamente corregidos por la Administración. Se va a lo fácil porque es lo que les llega a los jurados. La risa puede ser que no la entiendan. ¿Y si me río y me entero después que es de mí de quien me estaba riendo? La grandeza de la persona humana reside en que eso mismo sea un aliciente. ¿Son personas humanas los jurados? Acudamos a la experiencia propia: no lo son. Te hacen jurado y es como ponerte un uniforme: te hacen alguien, te hacen autoridad. Jeckyll y Hyde: el antes y el después de ser jurado. ‘Sacramento’. Te bautizan jurado para una nueva fé. Imprime carácter. Los hay, algún jurado, que regresa jurado al domicilio, es la confirmación: “Eras como pensaban los que te conocían, Jose Mari”. Ser jurado te ha puesto en tu lugar. De ahí al sacerdocio, sólo un paso. Hablas y emites, cada vez, un fallo.

 

Me ha sucedido a mí, en un sueño color de mandarina y en la vida real, el ser jurado. Ver que lo que entusiasma te entusiasma a ti sólo y no hay manera de que se lleve nada. Luchar, desesperarse. Tener que transigir con lo que no te agrada, componendas. Con frecuencia, no gana lo mejor: gana lo menos malo. Donde se logra acuerdo. Por eso los jurados lo que quieren es que la cosa pase.

 

Escribir sobre lo que ha pasado tiene exactamente el mismo valor que escribir sobre lo que pasa: ni en un caso ni en otro puedes remediarlo.

 

Mañana (hace hoy dieciséis días), en Sitges las películas premiadas.  No tiene sentido que el Jurado delibere: se lo puedo decir, quién ha ganado.

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