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Sociedad del espectáculoEnciclopedias por entregasThe Beatles: Yellow submarine (LP)

The Beatles: Yellow submarine (LP) [parte 1]

[Este artículo forma parte de la obra The Beatles: It’s all too much – Una enciclopedia por entregas: disco a disco, tema a tema. Puedes acceder a la introducción, que contiene además el índice completo, pinchando aquí.]

LP. Apple PMC 7070 (mono)/LP. Apple PCS 7070 (estéreo)
17 de enero de 1969

El álbum Yellow submarine apareció en el mercado seis largos meses después de que se estrenara la película de dibujos animados de la que operaba como banda sonora. Fue parte del motivo de su relativo fracaso comercial. The Beatles, era evidente, no habían puesto particular interés ni en el filme ni en su contribución musical al mismo: cumplieron con su obligación contractual de aportar cuatro grabaciones novedosas y poco más, aunque, tocados como estaban por la varita del éxito, el largometraje se convirtió inmediatamente en un clásico de la animación. Este LP, por contraste, es considerado de forma casi unánime como la obra menos interesante del grupo de Liverpool… pero contiene más de un clásico tardío de la psicodelia que ningún fan auténtico del grupo debería pasar por alto.


Cara A: The Beatles
YELLOW SUBMARINE (Lennon-McCartney)
ONLY A NORTHERN SONG (Harrison)
ALL TOGETHER NOW (Lennon-McCartney)
HEY BULLDOG (Lennon-McCartney)
IT’S ALL TOO MUCH (Harrison)
ALL YOU NEED IS LOVE (Lennon-McCartney)

Cara B: Original film score composed & orchestrated by George Martin
PEPPERLAND (Martin)
(a) SEA OF TIME (b) SEA OF HOLES (Martin)
SEA OF MONSTERS (Martin)
MARCH OF THE MEANIES (Martin)
PEPPERLAND LAID WASTE (Martin)
YELLOW SUBMARINE IN PEPPERLAND (Lennon-McCartney arr. Martin)


Lista de reproducción completa del álbum Yellow submarine

Publicación internacional original: EE.UU., LP, Apple SW-153 (estéreo)/cinta abierta, Apple Y1W-153 (estéreo)/cassette, Apple 4XW 153 (estéreo)/cartucho, Apple 8XW-153 (estéreo)/cartucho de cuatro pistas, Apple X 4153 (estéreo), 13 de enero de 1969

Reediciones:

  1. Agosto de 1974. Apple TC-PCS 7070 (estéreo). Cassette
  2. Agosto de 1974. Apple 8X-PCS 7070 (estéreo). Cartucho
  3. 10 de noviembre de 1978. Apple PCS 7070 (estéreo). Incluido en The Beatles collection (14 LPs, Parlophone BC 13)
  4. 3 de octubre de 1982. Apple PMC 7070 (mono). Incluido en The Beatles mono collection (11 LPs, Parlophone BMC 10)
  5. 3 de octubre de 1982. Apple TC-PCS 7070 (estéreo). Cassette. Incluido en The Beatles collection (13 cassettes, Parlophone TCBC 13)
  6. 24 de agosto de 1987. Parlophone CD-PCS 7070/CDP 7 46445 2 (estéreo). CD
  7. 24 de agosto de 1987. HMV BEACD 25/5 (estéreo). CD
  8. 19 de noviembre de 1987. Parlophone/Apple TCPCS 7070 (estéreo). Cassette
  9. 31 de octubre de 1988. Apple PCS 7070 (estéreo). Incluido en The Beatles (A boxed set collection) (16 LPs, Parlophone BBX 1)
  10. 31 de octubre de 1988. Parlophone/Apple TCPCS 7070 (estéreo). Cassette. Incluido en The Beatles (A boxed set collection) (16 cassettes, Parlophone TC-BBX 1)
  11. 31 de octubre de 1988. Parlophone CD-PCS 7070/CDP 7 46445 2 (estéreo). CD. Incluido en The Beatles (A boxed set collection) (16 CDs, Parlophone CDS 7 91302 2)
  12. 31 de octubre de 1988. Parlophone CD-PCS 7070/CDP 7 46445 2 (estéreo). CD. Incluido en The Beatles complete compact disc collection (16 CDs, HMV BEA CDBOX1)
  13. 1994. Parlophone CD-PCS 7070/CDP 7 46445 2 (estéreo). CD. Adjunto al libro The Beatles: The art of the Yellow Submarine
  14. 9 de septiembre de 2009. Apple/Parlophone 0946 3 82467 2 5 (estéreo). CD
  15. 9 de septiembre de 2009. Apple/Parlophone 0946 3 82467 2 5 (estéreo). CD. Incluido en The Beatles (16 CDs+DVD, Apple 5099969944901)
  16. 7 de diciembre de 2009. Apple, sin referencia (estéreo). Álbum digital. Incluido en The Beatles stereo USB (memoria USB, Apple 5099969944963)
  17. 16 de noviembre de 2010. Apple, sin referencia (estéreo). Álbum digital
  18. 16 de noviembre de 2010. Apple, sin referencia (estéreo). Álbum digital. Incluido en The Beatles box set (álbum digital, Apple, sin referencia)
  19. 12 de noviembre de 2012. Apple 0094638246718 (estéreo)
  20. 12 de noviembre de 2012. Apple 0094638246718 (estéreo). Incluido en The Beatles (16 LPs, Apple/Parlophone 5099963380910)
  21. 24 de mayo de 2017. Apple PCS 7070/0094638246718 (estéreo)

Edición relacionada:

  1. Yellow Submarine songtrack. LP/cassette/CD. Apple 521 4811/521 4814/521 4812 (estéreo). 14 de septiembre de 1999
Reedición 1

Película

The Beatles habían firmado en 1963 un acuerdo con United Artists que les comprometía a protagonizar tres largometrajes. El primero de ellos se tituló A hard day’s night (1964) y fue un éxito absoluto de crítica y público, pero, aunque Help! (1965) también ofreció excelentes resultados en taquilla, este segundo filme no recibió las mismas alabanzas por parte de de la prensa especializada. A los miembros de la banda se les encendieron todas las alarmas: se habían negado desde el inicio a aceptar participar en tramas simplonas y a ser presentados como clichés de estrellas de moda… y no dieron el visto bueno a ninguna de las propuestas subsiguientes de Walter Shenson, el productor de las dos primeras películas.

El proyecto del filme Yellow submarine nació en 1966 a propuesta de Al Brodax, el responsable del departamento de televisión y películas de la productora estadounidense King Features Syndicate. Brodax era además el creador y uno de los guionistas de una serie de dibujos animados de éxito protagonizada por unas caricaturas de The Beatles, que la ABC-TV emitió en los Estados Unidos los sábados por la mañana desde el 25 de septiembre de 1965 y que estuvo en antena hasta el 21 de octubre de 1967, sumando un total de treinta y nueve episodios. Brodax, que había coordinado la producción de series animadas como Popeye, Krazy Kat, Cool McCool, Beetle Bailey, Snuffy Smith o Casper the friendly ghost, consiguió convencer aquel año a Brian Epstein para que el manager diera el visto bueno final al que había sido su plan original desde un principio: la realización de un largometraje cinematográfico, del estilo de Fantasía, de Walt Disney, protagonizado por The Beatles en forma de personajes animados. Un spoiler para el lector: ocurrió justo lo contrario; el producto que llegó a los cines fue una película que ponía patas arriba el mundo de la animación y rompía por completo con la estética Disney (y hasta se permitía un guiño en este sentido: los personajes que representaban el mal, los Malvadillos Azules, lucían unos sombreros que estaban claramente inspirados en las orejas de Mickey Mouse).

Cada uno de los capítulos de la serie de dibujos animados que King Features Syndicate venía produciendo desde 1965 estaba titulado con el nombre de dos canciones de The Beatles. Fue McCartney quien propuso que la película desarrollara una historia inspirada en el sugestivo título de una de las piezas que los de Liverpool acababan de publicar y que, a su entender, estaba lleno de posibilidades visuales: Yellow submarine. Brian Epstein comprometió la aportación de cuatro nuevas grabaciones del grupo para el filme y el proyecto se anunció a la opinión pública el 7 de junio de 1967. El acuerdo resolvía además un asunto candente, el de la obligación contractual de producir un tercer filme para United Artists. El largometraje de dibujos animados operó como una solución de compromiso: los cuatro músicos garantizaron que aparecerían físicamente en el metraje (acabaron protagonizando una breve escena final que daba paso a los títulos de crédito, que se rodó el 25 de enero de 1968), que contribuirían con cuatro temas nuevos a la banda sonora de la película (el cuarto y último lo entregaron apenas cinco meses antes del estreno del largometraje) y también se comprometieron, verbalmente, a poner las voces a sus personajes (no cumplieron, aunque se había publicitado que lo harían). La producción corrió a cargo de Apple Films, King Features Syndicate y TVC London. United Artists se encargó de la distribución.

Brodax, como productor, contrató los servicios de la vanguardia del mundo de la animación. El canadiense residente en Londres George Dunning se hizo cargo de la dirección y el checo-alemán Heinz Edelmann fue el diseñador de los personajes y se echó además sobre la espalda la dirección artística del filme, aportando un enfoque psicodélico. Suya fue la propuesta de que el largometraje fuera encarado como una serie de sketches visualmente independientes, de manera que el estilo de la animación variara cada pocos minutos. Edelmann se había ganado su prestigio como ilustrador en la célebre revista alemana Twen, para la que trabajó entre 1961 y 1969. El mundo también le recuerda como el diseñador de la mascota de la Exposición Universal de Sevilla de 1992, un gran pájaro blanco llamado Curro, con patas de elefante y pico y cresta decorados con los colores del arcoiris.

Los guionistas oficiales de la película fueron el propio Al Brodax y otros tres colaboradores, todos ellos estadounidenses: Lee Minoff (asistente de Stanley Kubrick), Jack Mendelsohn (creador de la tira cómica Jackys diary y autor de tramas para producciones infantiles de King Features Syndicate) y Erich Segal (un profesor de latín y griego de la Universidad de Yale que escribiría en 1970 su famosísima novela Love story, así como el guion de su aún más célebre adaptación cinematográfica). Roger McGough, miembro del grupo The Scaffold en el que militaba el hermano de McCartney, participó también muy activamente en el guion: se le invitó tardíamente, ya muy avanzada la producción del filme, para que aportara un toque liverpuliense a los diálogos. Su participación no fue acreditada, aunque recibió un pago de quinientas libras esterlinas. La trama era obra de la pluma de Lee Minoff.

La fuente principal de inspiración de los guionistas fue el álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. Los cuatro creadores se habían puesto manos a la obra durante los primeros meses de 1967 pero les estaba costando encontrar un enfoque interesante. George Martin, quizá sin saberlo, fue quien vino en auxilio del equipo creativo: invitó a los cuatro autores a una audición privada del álbum de The Beatles, todavía inédito, y la chispa de la magia prendió de inmediato. Así nació Pepperland (Pimientalandia), un país mágico cuyos habitantes adoran la música de la Banda del Club de los Corazones Solitarios del Sgto. Pimienta: cuatro músicos sospechosamente parecidos a John, Paul, George y Ringo.

«Sacamos un montón del álbum Sgt. Pepper. Cogimos la palabra “pepper” [“pimienta”], que es positiva, picante, y creamos un lugar llamado Pepperland [Pimientalandia] que está lleno de color y música. Pero en las colinas de alrededor viven los Blue Meanies [Malvadillos Azules], que odian el color, odian todo lo positivo» (Al Brodax).

Los cuatro miembros de The Beatles se desentendieron muy pronto del desarrollo del filme porque desconfiaban de los resultados (al fin y al cabo, la empresa que impulsaba el proyecto era la misma que producía la sonrojante serie de dibujos animados protagonizada por las caricaturas de ellos mismos), pero también porque andaban impulsando otros proyectos en paralelo: una versión visual del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band que nunca salió adelante y un mediometraje que acabaron firmando como directores, Magical Mystery Tour. Solo Lennon participó activamente al principio, no siempre de forma completamente voluntaria, aportando ideas para el guion de la película. El largometraje podría haberse convertido en un producto de calidad mediocre, una mera excusa para explotar comercialmente el nombre del grupo más famoso del mundo, pero los desarrolladores del proyecto demostraron que estaban a la altura y, aun sin el concurso de los de Liverpool, apostaron por crear una obra visualmente rompedora con un guion de corte psicodélico que funcionaba a las mil maravillas entre el público infantil y, a la vez, estaba plagado de guiños que hacían las delicias de los “flower children” y del público en general. Una nota interna publicada en noviembre de 1966 y redactada por Lee Minoff con la colaboración de McCartney había establecido las bases creativas del proyecto:

«La meta debe ser nada menos que llevar la animación más allá de cualquier cosa que se haya visto antes en estilo, clase y tono, pero evitando lo preciosista y lo pretencioso.»

