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Mientras tantoTemporada de cumpleaños

Temporada de cumpleaños


 

 

La temporada de cumpleaños empezaba en diciembre y acababa en junio. Nuestros hijos y los amigos de nuestros hijos eran “niños urbanos”, tal como los definí en un reportaje que publiqué hace poco más de diez años en una revista digital ya desaparecida. Entonces, con un pomposo y un poco irónico título en inglés (Urban kids go country) hablaba de cómo estos cumpleaños eran a veces la única ocasión en que nuestros hijos y sus amigos salían de la ciudad y tenían contacto con eso que llamamos generalmente “naturaleza” en muchos meses. Ellos vivían entre calles y avenidas, y su rutina normal era del colegio a casa pasando, algunas tardes, un rato en un pequeño parque. Salir de la ciudad siempre implicaba cierta preparación y bastante «logística», sobre todo si había que estar todo el día fuera, pero antes ya mi mujer (normalmente era ella) había tenido que ocuparse de todo lo que suponía organizar el cumpleaños. Incluso, si no eran los cumpleaños de nuestros hijos sino de sus amigos (o en ocasiones de sus primos y primas) los preparativos eran importantes. Pero merecía la pena…

En especial nos gustaban (y a los niños también) los que se celebraran en el bosque de El Saler, que está situado entre el mar y la Albufera de Valencia, y los que hacíamos en el río Palancia, cuando subíamos al pueblo del interior de Castellón donde mi mujer tenía familia y donde íbamos a veranear. Esos eran momentos en que los niños urbanos se volvían “salvajes”, con gran placer por su parte y también con gran placer por mi parte porque aprovechaba esos momentos para sacar las cámaras y ponerme el uniforme de camuflaje de fotógrafo, que normalmente tenía guardado en un armario en mi vida diaria en una gran ciudad como Valencia.

El reportaje original (Urban Kids…) ya no se puede ver en ninguna parte porque como me ha pasado con bastantes revistas digitales de un día para otro desaparecen y no dejan la más mínima huella. Pero ahora que la temporada de cumpleaños terminó hace ya muchos años y nuestros hijos y sus amigos son adolescentes que se montan ellos la fiesta a su manera, voy a recuperar algunas de estas fotos porque como pasa siempre es el tiempo quien les da un valor y las coloca en una posición privilegiada entre los recuerdos personales. Como siempre digo, uno no fotografía para el presente, fotografía para el futuro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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