SITUACIÓN A:
-Bueno, pues aquí tienes mi guión.
-Muy bien.
-Gracias por leerlo, eh, ya sabes que formas parte de mi “comité de sabios”.
-De nada, de nada.
-Eres el presidente del comité. El presidente. El “presi”.
-Muy bien.
-Eso sí, ten en cuenta que es un primer borrador.
-Vale.
-Un “first draft”, que se dice.
-Vale.
-Y, a ver, que no estoy ciego. Que ya sé que el guión tiene problemas.
-Ah, ya sabes que-
-Quiero cambiar lo de que el prota se acuesta con su madre.
-¿Su madre?
-Igual hago que sea una amazona. De 19 años.
-Ajá.
-Sin parentesco. Una amazona sin más.
-Ya.
-Y también, no sé, les cambio los nombres al prota y al malo. Porque ZRGTMUN y ZTGRNUM –
pueden ser confusos. Que tiene su sentido en el guión, eh, pero pueden ser confusos.
-Sí. Quizás. Confusos.
-De hecho no sé ni cómo los he dicho en voz alta.
-Sí.
-Y la poción del final. La poción que resucita al héroe. Tampoco lo tengo claro porque lo veo un poco por la cara.
-¿El héroe muere?
-Muere, muere.
-¿Y le resucita una poción?
-Un “deus ex machina”, que se dice.
-Ya. Pero… a ver…
-Dime.
-Si vas a cambiar a la chica…
-Sí.
-Y vas a cambiar el final…
-Sí.
-Y me voy a hacer un lío con los nombres…
-Sí.
-¿Por qué no me lo pasas después?
-¿Después?
-Sí, haces estos cambios, lo pules del todo y me lo das.
-Lo pulo del todo. Lo dejo perfecto, ¿no?
-Lo dejas perfecto y me lo das.
-Ya, ¿y cómo lo ibas a criticar estando perfecto?, ¿eh, listillo?, ¿EH?
El “comité de sabios” es el círculo íntimo de confianza (familia/pareja/amigos/colegas/etc.) que te conoce, sabe cómo escribes y cuya opinión respetas para que lean antes que nadie las primeras versiones de tu guión o vean un primer montaje del corto. Y rajan. Ya lo creo que rajan.
No te voy a decir quién debe formar parte de ese comité y quién no, pero hay quien debe formar parte de ese comité y quien no. Es cuestión de rascar y probar suerte. Ante la duda, rodéate de críticos que van a buscar fallos antes que de “palmeros” (gente que sólo aplaude tu trabajo) por si acaso. Porque mejor que ellos descubran los problemas que no un productor. Claro que hay que tener estómago para admitir las críticas, cara a cara.
SITUACIÓN B:
-¿Y? ¿Qué te ha parecido?
-¿La verdad?
-La verdad.
-A ver, que hay cosas… hay cosas que están bien…
-“Cosas”.
-Pero… en general… no sé. ¿Qué son, 150 páginas…?
-140.
-Bueno, eso.
-No te pases.
-Eso, pero el segundo acto dura sólo cinco páginas…
-Dura lo que tiene que durar.
-Y la historia de la madre de la mejor amiga de la protagonista…
-¿Qué le pasa? ¿No te lo crees?
-Es que es LA MADRE DE LA MEJOR AMIGA DE LA PROTAGONISTA.
-Ya. Ya lo has dicho. No hace falta que grites.
-No grito. Es que no sé qué pinta ese personaje.
-¿Sabes lo que te pasa?
-Qué.
-Que tienes el cerebro podrido.
-Ya estamos.
-Podrido. Que te has leído dos manuales de esos de cómo escribir un guión y ya te crees… en fin.
-Pues mira: no te vendría mal leer tú algún manual de esos.
-Pues no me da la gana. Porque me coartan. Me coartan esos manuales y tú. Tú también.
-¿Que yo qué?
-¿No lo estás viendo? ¡Me censuras!
-Que yo no te… A ver, vamos a ver, vamos a calmarnos: Aristóteles dice que…
-¡Aristóteles me come la polla!
-¡Vale, vale!
-¡Me da igual lo que diga Aristóteles, a mí sólo me importa lo que digas tú! ¡Y tú dices que no valgo para nada!
-Joder, cariño…
-¡Déjame! No sé para qué te.. no, si la culpa es mía, si ya sabía yo que… ¡lo que pasa es que no me escuchas!
-¿Qué tiene que ver eso con-
-¿Cuánto tiempo llevo contándote esta historia?, ¡y ahora que me doy la paliza de escribir 150 páginas que te pones a despotricar!
-140.
-Vete a la mierda.
-Venga, va, que no es todo así. Que el final me ha gustado.
-¡¡Vete a la mierda!!
El ser humano (tú, yo, Jason Priestley) está lleno de inseguridades y suelen expresarse atacando: sé que lo que he escrito es mejorable y cuando metes el dedo en la llaga, te cuelgo el móvil. O me formo una coraza y me rebota, me rebota, que en tu culo explota. Es normal. No pasa nada. Pero más vale que apuntes las críticas y la valores esa noche con la cabeza fría porque, o te lo dice un amigo antes, o te lo dice después LEONIDAXXX94 en YouTube. Y con más signos de exclamación.
Dice la leyenda que, cuando Billy Wilder tenía que ver el bodrio de un amigo por compromiso, al salir de la proyección comentaba, para no mentir ni herir susceptibilidades, “Esto es lo que yo llamo una película”.
Lo ideal es no tener que recurrir a semejantes eufemismos y aguantar a un comité de sabios. Un número impar. De tres personas suele estar bien. Como en “Minority Report”: si dos te dicen que hay un problema y uno que no, presta atención.
Claro que elige bien la versión que les enseñas. No les bombardees cada semana con una distinta (“el coche que conduce la pareja ya no es rojo, ¡versión ocho!”) ni te vayas al extremo contrario.
SITUACIÓN C:
-Oye, que muchísimas gracias.
-De nada, de nada.
-Por escrito. Me has hecho un análisis por escrito. A lo lector de guiones.
-Es que me explico mejor escribiendo.
-Pues muchísimas gracias. Es que lo has clavado. Lo has clavado. 12 páginas de análisis. Madre mía, qué currada.
-Bueno, me alegro de que te haya gustado.
-Me ha encantado. La pena es que voy a rodar esta versión de todas formas.
-¿Cómo?
-Sí, como ya estamos localizando y ya tengo a los actores…
-Pero…
-Pero eso, es muy interesante lo que pones. MUY interesante.
-¿Entonces?
-La próxima vez te llamo el primero. Hombre que no. El primero. Que lo has clavado. ¡Si es más largo el análisis que el guión!
-Pero… pero…
-Oye, ¿te importa pagar tú las cañas? Es que con esto del rodaje me he quedado sin un duro…