El equipo encargado de la animación cumplió de largo. Se utilizaron las más diversas técnicas, entremezcladas alegremente y con inteligencia, con resultados asombrosos y tremendamente innovadores. El fabuloso diseño de personajes y el imaginativo uso del color hicieron el resto. Visualmente, Yellow submarine era una de las cumbres del arte psicodélico en movimiento.

El guion no iba a la zaga del elemento visual. Salpicado aquí y allá con ingeniosos aunque inocentes juegos de palabras, narraba una historia delirante en la que los cuatro Beatles, reclutados por el Viejo Fred —a la sazón director musical de la Banda del Club de los Corazones Solitarios del Sgto. Pimienta—, partían hacia Pimientalandia en el submarino amarillo para enfrentarse a la amenaza de los Malvadillos Azules y su ejército antimusical. En el camino sufrían todo tipo de inesperadas aventuras mientras atravesaban diversos mares (el Mar del Tiempo, el de la Música, el de la Ciencia, el de los Monstruos, el de los Productos de Consumo, el de Ninguna Parte, el de la Frenología, el de los Agujeros) hasta que llegaban al Mar Verde y desde ahí a Pimientalandia. Por el camino reclutaban ayuda: la de Jeremy Hillary Boob, PhD, el Hombre de Ninguna Parte. En Pimientalandia, disfrazados como miembros de la Banda del Sgto. Pimienta (unos músicos locales con un aspecto sorprendentemente similar al de los propios Beatles), vencían a los Malvadillos Azules con música y un mensaje reconciliador: “todo lo que necesitas es amor”. Los Malvadillos Azules se convertían finalmente a la causa del bien.

De alguna manera, la película reelaboraba la imagen idealizada y candorosa de los Beatles de los primeros tiempos aunque desde una perspectiva psicodélica… y la idea funcionaba a la perfección. Yellow submarine es todavía hoy una alegría visual y un estímulo intelectual, y el mejor exponente de lo mejor del arte de los ’60, incluyendo sus elementos de libertad conceptual e ingenio creador. The Beatles, o más bien sus estereotipos, acabaron operando en manos de Brodax, Dunning y Edelmann como una mera excusa para la elaboración de una animación divertida, ocurrente y sorprendente en lo visual y en lo literario. El espíritu del grupo sobrevolaba la obra cinematográfica y las canciones de la banda eran su columna vertebral, pero el producto final les debía poco a los de Liverpool y mucho al equipo creativo, que aprovechó un presupuesto razonablemente generoso (250.000 libras) para crear un filme animado de hora y media en el que todo parecía estar permitido. Yellow submarine, la película, era todo lo que no era Yellow submarine, el álbum: un producto valioso minuto por minuto, “la última flor del Verano del Amor de The Beatles” en palabras de Nicholas Schaffner. Heinz Edelmann describió con orgullo el largometraje como “el primer ejemplo de entretenimiento comercial no comercial”.

La película se estrenó en el Reino Unido el 17 de julio de 1968 en el London Pavilion, con unos diez mil fans presentes: el último coletazo de la beatlemanía. Acudieron los cuatro miembros de The Beatles, que andaban embarcados en aquellos días en la grabación de su doble álbum homónimo. John se presentó con Yoko Ono, en la que era la segunda aparición conjunta de la pareja en un acto público, y Paul sin Jane Asher, evidenciando oficialmente la ruptura del compromiso entre ambos. Acompañaban a los de Liverpool muchas celebridades del mundo del pop: el miembro de Grapefruit George Alexander; Donovan; P. J. Proby; el rolling stone Keith Richard con su novia, Anita Pallenberg; el miembro de Status Quo Mike Rossi; Sandie Shaw; el exmiembro de The Animals Alan Price; la modelo Twiggy; los presentadores Simon Dee y Tony Blackburn… Después del estreno se celebró una fiesta para doscientos invitados en el Royal Lancaster London Hotel, que renombró su nightclub apodándolo The Yellow Submarine en homenaje a la película. Siguió llamándose así durante años.

Las críticas al filme fueron en general muy positivas. Destacaban la innovación visual, el uso mesurado aunque hábil de diversas corrientes artísticas, el magnífico guion y el inspirado reflejo de la psicodelia: Renata Adler llegó a sugerir en The New York Times que la película podía disfrutarse más viéndola un poco “colocado”. The Hollywood Reporter fue uno de los pocos medios que le puso pegas al filme, criticando su tramo final por largo y pretencioso. Yellow submarine fue objeto de reiteradas comparaciones con Fantasía, la obra de 1940 de Walt Disney dirigida por Ben Shardsteen. La empresa estadounidense aprovechó el tirón, aunque se tomó su tiempo, y reestrenó con éxito el 17 de diciembre de 1969 su vieja producción. Utilizó un gancho publicitario que la definía como “la experiencia visual definitiva” y rehízo el póster del filme, creando un nuevo y colorido diseño psicodélico.

«La película, con su innovador estilo visual, no era solo para niños, claramente, sino para todos los que fueran capaces de apreciar su asombrosa recreación cinematográfica de la música de The Beatles, y reintrodujo a personas de todas las edades en la animación como forma de arte. Desde el punto de vista visual, Yellow submarine capta a la perfección el espíritu antibelicista, contracultural y psicodélico de los años sesenta. Para los niños como yo, que éramos demasiado jóvenes para vivir directamente lo que ocurría en aquella generación, la película transmitía el aspecto y el estilo de la época de una forma que podíamos entender. También abrazó el espíritu explorador de los años ’60 con su uso de técnicas de animación experimentales, como el aspecto de técnica mixta de la secuencia de Eleanor Rigby.
»Sin embargo, la innovación técnica de la película siempre estuvo apoyada en los principios fundamentales de un gran diseño. Los maravillosos diseños de Heinz Edelmann capturan a The Beatles, a Pimientalandia y a ese submarino icónico con un atractivo increíble. (Yo tenía 11 años cuando se estrenó la película y el modelo Corgi del submarino era una de mis posesiones más preciadas. Todos los chicos que conocía tenían ese modelo o lo deseaban.) Al visionar la película hoy en día, se ve claramente que fue pionera de un movimiento que llevó nuevas formas de animación a públicos de todas las edades: desde las viñetas de Terry Gilliam para Monty Python’s flying circus, pasando por los estilos más experimentales utilizados en programas infantiles de televisión como Barrio Sésamo, The electric company y Schoolhouse rock!, hasta el uso ahora común de la animación en los vídeos musicales contemporáneos.
»Como aficionado a la animación y como cineasta, me quito el sombrero ante los artistas de Yellow submarine, cuyo revolucionario trabajo contribuyó a allanar el camino para el fantástico y diverso mundo de la animación que todos disfrutamos hoy en día» (John Lasseter, 2012).

Los cuatro miembros de The Beatles acabaron siendo fans confesos del filme. Paul lo ha elogiado, aunque reconociendo que la implicación del grupo en su gestación fue mínima y que él habría deseado que ofreciera un aspecto visual más convencional. George, por su parte, destacó lo bien que envejeció la película con el paso de los años. John y Ringo lo celebraron sin ponerle un solo pero:

«No nos apetecía mucho hacer la película Yellow submarine. Los estadounidenses que habían hecho Popeye, King Features, producían una serie televisiva de dibujos animados de The Beatles para los niños las mañanas de los sábados. Y era una cosa muy mona, y pensábamos que estaba bien para los críos más pequeños, pero no queríamos involucrarnos mucho, no estábamos dispuestos a hacer las voces, porque una vez que eso ocurre tiene que ser de calidad, nuestras cabezas quedan en el punto de mira. Así que les permitimos hacerlo, con otra gente haciendo las voces, que resultaron bastante desastrosas. Nos convirtieron en terribles estereotipos. Me crearon esa imagen de: “Oh, no hagas eso, Ringo”… el extremadamente sensible, ese era yo. John era un agudo sarcástico, Ringo era un perfecto mudo y George apenas estaba. Pero aquello iba tan bien, los dibujos animados de The Beatles, que querían hacer un largometraje. Yo estaba excitado porque soy un gran fan de Disney, de veras que creo que es verdadero arte. Les dije que acabábamos de sacar una canción, Yellow submarine, que yo había escrito para Ringo, muy para niños, pero que podía resultar adecuada. Yo lo veía de forma muy realista, una historia sobre aquel viejo lobo marino.
»Pero lo que ellos tenían en mente era el punto en el que estábamos nosotros, que era la época de Sgt. Pepper, un poco demasiado formal, ligeramente de otro mundo. Nos vieron entre toda aquella psicodelia y pensaron: “Este es el tipo de filme que haremos”. De manera que me quedé un poco decepcionado. Yo pensaba que habría funcionado mejor con un poco de toque Disney. Pero tiene una especie de viveza que queda muy bien hoy en día» (Paul McCartney, 1989).

«Ese filme funciona generación tras generación. Todos los bebés, con tres o cuatro años de edad, tienen su experiencia de Yellow submarine» (George Harrison, 2000).

«Creo que es una gran película, es mi película favorita de The Beatles. A Sean le encanta, a todos los niños les encanta» (John Lennon, 1980).

«Me encantó Yellow submarine. Me pareció muy innovadora, con una animación genial. Sigue siendo estupenda y me alegro de haber participado en ella» (Ringo Starr, 2000).

Sorprendentemente, en el Reino Unido un desencuentro empresarial provocó que, solo tres semanas después del estreno, la película fuera retirada de la mitad de los doscientos cines en los que estaba siendo proyectada, lo que mermó tremendamente sus posibilidades de éxito comercial. La distribuidora, The Rank Organisation, alegó que los resultados en taquilla no estaban siendo los esperados, pero no era cierto: probablemente la empresa contaba con recibir una película de animación infantil y se encontró con un filme con escenas psicodélicas que evocaban el consumo de sustancias psicotrópicas… y lo boicoteó a conciencia. En los Estados Unidos el filme se estrenó cuatro meses más tarde, el 13 de noviembre de 1968, y el éxito de crítica y público fue indescriptible.

El filme contenía muchos cortes de la discografía reciente de The Beatles, entre ellos las cuatro nuevas canciones que el grupo aportó al proyecto. La única contribución adicional de los miembros de la banda se rodó el 25 de enero de 1968 en los Twickenham Film Studios: una breve secuencia inserta antes de los títulos de crédito finales en la que los verdaderos George, John, Paul y Ringo recuperaban algunos de los gags asignados a sus respectivos personajes animados, descubrían la presencia de unos cuantos Malvadillos Azules en las cercanías de la sala en la que se proyectaba la película e invitaban al público a cantar para resistir colectivamente la amenaza. Los de Liverpool ni siquiera pusieron las voces a sus propios personajes, aunque se habían comprometido a hacerlo, y hubo que recurrir a actores de doblaje: Peter Batten dio vida a Harrison, John Clive a Lennon, Geoffrey Hughes a McCartney y Paul Angelis a Starr. Angelis también ejercía como narrador en la secuencia inicial de la película y ponía voz al jefe de los Malvadillos Azules. Tuvo que asumir además parte del trabajo de doblaje del personaje de Harrison cuando el actor que lo interpretaba, Peter Batten, fue detenido a mitad de rodaje: era un desertor del ejército británico.

«Desde el mismo principio, todos los Beatles dijeron que harían sus propias voces para el filme Yellow submarine. Estuvimos preguntándoles y persiguiéndoles e invitándoles, pero nunca conseguimos arrastrarlos. Al final no nos quedó más alternativa que contratar actores para imitar las voces, e hicieron un trabajo bastante bueno.
»Cuando finalmente conseguimos llevar a The Beatles a un pase de la versión terminada, todos parecían muy contentos hasta que salieron, y Paul fue el primero en venir y decir: “Escuchad, creo que habéis hecho un gran trabajo con los otros tres, pero mi voz suena horrible. ¿No podéis hacer nada al respecto?”. Luego, uno por uno, todos vinieron y dijeron lo mismo. “Ellos suenan bien, pero yo estoy completamente mal”. Así que supongo que dimos bastante en el clavo» (John Coates, productor de animación de Yellow submarine).

