¿No nace inocente en este mundo todo ser humano?
Los Ángeles, marzo de 2014
Hace unos años, mientras discutía con unos amigos, me llamó la atención cómo abordar el concepto y la realidad de la pena de muerte. ¿Era correcta? ¿Estaba mal? ¿Era necesaria o era una venganza a través de la justicia? Me llamó la atención que dar cualquier tipo de importancia a las raíces y condiciones pasadas del autor parecía deshonrar a las víctimas.
Había empezado a leer casos judiciales de personas que acabaron en el corredor de la muerte, centrándome en Estados Unidos. Tras estudiar unos 300 documentos, en los que se denunciaban abusos y violencia inimaginables, sentí la necesidad de saber. ¿Qué lleva a una madre a golpear a su bebé de seis meses con un bate de béisbol hasta dejarlo irreconocible, sólo porque lloraba?
Llegué a la conclusión de que los motivos de muchos de estos horrendos actos eran a menudo menores. De hecho, desafiaban y superaban cualquier posible comprensión de cómo podían llegar a desencadenar semejante violencia. La mayoría de los condenados a muerte expresaron cómo experimentaron una identidad positiva en su primera infancia, afirmando, por ejemplo: “Sabía que era una buena persona”.
Sin embargo, de forma similar, se informó repetidamente de que un factor externo se abrió paso durante la infancia, transformándolos lenta e inexorablemente en otra persona. En realidad, ninguno de ellos fue capaz de identificar o nombrar con precisión dicho “factor externo”…
Estoy convencido de que todo el mundo puede sentir y relacionarse con la inocencia y la belleza de un recién nacido. Los años que siguen a la infancia, las condiciones de vida a las que te enfrentas decidirán a qué lado de los muros de la prisión puedes acabar la mayor parte de tu vida. Te conviertes en lo que esas condiciones –y las personas que las crean– han infligido a lo que una vez fue tu brillante inocencia.
Me parece que no hay respuesta correcta ni escapatoria, ni para “ellos” –los perpetradores– ni para “nosotros”. Empezar e intentar comprender puede ser la única manera…