En los inicios del proyecto, y mientras Yellow submarine iba tomando forma, John se dejó tentar por la posibilidad de aportar ideas al guion. En cierta ocasión Lennon telefoneó a Brodax a las tres de la mañana para lanzarle una propuesta que no conseguía quitarse de la cabeza: “¿No sería fantástico si Ringo fuera seguido calle abajo por un submarino amarillo?”. La sugerencia fue efectivamente incorporada al guion, convirtiéndose en la secuencia en la que uno de los cuatro beatles aparece por primera vez en escena. Lennon reivindicó también como ideas propias la del Monstruo Aspiradora y la del Mar de los Agujeros.

«Brodax me sacó la mitad de Yellow submarine. Hoover, la máquina que absorbe a la gente… Todo aquello fueron ideas mías. Venían al estudio para charlar. “Hola, John, tienes alguna idea para la película?”. Yo empezaba a largar, y ellos se iban y lo hacían» (John Lennon, 1972).

El estreno de la película contribuyó a relanzar un mercado que permanecía en barbecho desde 1964: el de los productos de merchandising beatle. Rompecabezas, pósters, postales, calendarios, tebeos, llaveros, bolígrafos, relojes e infinidad de otras fruslerías semejantes, todas ilustradas con los diseños de los personajes de la película, invadieron de nuevo las tiendas y los corazones de los fans más jóvenes y de los impenitentes coleccionistas de memorabilia. Era el triunfo del mercado, capaz de convertir en objeto de consumo a los abanderados de la contracultura, con los colores psicodélicos como reclamo comercial.

Yellow submarine apareció por primera vez en VHS y LaserDisc el 28 de agosto de 1987, cuatro días después del primer lanzamiento en CD del álbum homónimo. El 27 de septiembre de 1989 se publicó una nueva edición con la banda sonora remezclada digitalmente y con sonido estereofónico de alta fidelidad. La versión definitiva, en VHS y DVD, se publicó el 14 de septiembre de 1999. Incluía una secuencia que había sido suprimida en 1968 en el montaje estadounidense, la de la canción Hey bulldog, que tampoco había aparecido en las primeras ediciones en vídeo.

Este lanzamiento gozó de una intensa campaña publicitaria en la que, sorpresivamente, se implicó con gusto el propio George Harrison. La película había sido restaurada digitalmente y el sonido se escuchaba en Dolby 5.1. The Beatles aprovecharon la ocasión para rehacer completamente el disco de la banda sonora, y así fue como apareció en el mercado el LP Yellow Submarine songtrack (Apple 521 4811/521 4814/521 4812, 14 de septiembre de 1999), que recogía quince de las dieciséis canciones que se escuchan en la película, todas excepto A day in the life: Yellow submarine, Hey bulldog, Eleanor Rigby, Love you to, All together now, Lucy in the sky with diamonds, Think for yourself, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, With a little help from my friends, Baby, you’re a rich man, Only a northern song, All you need is love, When I’m sixty-four, Nowhere man e It’s all too much. Más aún: las quince canciones habían sido remezcladas en estéreo y sonaban como nunca. El nuevo álbum fue publicado en vinilo amarillo, en cassette y en CD, y la presentación cuidaba hasta el más mínimo detalle. Muchos fans celebraron la iniciativa, felices de poder adquirir un álbum que incluía una colección casi completa de los temas de The Beatles que aparecían en el filme (por contraste con el álbum original, que solo contenía seis cortes de los de Liverpool complementados con música orquestal), y más felices aún de que aparecieran con unas mezclas extraordinarias. Otros recibieron la iniciativa con suspicacia: el nuevo álbum no dejaba de ser una recopilación más de temas archiconocidos y, además, su lanzamiento suponía una posible amenaza para la versión original de la banda sonora, que corría el riesgo de acabar siendo descatalogada. No ocurrió: el disco aparecido en 1969 siguió estando disponible y, diez años después, cuando The Beatles lanzaron la versión remasterizada de sus álbumes originales, el viejo álbum Yellow submarine era parte del catálogo. Ambas alternativas coexisten hasta el día de hoy en el mercado.

Tuneando el submarino amarillo

El 11 de septiembre de 2009 Disney y Apple Corps anunciaron a bombo y platillo que preparaban una versión actualizada de Yellow submarine y que estaría lista para su estreno en 2012, coincidiendo con la celebración de los Juegos Olímpicos en Londres. El director elegido para la tarea era el oscarizado Robert Zemeckis, un mago en el empleo de efectos especiales y en el uso combinado de rodaje convencional y dibujos animados. Se le encargó que produjera la película utilizando los mismos efectos de captura de movimiento que había empleado en sus películas The Polar ExpressPolar Express en España, El Expreso Polar en Hispanoamérica, 2004—, Monster houseMonster house: La casa de los sustos en Hispanoamérica, 2006—, Beowulf (2007) y A Christmas carolCuento de Navidad en España, Los fantasmas de Scrooge en Hispanoamérica—, a punto de estrenarse entonces.

El proyecto no salió adelante. Alternativamente, el 20 de marzo de 2012 Apple anunció que se había estado trabajando en una versión remozada de la película original, restaurada en 4K a mano, fotograma por fotograma, y que se estrenaría en DVD y Blu-ray el 28 de mayo, aunque finalmente se publicó el 4 de junio (un día más tarde en los Estados Unidos). En mayo de 2012 el filme se reestrenó en cines por tiempo limitado.

El 8 de julio de 2018 la película volvió a las salas, durante un único día en el Reino Unido e Irlanda y como fecha de estreno en los Estados Unidos. Era una forma de promocionar su debut en Prime Video, que se produjo en varios territorios el día 13 del mismo mes.

Reedición 2

Grabación

The Beatles habían asumido la obligación contractual de proporcionar cuatro nuevas canciones para la banda sonora del filme y en un inicio intentaron despachar la tarea con cierta diligencia, quizá para sacudirse el compromiso legal cuanto antes. Así, para empezar, recién rematada la grabación del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band recuperaron un descarte de las sesiones, Only a northern song, y le añadieron los últimos arreglos el 20 de abril de 1967. A lo largo del mes de mayo y a principios de junio, y en un ambiente muy distendido y en cierta medida autocomplaciente, siguieron visitando el estudio con cierta regularidad y fueron produciendo material adicional: Baby, you’re a rich man (11 de mayo), All together now (12 de mayo) e It’s all too much (25 y 31 de mayo y 2 de junio). También empezaron a trabajar en el tema de Lennon You know my name (Look up the numer) (17 de mayo y 7 y 8 de junio), pero la grabación quedó inconclusa y la banda no lo remató hasta casi dos años después, el 30 de abril de 1969. La pieza acabaría adornando la cara B del último single británico del grupo, Let it be (Apple 5833, 6 de marzo de 1970). Estos cuatro temas nuevos, con la posible excepción de It’s all too much, se grabaron específicamente con la banda sonora de Yellow submarine en mente. The Beatles trabajaban en paralelo en otro proyecto, Magical Mystery Tour, y de hecho registraron la pista que daría título a su película televisiva en esta misma época. También se entregaban en ocasiones a improvisar, grabando una toma tras otra de jams experimentales poco inspirados.

Cuando los de Liverpool decidieron utilizar Baby, you’re a rich man como cara B del single que lanzaron en julio, All you need is love, se encontraron con que les seguía faltando un tema. Lo resolvieron tardíamente, el 11 de febrero de 1968: quedaban pocos días para emprender su viaje a la India e improvisaron el registro de una canción de Lennon, el único compositor de la banda que no había aportado creaciones propias tras los sucesivos descartes de Baby, you’re a rich man y You know my name (Look up the numer). La canción, que se grabó mientras la banda rodaba un clip para Lady Madonna, se titulaba Hey bulldog, y era la única de las nuevas propuestas que apuntaba en la dirección del sonido del álbum The Beatles en vez de remitir al pasado reciente de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. Tres de las cuatro canciones novedosas que contiene el álbum Yellow submarine se registraron en un único día de trabajo cada una.

El interés artítico de The Beatles estaba puesto en el doble álbum que empezaron a grabar en mayo de 1968 y que les ocupó en el estudio hasta noviembre. Aunque el filme se había estrenado en el Reino Unido en julio, los planes iniciales no contemplaban lanzar la banda sonora hasta septiembre, quizá para acompasar su aparición en el mercado con el más tardío estreno internacional del filme.

No pudo ser, y parte de la culpa fue de George Martin, el responsable de la cara B del álbum como compositor, arreglista, director de orquesta y productor. Sus composiciones, que operaban como música incidental en la película, habían sido grabadas originalmente en los Olympic Sound Studios durante la primavera, con apoyo de los ingenieros de sonido Keith Grant y George Chkiantz, pero el productor decidió volver a registrarlas para su aparición en el LP. Tenía razones de peso: según desveló en su momento Geoff Emerick, Martin no disponía de los derechos para utilizar la grabación original en el disco… y, por otra parte, asegurarse la propiedad completa de las versiones que iban a aparecer en el álbum era una jugada inteligente desde el punto de vista crematístico. Martin, que andaba implicado en la producción del doble álbum The Beatles, no pudo encarar la tarea hasta el 22 y el 23 de octubre de 1968, en el estudio 1 de Abbey Road. Cada una de las dos sesiones consumió tres horas de trabajo. Martin dirigía una orquesta de cuarenta y un músicos. Ron Richards y John Burgess le apoyaban en la producción y Geoff Emerick operaba como ingeniero. El equipo técnico le dedicó los dos días siguientes a la confección de las mezclas estéreo. El 22 de noviembre se procedió a editar las grabaciones para que su duración encajara en una cara del LP.

Aunque el propio productor dio en su momento explicaciones alternativas, lo cierto es que Martin se había garantizado la aparición de su música en el álbum de la banda sonora con un contrato negociado y firmado con NEMS cuando Brian Epstein todavía estaba vivo. Seguramente fue el acuerdo más lucrativo de toda su vida: firmar como autor seis de los trece cortes que aparecían en un disco de larga duración de The Beatles, y como intérprete de siete (la última pieza del álbum, Yellow submarine in Pepperland, era un arreglo de Martin de un tema de Lennon y McCartney), le garantizaba de por vida unos pingües ingresos. El productor consiguió además algún encargo extra como compositor de bandas sonoras gracias a la repercusión de su trabajo en Yellow submarine. El único beatle que se revolvió públicamente contra el acuerdo de Epstein y Martin fue Lennon.

«Brian cometió un error al dejar que George metiera todos esos rellenos en Yellow submarine, la mierda tipo Sea of Holes. Grabó toda esa mierda terrible que se publicó con nuestro álbum, ya sabes. Si te fijas, es como un gran chiste. George Martin está en una cara de nuestro álbum. Oh, no nos dimos cuenta…» (John Lennon).

Se comparta o no la opinión de Lennon, lo cierto es que George Martin compuso y grabó unas piezas orquestales de una calidad musical más que aceptable que, además, contribuían decisivamente a reforzar la narrativa cinematográfica de la película. Y se tomó muy en serio el encargo:

«Todo tenía que estar hecho a la medida de la película. Si se abría una puerta o aparecía una cara rara en una ventana, y esos momentos tenían que ser destacados, era la partitura la que tenía que hacer el trabajo. (…)
»La respuesta es muy sencilla en realidad. Planificas el tempo de tu ritmo y luego creas lo que se llama una “pista de clic”. Es decir, una pista independiente que simplemente contiene un sonido de clic que aparece cada tantos fotogramas de la película. Sabes que la película de 35 mm funciona a 24 fotogramas por segundo, así que, sabiendo el tempo que quieres, solo tienes que pedirle al editor de la película que ponga un clic en el intervalo que tú quieras. Entonces, mientras diriges la orquesta, te pones unos auriculares a través de los cuales puedes oír los clics y, al mantener ese ritmo concreto, “anclas” la orquesta a la película. Así puedes escribir tu partitura sabiendo que, incluso si algo ocurre a un tercio del camino o a mitad de un compás, puedes introducir de forma segura cualquier efecto musical que quieras, con la absoluta certeza de que coincidirá con la imagen. (…) Así es como lo hice con Yellow submarine. Escribí con mucha precisión incluso con sonidos vanguardistas y extraños como Sea of Holes, ciñéndome a sus líneas de compás, sabiendo que la pista de clic se encargaría de que encajara.
»Yellow submarine también fue testigo de algunos experimentos bastante extraños. En una secuencia, en el “Mar de los Monstruos”, el submarino amarillo va paseando y por el fondo marino se arrastran todo tipo de bichos raros, algunos con tres patas. Un monstruo es enorme, sin brazos pero con dos largas piernas con botas katiuskas, y en lugar de nariz tiene una especie de larga trompeta. Cuando ve a los otros monstruitos, utiliza su trompeta para succionarlos. Al final, succiona el submarino amarillo y, finalmente, se apodera de la esquina de la pantalla y también la succiona, hasta que todo se queda en blanco. Naturalmente, me pareció que esa escena requería una música especial de “succión”… ¡La cuestión era cómo hacerlo con una orquesta!
»De repente, caí en lo obvio: música al revés. La música tocada al revés suena muy rara en cualquier caso, y un trombón o un platillo tocados al revés suenan igual que un ruido de aspiración. Así que compuse unos 45 segundos para que tocara la orquesta, de forma que la música encajara en la imagen cuando la tocáramos al revés. El ingeniero que trabajaba en CTS en aquella época era un gran personaje llamado Jack Clegg, y cuando le expliqué la idea me dijo: “¡Genial! ¡Gran idea! Yo me encargo de darle la vuelta a la película y tú grabas la música con la película al revés. Entonces, cuando le demos la vuelta a la película, tu música estará al revés”. Parecía sacado de un guion de Goon. (…)
»Una vez grabada toda la música la volcamos en la película, e incluso entonces surgieron más complicaciones. En algunos lugares suprimimos la música porque los efectos sonoros funcionaban mejor, y en otros eliminamos los efectos sonoros porque lo que yo había escrito sonaba mejor. En todo caso, y a pesar de todo, aquella partitura tuvo un enorme éxito y me valió un montón de cartas de fans» (George Martin, 1979).

Música sinfónica para las masas

Todo el mundo reconoce el mérito de la música orquestal que George Martin creó para la banda sonora de Yellow submarine… excepto John Lennon. El productor tuvo además el detalle de referenciar la música de sus pupilos en sus propias creaciones: el inicio de Sea of Time está inspirado en Within you without you (una composición de Harrison para la que el propio Martin había creado un acompañamiento orquestal) y el número de cierre, titulado Yellow submarine in Pepperland, es una épica adaptación sinfónica del tema de Lennon y McCartney. No eran las únicas fuentes de las que bebió Martin: Sea of Monsters incluye el pasaje inicial de Air auf der G-Saite (Aire para la cuerda de sol, 1871), el arreglo para cuerdas del alemán August Wilhelmj del segundo movimiento de Orchestersuite D-Dur BWV 1068 (Suite para orquesta n.º 3 en re mayor, BWV 1068, 1730) de su compatriota Johann Sebastian Bach, y algunos analistas han identificado además influencias de las obras del ruso Igor Stravinsky y de los austriacos Wolfgang Amadeus Mozart y Anton Webern.

Quizá buena parte de los fans de The Beatles encontraron frustrante que una vuelta entera del LP estuviera ocupada por música sinfónica creada por George Martin, pero su inclusión en un álbum del grupo, y su indudable calidad, tuvieron un efecto no previsto: la sección orquestal de la banda sonora de Yellow submarine se convirtió en la música clásica contemporánea más escuchada a lo largo de las décadas por el público aficionado al rock.

The Beatles concedieron definitivamente carta de naturaleza a las composiciones de George Martin cuando incluyeron Sea of Time en el EP digital The Beatles – Meditation mix (UMG Recordings, sin referencia, 4 de diciembre de 2020), una de las recopilaciones temáticas que publicaron en plataformas digitales entre octubre de 2020 y marzo de 2021.

Reedición 5

Formas musicales y novedades estilísticas

El 17 de enero de 1969 (cuatro días antes en los Estados Unidos), y transcurridas apenas ocho semanas desde el lanzamiento del doble LP The Beatles, apareció en el mercado un nuevo álbum de la banda de Liverpool. Pero… ¿era realmente nuevo? Más aún: ¿era, en puridad un álbum de The Beatles?

La respuesta formal es positiva en ambos casos, pero aun así debe ser necesariamente matizada. Por supuesto, Yellow submarine era un álbum nuevo, el décimo de la banda en el cómputo británico, o el onceno si se añade a la cuenta el recopilatorio A collection of Beatles oldies. Las que no eran nuevas eran las canciones de la banda que contenía, y no lo eran en un doble sentido. Hay que descatar en primer lugar que todos y cada uno de los cortes habían sido grabados entre mayo de 1966 (Yellow submarine) y febrero de 1968 (Hey bulldog), casi todos de hecho en 1967 (Only a northern song, All together now, It’s all too much, All you need is love)… pero el álbum apareció en enero de 1969, y para esta fecha The Beatles habían virado con cierta intensidad el enfoque estilístico de sus creaciones musicales. Consecuentemente, el estilo de las canciones contenidas en el álbum evocaba la obra musical de un pasado no por reciente menos superado: lo que escuchamos es un retorno extemporáneo a la psicodelia. Por otro lado, las cuatro únicas canciones inéditas que contenía el LP merecían el adjetivo únicamente en lo referido al ámbito discográfico: el público las conocía desde el estreno de la película Yellow submarine, que había tenido lugar el 17 de julio de 1968. No eran material novedoso.

¿Era Yellow submarine un álbum de The Beatles? La respuesta de nuevo es que sí, pero solo hasta cierto punto. Ciertamente, era el nombre de la banda el que aparecía en la portada, y la primera vuelta del disco contenía seis canciones escritas y grabadas por los Fab Four, pero la música de la cara B era obra de George Martin, que aparecía acreditado como compositor y orquestador. Había precedentes: en los Estados Unidos, las bandas sonoras de A hard day’s night y Help! fueron objeto de operaciones similares puestas en marcha respectivamente por United Artists y Capitol. Pero los fans del Reino Unido y los de buena parte del resto del mundo nunca habían tenido que pagar el precio completo de un LP a cambio de una cara de canciones de The Beatles y otra de música orquestal.

Yellow submarine, decíamos, solo contenía seis canciones del grupo: la que daba título al filme, publicada como single y como parte integrante de un LP en 1966; All you need is love, cara A de un sencillo de 1967 e inédita en álbum en el Reino Unido, que resumía el espíritu del filme; y las cuatro canciones nuevas que The Beatles habían cedido para la película. Todos los cortes aparecían en Yellow submarine, aunque no eran los únicos. All you need is love carecía de mezcla estéreo propiamente dicha (había aparecido en los Estados Unidos en un álbum estereofónico, Magical Mystery Tour, pero en versión “Duophonic”), así que fue mezclada en este sistema el 29 de octubre de 1968.

The Beatles cumplieron con la obligación contractual de ceder cuatro nuevas grabaciones para el filme, pero no hay que llamarse a engaño: el material con el que se encontró Al Brodax aguantaba el escrutinio, sí, pero de ninguna manera empataba la calidad media de la que el grupo hacía gala habitualmente. Las canciones que The Beatles fueron aportando a Yellow submarine incluían cortes descartados de otros proyectos (Only a northern song, procedente de las sesiones de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, e It’s all too much, probablemente destinada en un inicio a formar parte de la banda sonora de Magical Mystery Tour, en ambos casos creaciones de Harrison), una canción ligera y sencilla escrita por McCartney con la película de dibujos animados en mente (All together now) y un tema de Lennon, quizá el más potente de todos, que el autor llevó inconcluso a la sesión de grabación sin ningún destino particular en mente (Hey bulldog). Al Brodax aseguró que George Martin le hizo el siguiente comentario en torno a los aportes musicales de The Beatles para el filme:

«Hechas a medida, de hecho, no es precisamente una buena descripción. La escoria de su inventario. Piezas que, en cualquier caso, habrían desechado: basura, piezas para archivar y olvidar… No creo que utilicéis las nuevas canciones como momentos destacados de la historia, sino más bien como relleno en el mejor de los casos.»

«The Beatles se comprometieron a hacer cuatro canciones para la película. Aparentemente, lo que decían era: “Esta es una canción mediocre, vamos a dársela a Brodax”» (Al Brodax, 1999).

«Epstein no solo había firmado el uso en la película de una docena de viejas canciones de The Beatles, sino también la composición de cuatro títulos totalmente nuevos. Su reacción fue: “Vale, tenemos que suministrarles esas malditas canciones, pero no vamos a hacer un gran esfuerzo para proporcionárselas. Se las daremos cuando nos apetezca y les daremos lo que nos parezca bien”. De resultas de eso, mientras grabábamos canciones para futuros álbumes probaban alguna piececita de sinsentido al final de la sesión… y, siempre que funcionara moderadamente bien, decían: “De acuerdo, esa es suficientemente buena para la película. Que se la queden”. Así que la película recogió las migajas de la despensa beatle en lo que a material novedoso se refiere» (George Martin, 1979).

Inevitablemente, Yellow submarine es unánimemente considerado como el álbum más flojo de la discografía del grupo. Incluso el propio George Harrison minusvaloró públicamente el disco, lo que no deja de resultar chocante y, en cierta medida, digno de alabanza: era la única obra de The Beatles en la que un tercio del material de The Beatles, y la mitad del que era novedoso, llevaba su firma.

«Había álbumes que, en lo que a mí concierne, no valían nada, como Yellow submarine» (George Harrison, 1977).

¿Merece realmente Yellow submarine ser etiquetado como el peor álbum de The Beatles? De hecho, sí. Su pecado original es de concepto: después del espectacular y casi inabarcable doble álbum de 1968 y su gloriosa colección de treinta canciones, un LP que solo contenía seis cortes de la banda, de los que únicamente cuatro eran material inédito, resultaba un chiste de mal gusto e incluso una cierta tomadura de pelo. El público de la época, además, recibió con cierta sorpresa la vuelta al pasado psicodélico: los fans todavía estaban digiriendo The Beatles, la obra más rockera de la banda de Liverpool, cuando se encontraron con que el nuevo álbum retrotraía a escenarios psicotrópicos presididos por sonidos de órganos y vientos. Valga el siguiente detalle a título de ejemplo: solo escuchamos la guitarra solista de George en dos canciones. Una de ellas es All you need is love, ya conocida, y Harrison se limita a ejecutar un breve solo con su instrumento. La otra es Hey bulldog, la grabación más moderna del disco. Es un tema de rock y el único que guarda cierta semejanza con las canciones contenidas en el doble LP, pero incluso en este caso la guitarra solista de George juega un papel secundario, remedando el riff del instrumento principal de la grabación, el piano, mientras que el solo fue muy probablemente responsabilidad de John. Sí, las propuestas musicales de Yellow submarine desandaban el camino andado.

Con todo, conviene no ser injusto con las canciones que contiene el álbum. Ninguna de ellas es una obra de primerísima fila, es cierto, pero Hey bulldog resulta sólida como una roca y se ha ganado con el paso del tiempo un hueco en el corazón de los fans. La mayoría la considera, con cierta lógica, como la mejor canción del álbum, pero es que además entre sus tres contendientes de corte hippie hay al menos una que le disputa el puesto de honor para un grupo no pequeño de críticos musicales. Hablamos de It’s all too much, un tema de Harrison que más de un autor ha reivindicado como una de las canciones de rock ácido más relevantes de la Historia. La otra composición de George, Only a northern song, divide a la audiencia en dos bandos irreconciliables: para algunos es el mayor fracaso del guitarrista en su faceta de compositor, un tema monótono, disonante y a la postre fallido que merecía su exclusión de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band; para otros es una joya oculta, una composición que logra exactamente lo que pretendía (denunciar el papel secundario que Harrison ejercía en la banda y su posición de gregario incluso en el plano del reparto de los beneficios económicos) y que combina con total brillantez letra y música. All together now no encuentra mucha gente que la defienda y hasta McCartney, su compositor, ha reconocido que se trata de una obra menor… pero es imposible escucharla sin sumarse a sus coros y triunfó en forma de single en algunos mercados europeos en 1972. ¿Estamos entonces ante una colección de desechos? Quizá no. Como se detallará más adelante, The Beatles barajaron en algún momento la posibilidad de publicar estas cuatro canciones de forma independiente, como un EP de cuatro canciones, y cabe hacerse la siguiente reflexión: si el disco hubiera aparecido en el mercado a mediados de 1968, antes de la publicación de The Beatles y sin el lastre de dos canciones ya editadas previamente y de unas composiciones orquestales de calidad notable pero que pocos querían escuchar… ¿no habría sido apreciado como un producto más que consistente? ¿No son mejores estos cuatro temas que los cortes del disco de duración extendida Long tall Sally, para muchos el mejor EP de la Historia?

En los Estados Unidos, los álbumes de The Beatles estaban apareciendo únicamente en estéreo desde la publicación del conocido como “álbum blanco” en noviembre de 1968. En el Reino Unido todavía apareció una versión monoaural en vinilo de Yellow submarine y, aunque varios autores olvidan mencionarlo, también Abbey Road y Let it be contaron con mezcla mono, pero solo se publicó en formato de cinta abierta. En todos los casos, el máster monoaural de cada álbum consistió en una simple reducción al mono del estéreo: mínimo esfuerzo, dado que el sistema monoaural estaba en franco declive y se dirigía rápidamente hacia la irrelevancia y, por último, hacia su desaparición completa.

Reediciones 6 y 11-12

Título

Poco misterio: la película Yellow submarine tomó su título de la canción Yellow submarine y el álbum que recogía su banda sonora recibió inevitablemente el nombre de Yellow submarine.

Reedición 7

Arte gráfico

La portada del álbum era una adaptación del póster promocional de la película, que había sido diseñado por el grafista Heinz Edelmann. Reproducía un dibujo en el que aparecían los personajes principales del largometraje e incorporaba como subtítulo oficioso del disco la leyenda “nothing is real” (“nada es real”), una frase extraída de Strawberry fields forever. La versión estadounidense de la cubierta prescindía de esta leyenda, pero incluía una nota en caracteres pequeños en la esquina superior derecha en la que se leía “Selections by the Beatles plus original film music”. El cartel del largometraje estaba presidido por otra cita atribuida a George Harrison, una frase recurrente de su versión de dibujos animados en el filme: “It’s all in the mind y’know!” (“¡Todo está en la mente, ya sabes!”). Era una referencia a una coletilla habitual en The Goon show, el programa radiofónico de humor de los años ’50 que había hecho las delicias de todos los oyentes del Reino Unido, incluyendo a cuatro jovencitos liverpulienses. John Lennon aparecía en la cubierta adoptando un símbolo con su mano derecha que podía ser malinterpretado en Occidente: se trata de un gesto budista que se utiliza para repeler las energías negativas.

En la contraportada de la versión británica del disco reaparecieron las notas periodísticas que The Beatles habían utilizado en sus álbumes hasta 1964, y Derek Taylor con ellas, aunque el agente de prensa firmaba apenas unas breves líneas que presentaban un artículo ajeno. Lo firmaba Tony Palmer, había sido publicado originalmente en The Observer y encarecía el doble álbum The Beatles. Era una buena prueba de dónde residían los intereses del grupo y de la poca importancia que tenía para The Beatles el álbum Yellow submarine.

En la contraportada de la versión estadounidense del álbum también aparecía texto, pero se trataba de una creación literaria firmada, por encargo de Capitol, por el desconocido Dan Davis. Narraba de forma épica la ficticia invasión de Pimientalandia por parte de los Malvadillos Azules y comparaba esta hazaña de resistencia de los habitantes del pacífico territorio con otros momentos históricos o legendarios: la alianza entre el mítico gauta Beowulf (Beovulfo) y los daneses para derrotar al monstruo Grendel (el argumento de un poema anglosajón de gran relevancia histórica); la firma de la Carta Magna por parte del rey Juan sin Tierra; y la redacción de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, que corrió a cargo de Thomas Jefferson.

Reediciones 8 y 10

Ventas y éxito en listas

  • Reino Unido:
    • Primera entrada:
      • Debut: 1 de febrero de 1969
      • Puesto más alto: 3 (8 de febrero de 1969, una semana; número 1: The best of The Seekers, The Seekers)
      • Semanas en listas: 9
    • Segunda entrada:
      • Debut: 19 de abril de 1969
      • Puesto más alto: 15 (19 de abril de 1969, una semana; número 1: The best of The Seekers, The Seekers)
      • Semanas en listas: 1
    • Tercera entrada:
      • Debut: 5 de septiembre de 1987
      • Puesto más alto: 60 (5 de septiembre de 1987, una semana; número 1: The hits album 6, VV.AA.)
      • Semanas en listas: 1
    • Cuarta entrada:
      • Debut: 19 de septiembre de 2009
      • Puesto más alto: 89 (19 de septiembre de 2009, una semana; número 1: We’ll meet again – The very best of Vera Lynn, Vera Lynn)
      • Semanas en listas: 1
  • Estados Unidos:
    • Primera entrada:
      • Debut: 8 de febrero de 1969
      • Puesto más alto: 2 (1 de marzo de 1969, dos semanas; número 1 la primera semana: The Beatles, The Beatles; número 1 la segunda semana: Wichita lineman, Glen Campbell)
      • Semanas en listas: 24
    • Segunda entrada:
      • Debut: 26 de septiembre de 1987
      • Puesto más alto: 180 (26 de septiembre de 1987, una semana; número 1: Bad, Michael Jackson)
      • Semanas en listas: 1

El retraso en la publicación de Yellow submarine (apareció en las tiendas exactamente seis meses después del estreno de la película) suponía un suicido comercial, pero tenía sus causas. La más importante era que el grupo tenía puesto todo su interés en el álbum doble The Beatles, que estaba en pleno proceso de grabación cuando se estrenó la película. Pero también tuvo su importancia el hecho de que las composiciones orquestales de George Martin no pudieran grabarse de nuevo hasta finales de octubre de 1968. The Beatles estaba a punto para ser publicado y, así las cosas, los de Liverpool decidieron posponer el lanzamiento de la banda sonora del filme hasta después de la aparición de su trabajo estrella de 1968. Exigieron además que transcurrieran al menos tres semanas entre la publicación de uno y otro disco, que finalmente se convirtieron en ocho. Consecuentemente, Yellow submarine ni siquiera pudo aprovechar el siempre lucrativo mercado navideño.

Los antiguos Fab Four tampoco hicieron promoción alguna de su nueva entrega en forma de disco de larga duración: el día en el que el álbum apareció en el mercado, The Beatles estaban trasladando su equipo desde los estudios Twickenham a las oficinas de Apple, que era el lugar en el que habían decidido continuar trabajando en el proyecto de un filme documental sobre la grabación de su nuevo álbum. Hacía solo dos días que George Harrison se había reincorporado a la dinámica del grupo tras haber dado un portazo el 10 de enero, blandiendo la amenaza de no volver jamás. Los cuatro músicos no tenían la mente puesta en Yellow submarine.

Dado el escenario, a nadie sorprendió que el nuevo disco fuera incapaz de mantener la racha británica de números 1 que solo había roto hasta la fecha el recopilatorio A collection of Beatles oldies. El álbum escaló hasta un máximo tercer puesto de la lista de Record Retailer el 8 de febrero de 1969, en la que apareció únicamente durante diez semanas no consecutivas. En aquella fecha el número 1 era para el recién disuelto grupo australiano The Seekers con su recopilación The best of The Seekers, y el número 2 lo ocupaba The Beatles, en su décima semana en listas. New Musical Express y Top Pops también concedieron a Yellow submarine un tercer puesto, pero Melody Maker solo le reconoció el cuarto.

En los Estados Unidos el álbum se publicó el 13 de enero de 1969, con cuatro días de antelación en relación con el Reino Unido. El álbum llevaba la referencia Apple SW-153 y apareció únicamente en estéreo. Debutó en la lista de Billboard el 8 de febrero siguiente y se hizo con la segunda posición el 1 de marzo. La conservó durante dos semanas, por detrás de The Beatles la primera de ellas y a rebufo de Wichita lineman, de Glen Campbell, la segunda. Se mantuvo un total de once semanas en el Top 30, veintiuna en el Top 100 y veinticuatro en el Top 200. La lista elaborada por Record World también reconoció al álbum con un segundo puesto, mientras que la de Cashbox solo le otorgó el tercero. El 5 de febrero de 1969 la industria estadounidense concedió a The Beatles un disco de oro por las primeras 500.000 copias vendidas de Yellow submarine. Era un éxito notable… pero todos los álbumes canónicos de la banda habían superado hasta la fecha la cifra del millón de ejemplares vendidos. Esta vez llevó más de dos décadas batir la marca habitual: el 26 de diciembre de 1991 la RIAA confirmó ventas acumuladas de un millón de copias del disco en los Estados Unidos. Suponía que el álbum se había convertido por fin en disco de platino.

Yellow submarine sí fue número 1 en Canadá. Se hizo con el puesto el 17 de marzo de 1969 y lo conservó durante dos semanas. Sustituyó en la cumbre a The Beatles, que había aguantado en el primer puesto doce largas semanas. El álbum de la banda sonora también coronó las listas noruegas de LPs, de nuevo durante dos semanas. Las ventas mundiales acumuladas a lo largo de 1969 sumaron un millón de copias, de las cuales 800.000 correspondían a los tres primeros meses desde su lanzamiento.

Las versiones estadounidenses del álbum en cassette (Apple 4XW 153) y cartucho (Apple 8XW-153), aparecidas a la vez que el vinilo estereofónico, incluían un corte adicional, Lucy in the sky with diamonds. La pieza protagonizaba una escena del filme y fue utilizada para equilibrar la duración de las dos caras de la cassette y de los cuatro programas del cartucho. La versión en formato de cinta abierta (Apple Y1W-153) no incluyó esta pista adicional, como tampoco lo hizo la poco habitual variante de cartucho de cuatro pistas (Apple X 4153). En el Reino Unido el álbum solo se publicó originalmente en vinilo, mono y estéreo.

La reedición del álbum en CD el 24 de agosto de 1987 impulsó su reentrada en las listas británicas, en las que alcanzó el puesto 60 el 5 de septiembre de aquel año. Solo aguantó en listas una semana. Lo mismo sucedió en los Estados Unidos: el álbum consiguió colarse por los pelos en la lista de doscientos discos de Billboard, logrando un puesto 180 el día 26 del mismo mes. El CD distinguía definitivamente las pistas Sea of Time y Sea of Holes, que en el álbum original y en sus reediciones posteriores en vinilo (no así en el resto de las versiones) habían sido identificadas como un medley.

La cadena de tiendas de discos propiedad de EMI, HMV, lanzó una vez más una edición limitada y numerada del CD, de 3.000 ejemplares. Lucía la referencia Parlophone BEACD 25/5 e incluía una insignia, un submarino amarillo troquelado de cartón y un folleto de tamaño LP, con dos fotografías en blanco y negro y notas de Johnny Black.

En 2009, pero solo en el Reino Unido, el álbum consiguió entrar de nuevo en las listas gracias al relanzamiento de la discografía del grupo en versión remasterizada: de nuevo durante una única semana, la del 19 de septiembre, apareció en la posición 89. El CD incluía en esta ocasión una reproducción de las notas publicadas en la versión británica original (como el aparecido en 1987), pero también de las incluidas en su equivalente estadounidense, además de información histórica y datos sobre las sesiones de grabación. Las ventas acumuladas posibilitaron que el álbum se convirtiera en el Reino Unido en disco de plata (50.000 copias) el 22 de julio de 2013 y de oro (100.000 copias) el 12 de agosto de 2016. La industria británica solo concede este tipo de galardones por las ventas acumuladas desde 1994.

La versión alternativa de la banda sonora, Yellow submarine songtrack, funcionó razonablemente bien tras su lanzamiento en 1999: logró auparse hasta el número 8 en el Reino Unido y hasta el 15 en los Estados Unidos.

Reedición 13

Repercusión social

La crítica no recibió bien el álbum, y con motivos. Independientemente de la calidad de las canciones, se censuraba el hecho de que el LP solo contuviera seis cortes firmados por el grupo, de los cuales únicamente cuatro eran inéditos y ninguno era verdaderamente nuevo, todo ello al precio habitual de un álbum. En New Musical Express, el crítico Allen Evans describió el contenido del disco de la siguiente manera: “Dos singles de éxito de The Beatles —Yellow submarine y All you need is love— con cuatro canciones del montón escritas para la película”. Tiempo después, en 2009, Mark Richardson coincidía en lo esencial con Evans en una crítica publicada en Pitchfork: “la banda sonora de Yellow submarine parece el trabajo de una banda supremamente talentosa a la que todo le importaba un pito”.

Los propios miembros de la banda habían dejado claro en qué cesta ponían los huevos cuando aprovecharon la contraportada del disco para loar las virtudes del doble LP lanzado en noviembre de 1968. Y no estaban solos: la crítica a Yellow submarine publicada por Melody Maker rezaba así: “[Yellow submarine es] bueno, pero si no se puede permitir ambos, elija el álbum doble en su lugar”.

En general, los análisis en torno a Yellow submarine critican sobre todo el modo en el que el material fue empaquetado y distribuido, no tanto el valor artístico de su contenido. Las composiciones sinfónicas de George Martin han recibido alabanzas prácticamente unánimes desde que aparecieron en 1969 (aunque más de un autor ha opinado que debían haberse publicado en un disco aparte), y las cuatro canciones novedosas de The Beatles no despiertan pasiones irrefrenables (con la posible excepción de Hey bulldog, una pieza que ha ido ganándose un hueco en el corazón de los fans con el paso del tiempo), pero tampoco un rechazo visceral. De hecho, analizando en PopMatters el contenido de Yellow submarine songtrack —que el autor consideraba una opción más acertada que la versión original del álbum—, David Gassman dejó escrito que “sin embargo, independientemente de cómo se haga con ellas, las canciones de este álbum que de otro modo no estarían disponibles deberían formar parte de la colección de cualquier fan de The Beatles”.

Gassman, eso sí, hacía notar que la versión original del LP parecía “un álbum de The Beatles al que The Beatles no le pusieron particular atención”. La conclusión de Richie Unterberger en AllMusic quizá sea la que mejor resume la sensación general: “Nadie puede discutir que hay mucho más de lo que parece haber a simple vista (u oído), pero al escuchar de nuevo el álbum original 40 años después, uno sigue sorprendiéndose de cómo un material de The Beatles que en su mayor parte es de segunda categoría, reciclado y descartado, sigue sonando tan bien”.

The Beatles, sensibles a las críticas y también, aunque en menor medida, al muy relativo fracaso en ventas del álbum, barajaron la posibilidad de relanzar las nuevas canciones de la banda sonora en un formato de precio más asequible, un EP. De hecho, la idea ya se había barajado antes de la publicación del álbum: el disco de duración extendida iba a haber aparecido en el mercado en septiembre de 1968, pero los cuatro músicos decidieron finalmente posponer la aparición de la banda sonora para que no entrara en conflicto con su doble álbum homónimo y lanzarla después de la publicación de The Beatles y en forma de disco de larga duración. Los planes para la pubicación del EP resurgieron tras la aparición del LP y las críticas de la prensa. El disco fue masterizado, en mono real, en los estudios de EMI el 13 de marzo de 1969 para su publicación a 33⅓ R.P.M., ya que finalmente iba a contener no cuatro sino cinco canciones: Only a northern song, Hey bulldog y la todavía inédita Across the universe, como bonus, en la cara A, y All together now e It’s all too much en la cara B. El formato era inusual pero no completamente original: el EP de The Move Something else from The Move (Regal Zonophone TRZ 2001), publicado el 21 de junio de 1968, incluía cinco cortes (todos ellos versiones de temas de otros artistas) y también giraba a 33⅓ R.P.M.

El proyecto nunca salió adelante, quizá porque The Beatles decidieron olvidarse definitivamente de Yellow submarine de una vez y para siempre; o quizá porque temieron ser criticados de nuevo por obligar a los que ya habían adquirido el álbum —unos cuantos cientos de miles, al fin y al cabo— a tener que pagar el precio de un EP por una sola canción inédita. Hay autores que argumentan que la dificultad era legal: George Martin había firmado un acuerdo con NEMS que le garantizaba que su música orquestal sería publicada junto a la de The Beatles, y la aparición del EP, en septiembre de 1968 o en marzo de 1969, habría violado el contrato. Las mezclas monoaurales preparadas para la publicación del nonato disco de duración extendida aparecieron décadas después en el mercado en el doble CD Mono masters (Apple 5099968495824, 9 de septiembre de 2009).

John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y George Martin fueron nominados a los premios Grammy de 1970 gracias a las canciones del filme. Competían en la candidatura de mejor banda sonora original para película o especial televisivo. No ganaron: el galardón fue para Burt Bacharach por el score de Butch Cassidy and the Sundance Kid. La película también compitió por el reconocimiento a mejor obra dramática concedido por los premios Hugo de ciencia ficción, aunque fue comprensiblemente derrotada por 2001: A space odyssey, la obra maestra de Stanley Kubrick. El filme sí recibió el premio especial de los galardones concedidos por el Círculo de Críticos Cinematográficos de Nueva York en 1968. También se hizo aquel mismo año con una mención especial en el Festival Internacional de Cine de Locarno.

Cara A: The Beatles

Yellow submarine (Lennon-McCartney) 2’39”

  • Versión 1 de 6 de Yellow submarine
    • Variación 3 de 16: primera edición del disco en LP mono y reedición 4
    • Variación 2 de 16: primera edición del disco en LP estéreo y reediciones 1-3 y 5
    • Variación 4 de 16: reediciones 6-13
    • Variación 7 de 16: reediciones 14-18
    • Variación 10 de 16: reediciones 19-21
  • Publicación original:
Reediciones 14-15

Only a northern song (Harrison) 3’25”

  • Versión 1 de 2 de Only a northern song
    • Variación 1 de 7: primera edición del disco en LP mono y reedición 4
    • Variación 2 de 7: primera edición del disco en LP estéreo y reediciones 1-3 y 5
    • Variación 3 de 7: reediciones 6-13
    • Variación 5 de 7: reediciones 14-18
    • Variación 7 de 7: reediciones 19-21
  • Publicación internacional original:
    • Yellow submarine, LP (EE.UU.), Apple SW-153, 13 de enero de 1969

Grabación: 13 [y 14] de febrero y 20 de abril de 1967 (EMI Studios)
Productor: George Martin
Ingeniero de sonido: Geoff Emerick

GEORGE HARRISON: Órgano Hammond, efectos sonoros, voz principal y efectos vocales
JOHN LENNON: Piano, glockenspiel, efectos sonoros y efectos vocales
PAUL McCARTNEY: Bajo, melotrón, trompeta y efectos sonoros
RINGO STARR: Batería, timbal y efectos sonoros

ONLY A NORTHERN SONG (Harrison)
If you’re list’ning to this song
you may think the chords are goin’ wrong,
but they’re not; he just wrote it like that.
When you’re list’ning late at night
you may think the band are not quite right,
but they are; they just play it like that.
It doesn’t really matter what chords I play,
what words I say or time of day it is,
as it’s only a northern song.
(Here we go!)
It doesn’t really matter what clothes I wear
or how I fare or if my hair is brown,
when it’s only a northern song.
If you think the harmony
is a little dark and out of key,
you’re correct; there’s nobody there.
And we told you there’s no one there.
Take it, Eddie!
NADA MÁS QUE UNA CANCIÓN DEL NORTE (Harrison)
Si estáis escuchando esta canción,
puede que penséis que los acordes están mal,
pero no; es que la escribió así.
Cuando estéis escuchando entrada la noche,
puede que penséis que los miembros de la banda no están muy acertados,
pero lo están; es que la tocan así.
En realidad no importa qué acordes toque,
qué letra recite o qué hora sea,
porque no es nada más que una canción del norte.
(¡Allá vamos!)
En realidad no importa qué ropas vista
o cómo me vaya la vida o si mi pelo es castaño,
dado que no es nada más que una canción del norte.
Si os parece que la armonía
es un poco sombría y está fuera de tono,
tenéis razón; no hay nadie a cargo.
Y ya os decimos que no hay nadie a cargo.
¡Chúpate esa, Eddie!

Only a northern song era un arriesgado experimento de Harrison: con alta carga irónica, el guitarrista pretendía denunciar su posición de subalterno en relación con Northern Songs, la empresa editora de las composiciones de la banda de la que Lennon y McCartney eran accionistas mayoritarios. El tema no fue del aprecio de sus compañeros ni de George Martin y acabó siendo excluido del repertorio del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band… pero The Beatles tardaron poco en rescatar la grabación para rematarla con sonidos disonantes y cederla a los productores de Yellow submarine. ¿Un fracaso de Harrison? Muchos piensan que sí… pero hay quien la tiene en muy alta estima.

Reediciones 16-18

Composición

Esta extraña composición de corte psicodélico, propia de la época en que fue grabada pero comprensiblemente percibida como extemporánea cuando apareció finalmente en disco, fue una de las principales aportaciones de George al catálogo progresivo del grupo. Tanto el título como la letra (en perfecta combinación con la música y los arreglos con los que venía adornado el texto) estaban escritos con la intención de servir de agrio comentario sobre la posición del propio George frente a Northern Songs, la empresa editora de las composiciones del grupo: hasta que se desembarazó del contrato de cinco años que le unía a ella, Harrison no fue más que un trabajador a sueldo y un pequeño accionista de la compañía, y no era dueño de su propia creación artística. Siendo la tercera y cada vez más prometedora fuerza compositora del grupo más famoso del mundo, George se sentía injustamente tratado. Tal como dejó escrito en 1980 en su libro I me mine

«Northern song era una broma sobre Liverpool, la Ciudad Santa del norte de Inglaterra. Además, la canción fue registrada por Northern Songs Ltd., de la que yo no soy dueño, así que:
_En realidad no importa qué acordes toque…
__… porque no es nada más que una Northern Song.»

«Creo que estaba mejor explicado en el falso documental de televisión The Rutles, donde se decía: “Dick Jaws [Tiburones], un editor de música sin trabajo y sin habilidad demostrable, los contrató para el resto de sus vidas”.
»Creo que fue entonces cuando me di cuenta de que algo estaba pasando, porque, sinceramente, siempre he tenido la sensación de que me habían estafado. Paul y John estaban contratados por Dick James, por Northern Songs, y entonces llegó él, cuando empecé a escribir canciones, y me dijo que le gustaría publicar mis canciones.
»Nunca nadie se sentó conmigo, ni managers ni abogados, nunca tuvimos abogados y nunca nadie nos aconsejó, esa era la cuestión. Y en cierto modo, Brian Epstein estaba un pelín confabulado con Dick James. Pero James nunca se sentó y dijo: “Voy a publicar tus canciones, y cuando firmes este pedazo de papel, voy a estar robando tus derechos de autor, seré el dueño durante el resto de mi vida”.
»Que es lo que ocurrió en realidad. Así que creo que Northern song fue donde empecé a tener la idea de que este tipo siempre aparecía cuando habías medio escrito una canción, y él intentaba que se la asignaras» (George Harrison, 1996).

«Cuando me di cuenta de lo que había sucedido, cuando empezaron a cotizar en bolsa y a ganar dinero con su catálogo, escribí Only a northern song como una especie de chiste, solo para bromear al respecto» (George Harrison, 1999).

Canciones del norte, inversores del sur

Northern Songs Ltd., creada por Dick James a principios de 1963 a mayor gloria de Lennon y McCartney, era una de las empresas más rentables de la época y provocó la voracidad inversora de los especuladores en cuanto sus acciones empezaron a cotizar en bolsa. El día que se pusieron a la venta 1.250.000 títulos de Northern Songs, el 18 de febrero de 1965, se vendieron en apenas diez minutos. Su valor nominal era de dos chelines, pero la demanda elevó su precio hasta los siete chelines y nueve peniques y llegaron a cotizar a diecisiete chelines y seis peniques. Harrison consintió generosamente en la salida a bolsa de la empresa para favorecer la posición fiscal de sus compañeros Lennon y McCartney, pero fue precisamente esta medida la que le hizo caer en la cuenta de las implicaciones que tenía el contrato que había firmado en relación con la propiedad intelectual de sus composiciones. George carecía de control sobre la empresa que publicaba sus creaciones artísticas y los inversores mayoritarios, John y Paul incluidos, ganaban más dinero con sus propias canciones que él mismo. Tras la salida a bolsa de la empresa, el guitarrista apenas controlaba el 0,8% de las acciones de Northern Songs, lo mismo que Starr, mientras que Lennon y McCartney eran dueños del 15% cada uno. NEMS se quedó con el 7,5% de las acciones y Dick James y su socio Emmanuel Silver controlaban el 23%. El resto de los títulos estaba en manos de unos tres mil accionistas privados. En 1967 las acciones de Northern Songs habían quintuplicado su valor nominal.

En marzo de 1969, y en medio de un ambiente enrarecido entre James y The Beatles, el editor vendió su 23% sin previo aviso a la compañía de Lew Grade, ATV, por una cifra cercana al millón de libras esterlinas. Fue el inicio de un escenario dantesco en el que Lennon y McCartney batallaron para conseguir garantizarse el control de la empresa, aunque acabaron perdiendo la guerra y finalmente renunciaron incluso a su participación como accionistas.

Only a northern song e It’s all too much fueron las dos últimas composiciones de Harrison publicadas por Northern Songs. El contrato que unía a George con la compañía venció en marzo de 1968 y el beatle decidió no renovarlo, pero los temas ya habían sido cedidos a la producción de Yellow submarine y necesitaban copyright.

Canciones con recado

Durante la grabación del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, Harrison no pasaba por su mejor momento como miembro de The Beatles: harto de las exigencias de su rol como personaje público, agotado como consencuencia de las giras y de las polémicas que afectaron al grupo a lo largo de 1966 e interesado sobre todo en el desarrollo de su propia espiritualidad, George había desconectado mentalmente de su papel como estrella del rock. Only a northern song, su primera propuesta para el álbum, resultaba significativa en este sentido: no era la primera vez que el guitarrista escribía un tema en el que se quejaba de cómo influían en su vida las decisiones de otros (recuérdese Taxman…), pero nunca antes había utilizado la letra de una canción propia para evidenciar que algunos aspectos de su vida como beatle le suponían un lastre.

Fue la primera… pero no la última vez. En 1968 George compuso Not guilty, un tema en el que se desentendía de la responsabilidad con la que querían cargarle sus compañeros de grupo, y en particular Lennon, tras la frustrante experiencia con Maharishi Mahesh Yogi. The Beatles llegaron a producir una versión de estudio de la canción, pero permaneció inédita hasta 1996. Hay quien cree que I me mine, compuesta en 1969 y grabada y publicada en 1970, también contiene un mensaje velado contra los egos de sus compañeros de banda.

Tras la disolución de The Beatles, y en su triple álbum de 1970, Harrison incluyó más de una referencia explícita a su sentir en relación con sus antiguos compañeros: en Wah-wah se encaraba con McCartney y su trato displicente y en Run of the mill se revolvía contra las tensiones que afectaban a la relación entre los cuatro antiguos amigos. En 1973 publicó Sue me, sue you blues, una pieza irónica en la que retrataba las demandas y contrademandas que se estaban presentando unos a otros, aunque en el mismo disco mencionaba con afecto a sus antiguos compañeros en la pieza titular, Living in the material world. Sus colegas volvieron a aparecer en All those years ago (1981), un homenaje al fallecido Lennon, y en When we was fab (1987), una mirada amable al pasado compartido.

Los otros tres beatles también se utilizaron a sí mismos como fuente de inspiración. Paul publicó con la banda You never give me your money (1969), una canción que describía los desacuerdos financieros entre los miembros del grupo y las suyas propias con Allen Klein, el manager de The Beatles nombrado para el cargo por los otros tres. Ya en solitario, escribió sobre su dolor por la separación en Every night y en Man we was lonely (ambas de 1970, si bien la primera había nacido tiempo atrás) y se defendió de Lennon en Too many people (1971), aunque le recordó con profundo afecto tras su muerte en Here today (1982). Se despidió además de Harrison en Friends to go (2005). Ringo publicó en 1971 Early 1970, un simpático tema en el que confesaba su aprecio por los otros tres beatles… manifestando diferentes grados de cercanía con cada uno de ellos. También publicó en 1973 la composición de Lennon I’m the greatest, recordando las glorias de antaño. Starr recordó además a su difunto amigo George en Never without you (2003). John rompió con su pasado como beatle en God (1970) y lanzó una tremenda filípica contra Paul en How do you sleep? (1971).

El que fuera “una canción del norte” tenía, por supuesto, un segundo significado: Harrison hacía referencia a su propio origen liverpuliense, el mismo que el del grupo al que pertenecía. Conviene recordar que Only a northern song se grabó pocas semanas después de que The Beatles hubieran rematado los registros de Strawberry fields forever (de John) y Penny Lane (de Paul), temas en los que Lennon y McCartney habían envocado lugares de Liverpool que habían sido relevantes para ellos. Harrison sumó su propia propuesta, que también era coherente con la idea de que las composiciones del álbum que estaba grabando el grupo, y que acabó convirtiéndose en Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, evocaran la infancia de los cuatro músicos y contuvieran referencias a la ciudad más importante del Merseyside.

George compuso esta canción en enero de 1967 sentado frente a un órgano Hammond, y fue este mismo instrumento el que utilizó para grabar su principal contribución en el estudio. A lo largo de 1967 Harrison dejó a un lado temporalmente su habitual guitarra. De hecho, solo la recuperó ocasionalmente durante las sesiones de grabación, casi siempre para contribuir instrumentalmente en composiciones de Lennon y McCartney, y todos los temas de este año que llevan su firma fueron compuestos frente a un teclado.

En este caso, y en absoluta consonancia con la letra de la canción, Harrison concibió una melodía monótona, disonante y repleta de acordes confusos. El efecto se reforzó hasta el paroxismo con los arreglos instrumentales que se utilizaron en el estudio, con el añadido de efectos sonoros que contribuían a la confusión y, también, con el extravagante método con el que se mezcló la canción.

Cuando George grabó por primera vez sus aportes vocales, el 14 de febrero de 1967, asumió por completo la responsabilidad del sonido de la pieza: en la letra que cantó aquel día afirmaba haber escrito la canción él mismo, en singular (“I just wrote it like that”); admitía con evidente sarcasmo que era el texto de la canción el que podía apreciarse como poco acertado, no la banda, y que era así porque lo había escrito él (“I just wrote it myself”); y en el verso final acarreaba con la responsabilidad de que la melodía resultara sombría y sonara desafinada, porque era él mismo el que cantaba (“’cause I sing it myself”). El 20 de abril todas las (intencionales) fallas de la canción se habían vuelto responsabilidad colectiva. Es muy probable que el guitarrista se estuviera revolviendo contra el desprecio de sus compañeros y del productor, que habían descartado Only a northern song como una pieza válida para Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band… pero que aceptaron sin problema rematar la grabación para ceder la canción a los productores de Yellow submarine, un proyecto que no interesaba a The Beatles en lo más mínimo.

Su pataleta era comprensible: era la segunda vez que George tenía que soportar que una propuesta suya acabara en el cubo de la basura. Como sabemos, había sucedido en 1964 con You know what to do… y volvería a suceder en 1968 con Not guilty.

«Desgraciadamente, las composiciones de George no eran tan impresionantes [como las de John y Paul]. Su primer intento de contribuir con una canción al álbum Sgt. Pepper no fue la conocida Within you without you, que terminó abriendo la segunda cara, sino un tema flojo que nos hizo fruncir el ceño a todos. Se titulaba Only a northern song, y contaba con un contenido musical que no parecía ir a ninguna parte. Más aún, la letra parecía reflejar tanto su frustración creativa como su enfado por la forma en que se estaba repartiendo económicamente el pastel. (Northern Songs era el nombre de la compañía editora creada por Dick James que gestionaba todos los ingresos que generaban las composiciones de The Beatles.) Parecía una canción inapropiada para un álbum que en general era alegre y optimista.
»Todos en la sala de control compartían mi opinión. En nuestras conversaciones privadas, George Martin se limitó a decir: “Me decepciona que a George no se le haya ocurrido algo mejor”, pero yo sabía lo que quería decir en realidad; siempre estaba en guardia porque no quería que le llegaran comentarios despectivos. Los otros beatles también estaban decepcionados» (Geoff Emerick, 2006).

Reedición 21

Arreglos instrumentales y vocales

Only a northern song es una canción controvertida. Para algunos, su mismo título y su sarcástica letra demuestran el poco interés que George tenía en el tema, lo que dio como resultado una melodía mediocre y una grabación experimental igualmente poco acertada. Para otros, Harrison confirmaba con esta pieza su capacidad como compositor y arreglista. La opinión queda a gusto del consumidor.

La canción era, en cualquier caso, ciertamente atípica. La sección rítmica tenía como protagonistas a los instrumentos habituales, la expresiva batería de Ringo y el melódico bajo de Paul, pero ahí acababan todas las semejanzas con la línea instrumental habitual del grupo. La melodía estaba creada a base de diversos instrumentos de teclado, incluyendo un órgano Hammond (que es el que abre instrumentalmente la canción) y un percutivo glockenspiel, a los que se sumaba una trompeta de aficionado interpretada por Paul, que embarullaba toda la grabación y en particular sus dos pasajes instrumentales. El propio McCartney reconoció que sus mañas para manejarse con el instrumento eran limitadas… y que los productores del filme, que habían acudido a la sesión en la que el bajista añadió su arreglo, no parecían precisamente contentos con su aporte.

«Nos forzaron a hacer una especialmente, que era It’s only a northern song, que George hizo con mucha ironía porque Northern Songs era el nombre de la compañía editora. Yo toqué en ella la trompeta: soy un trompetista muy malo, pero era la época del Sgt. Pepper y yo estaba experimentando con aquel material de Cage y Stockhausen» (Paul McCartney, 1989).

«Me recuerdo tocando una trompeta absurda. Mi padre la tocaba. Yo no, pero puedo enredar con ella un montón… y aquella canción me ofreció el marco perfecto. Todo tenía un tono muy burlón» (Paul McCartney, 2000).

«Los productores de la película se paseaban por el estudio y tenían que seguirnos la corriente. Vi caras muy tristes mientras tocaba la trompeta» (Paul McCartney, 1999).

Escuchamos más instrumentos: un piano, un melotrón, un timbal… Excepto el bajo, la batería y el órgano de la introducción, todos los sonidos aparecen tan distorsionados que resultan casi irreconocibles. Era el objetivo que perseguía George, según reconocía en la propia letra de la canción. Resulta particularmente destacable el solo instrumental, creado a base de varios sonidos disonantes superpuestos. El resultado es una cacofonía en la que, sorprendentemente, se consigue distinguir la línea melódica.

Durante el proceso de sobregrabación, Harrison decidió embarullar más el resultado final incluyendo una pista de cacofonía vocal y ruido aleatorio. Escuchamos las voces del propio George y de John, pero el contenido de sus vocalizaciones es indescifrable salvo en el primer pasaje instrumental (en el que Lennon grita “here we go!”) y en la coda (en la que es George el que berrea, en este caso “take it, Eddie!”, quizá equiparando a Paul con el trompetista inglés Eddie Calvert, “The Man With The Golden Trumpet”… o puede que con Eddie “Tan Tan” Thornton, de Georgie Fame and the Blue Flames, que había tocado el instrumento para The Beatles en Got to get you into my life). Lennon, McCartney y Starr crearon además efectos sonoros. Hay quien ha puesto en relación estos arreglos con los que utilizó Lennon un año después para construir Revolution 9. La autora Kit O’Toole ha comparado en la web Something else! los efectos sonoros utilizados en Only a northern song con los sonidos distorsionados de la obra del alemán Karlheinz Stockhausen Konkrete Etüde (1952), y los arreglos atonales de la trompeta y otros instrumentos del tema de Harrison con el ruidismo del estadounidense John Cage, y en concreto con su composición Atlas Eclipticalis (1961-1962). Tanto Stockhausen como Cage eran reputados compositores de vanguardia y el segundo formaba parte del movimiento Fluxus, una comunidad internacional de artistas que privilegiaba el proceso artístico sobre el resultado y a la que pertenecía también la japonesa Yoko Ono. Como sabemos, McCartney era el artífice del influjo de este tipo de expresión artística en el seno de The Beatles… aunque sería Lennon el que acabaría abrazando más intensamente sus postulados de la mano de la propia Ono.

Grabación

Only a northern song era la más antigua de todas las canciones inéditas contenidas en Yellow submarine. De hecho, su destino original había sido el de aparecer en el álbum de 1967 Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, a lo largo de cuyas sesiones fue grabada casi íntegramente. Fue George Martin, quizá actuando como portavoz del colectivo, el que vetó su inclusión en el álbum. Pocos días después de que las sesiones de grabación de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band se dieran por concluidas, y antes de su publicación, The Beatles recuperaron la pieza y le añadieron los últimos retoques: había sido descartada para el LP con el que The Beatles pondrían el mundo patas arriba, pero al parecer daba la talla como tema de la banda sonora de Yellow submarine.

Hace tiempo que se conoce esta verdad incontestable, pero durante años circuló una versión alternativa de los hechos que todo el mundo daba por buena. El mito en torno a Only a northern song, tal como lo catalogó Mark Lewisohn, aseguraba que la canción había sido grabada en la primavera de 1968, un día en el que, a las dos de la mañana, Al Brodax recriminó al grupo que todavía tuviera pendiente entregar una canción para la banda sonora del filme, cuya producción ya andaba muy avanzada. Siempre según esta falsa creencia, que hay quien atribuye a unas declaraciones del propio Brodax, Harrison dio instrucciones a todos los presentes para que quedaran a la espera, se marchó a otra habitación y volvió al cabo de una hora diciendo: “Aquí tienes, Al, no es nada más que una canción del norte”. Según esta leyenda, la recién compuesta canción se grabó inmediatamente con apoyo de los miembros de la London Symphony Orchestra, que habrían estado esperando pacientemente. El hecho es que The Beatles nunca contrataron a la London Symphony Orchestra, ni en esta ocasión ni en ninguna otra. Es más: no hay orquesta de ningún tipo en Only a northern song.

Cuando la canción llegó al estudio el 13 de febrero de 1967 George no tenía decidido un título, como era costumbre en él. Aquel día se grabó la pista instrumental básica con la denominación evidentemente provisional de Not known, aunque al día siguiente la pieza ya había sido bautizada definitivamente como Only a northern song. George tocaba el órgano Hammond, Paul el bajo, Ringo la batería y John la pandereta. Al inicio del segundo día de trabajo se escogió la tercera de las nueve tomas del día anterior (cuatro de ellas completas) y, sobre la segunda de las reducciones de pistas (la etiquetada como “toma 11”, que agrupaba batería y pandereta en un canal y dejó aislado el órgano en otro, prescindiendo del bajo), Harrison grabó dos veces su interpretación vocal. Geoff Emerick recordó el escenario a su manera: aseguró que Lennon no participó en la grabación de la toma básica (no es cierto) y que George tocaba con displicencia la guitarra (cuando en realidad estaba sentado frente a un órgano Hammond). Aun sí, es posible que sus recuerdos sí reflejen el ambiente que presidía la grabación.

«(…) John, de hecho, se sentía tan poco inspirado que decidió no participar en la pista de acompañamiento.
»Aun así, Paul, Ringo y George hicieron unas cuantas tomas de Only a northern song. Llevó mucho tiempo porque nadie se involucraba, ni siquiera el propio George. Creo que estaba un poco avergonzado por la canción, su forma de tocar la guitarra no tenía actitud, como si no le importara. Ninguna de las tomas que hicieron aquella noche fue particularmente buena» (Geoff Emerick, 2006).

Después de dos días de tarea (que en ambos casos comenzó a las siete de la tarde y acabó a las tres y media de la madrugada, aunque el día 13 The Beatles no empezaron a trabajar en la canción de George hasta medianoche), llegó el momento de la verdad: al parecer nadie estaba del todo convencido de la valía de la propuesta de Harrison pero el trabajo sucio fue responsabilidad del productor. Así, Martin tuvo que enfrentarse a su tocayo para comunicarle que la canción se caía del repertorio del álbum. Quizá le costó hablar con sinceridad, pero tenía clara su opinión: años después el productor describió Only a northern song como “la canción [de Harrison] que yo odiaba por encima de todas”.

«Cuando [George] me traía una canción nueva, incluso antes de que la hubiera tocado, yo me decía a mí mismo: “Me pregunto si será mejor que la anterior”. Fue bajo este prisma desde el que contemplé la primera canción que me trajo para el álbum Sgt. Pepper, It’s only a northern song. Gemí por dentro cuando la oí. Hicimos una grabación de ella el 14 de febrero, pero yo sabía que nunca iba a pasar el corte.
»Tuve que decirle a George que, en lo que a Pepper se refería, no creía que su canción fuera lo bastante buena para lo que se iba perfilando como un álbum realmente potente. Le sugerí que viniera con algo un poco mejor. George se quedó un poco tocado: nunca es agradable que te rechacen, incluso si tienes una relación amistosa con la persona que te rechaza» (George Martin, 1995).

La canción de George se archivó hasta el 20 de abril, fecha en la que McCartney se reincorporó a la disciplina del grupo tras un viaje a los Estados Unidos. Aquel día, casi terminada ya la grabación del LP (quedaba registrar la pista hoy conocida como ‘The run-out groove’, que se grabó al día siguiente, mientras que las mezclas del cuerpo prinicipal del álbum se habían rematado apenas cuarenta y cinco minutos antes), The Beatles resucitaron Only a northern song. La decisión se tomó probablemente un día antes: el equipo técnico dejó preparada el día 19 una mezcla mono provisional de la grabación para que los músicos pudieran escucharla tras su volcado a discos de acetato, refrescaran la memoria y tomaran nuevas decisiones… ignorando que el 14 de febrero ya se habían enfrentado hasta tres intentos similares, el primero de ellos fallido.

«Nadie volvió a plantear el volver a trabajar en la canción hasta que las mezclas de Pepper estuvieron terminadas y empezaron a buscar material para entregar al proyecto de la película Yellow submarine. No me sorprendería que John y Paul le hubieran dicho a George que rebuscara en los cajones y apareciera con algo mejor» (Geoff Emerick, 2006).

La banda trabajó en el estudio de siete de la tarde a dos y cuarto de la mañana. Ignorando las sobregrabaciones del 14 de febrero, los cuatro músicos recuperaron la toma 3 del día 13 y registraron una nueva línea de bajo que sustituía a la anterior (en una única pista) y una trompeta, un glockenspiel y efectos vocales (agrupados en otra). La trompeta, como el bajo, fue responsabilidad de Paul, y la mayoría de los autores atribuyen la interpretación del glockenspiel a John, aunque alguna fuente se lo asigna a George.

Dos de los elementos de la toma básica se conservaron, cada uno en un canal distinto: la batería y el órgano. A continuación, The Beatles rescataron la segunda reducción de pistas de aquella misma toma (la “toma 11”). En esta ocasión solo respetaron la pista original de órgano Hammond (que suena por tanto dos veces en la mezcla final, lo que refuerza su presencia). Harrison añadió entonces dos pistas vocales definitivas, y en la segunda de aquellas tomas McCartney le acompañó reforzando la presencia de la demencial trompeta. Este pista incluye además nuevos efectos vocales. A continuación, los cuatro músicos rellenaron el canal todavía disponible con piano (Lennon tocando el mítico instrumento de Mrs. Mills), timbal (¿Starr?), melotrón (¿McCartney?) y un refuerzo de órgano (¿Harrison?). Es el contenido de este canal, junto con el sonido de la trompeta y los efectos sonoros y vocales, el que actúa como elemento disonante en la grabación. Aparece al final de la primera estrofa y ya no nos abandona.

Pero… ¿no trabajaban The Beatles todavía con mesas de cuatro pistas? Ciertamente sí, pero el equipo técnico había dado con una solución que garantizaba que dos mesas conectadas entre sí reprodujeran las cintas de forma completamente sincronizada… y los de Liverpool, inevitablemente, decidieron sacar partido de su suerte. Only a northern song es, efectivamente, una canción grabada en ocho pistas muchos meses antes de que EMI dispusiera de un equipo preparado al efecto. Así fue como, al día siguiente, las dos versiones se mezclaron conjunta y sincronizadamente en mono, técnica con la que se consiguió acrecentar hábilmente el efecto cacofónico de la instrumentación.

La alegría duró poco: si algo aprendieron los ingenieros de grabación mezclando la canción en mono es que una cosa era conseguir que las dos mesas funcionaran de forma sincronizada durante los procesos de grabación y reproducción y otra muy distinta lograr que ambos equipos se pusieran en marcha de forma simultánea. De hecho, implicó un trabajo hercúleo de prueba y error: fueron necesarias hasta once intentonas distintas, de las que se eligió la sexta. Así las cosas, paradojas de la vida, el equipo técnico renunció a intentar abordar una verdadera versión estereofónica de la canción, aun siendo la primera grabación de The Beatles que se había registrado trabajando de facto con ocho pistas. Solo se compuso un “mock stereo” para el álbum a partir de la mezcla monoaural… y después, incongruentemente, se creó una nueva mezcla mono volcando en un único canal las dos pistas del falso estéreo. De resultas de todo ello, Only a northern song estuvo disponible durante años únicamente en sistema monoaural. El problema se solucionó parcialmente el 18 de marzo de 1996, fecha de la publicación del triple álbum Anthology 2 (Apple PCSP 728/TCPCSP 728/CDPCSP 728). La versión estéreo incluida en el disco era, eso sí, completamente diferente a la original: incluía la toma básica grabada el 13 de febrero con sus añadidos de bajo, trompeta y glockenspiel del día 20 de abril, más la interpretación vocal grabada el 14 de febrero, que ofrecía curiosas variaciones letrísticas. La versión original apareció finalmente en estéreo en el LP Yellow submarine songtrack (Apple 521 4811/521 4814/521 4812, 14 de septiembre de 1999), aunque cuando en 2009 se publicó la discografía original de The Beatles en versión remasterizada, Only a northern song volvió a aparecer en mono. Esta vez se utilizó para la remasterización del tema la mezcla original, no la reducción al mono del falso estéreo.

Versiones, variaciones y reediciones

Versiones

  1. La grabación original de estudio, aparecida por primera vez en el álbum Yellow submarine (Apple PMC 7070/PCS 7070, 17 de enero de 1969).
  2. Una mezcla que retrotrae parcialmente a la configuración original de la canción. Incluye las dos pistas vocales grabadas por Harrison el 14 de febrero de 1967 y carece de los cacofónicos añadidos del 20 de abril siguiente, aunque incorpora la pista de bajo añadida aquel día sobre la toma 3. La letra presenta variantes más que notables. Fue publicada, en estéreo y ligeramente acelerada (un 2%), en Anthology 2 (Apple PCSP 728/TCPCSP 728/CDPCSP 728, 18 de marzo de 1996). En las notas que Mark Lewisohn firmaba en esta edición, el autor afirmaba que, además del sonido del bajo, se incorporó el de una guitarra grabada también el 20 de abril de 1967, pero era un error: en ninguna de las fases de grabación de la canción se añadió ese instrumento.

Variaciones y reediciones de la versión 1

  1. La mezcla monoaural original, una reducción al mono de la variación 2.
  • Yellow submarine, LP, Parlophone PMC 7070, 17 de enero de 1969 (primera edición en LP mono y reedición 4)
  1. La mezcla original en falso estéreo, utilizada también en las ediciones estadounidenses, acometida el 29 de octubre de 1968. La mezcla mono definitiva se había encarado el 21 de abril de 1967, combinando las dos cintas de cuatro pistas en las que el grupo trabajó el día anterior (la toma 3 con sobregrabaciones y la toma 11 con sobregrabaciones). Se abordaron hasta once intentos distintos y se seleccionó finalmente la mezcla número 6. Cuando llegó el momento de preparar una mezcla estereofónica, el equipo técnico se rindió: la sincronización de las dos mesas de grabación había resultado tan complicada más de un año atrás que se optó por fabricar un falso estéreo a partir de la mezcla monoaural, destacando los graves en el canal derecho y los agudos en el izquierdo. Incomprensiblemente, la mezcla monoaural que se publicó en 1969 (variación 1) fue una reducción al mono de este falso estéreo.
  • Yellow submarine, LP, Parlophone PCS 7070, 17 de enero de 1969 (primera edición en LP estéreo y reediciones 1-3 y 5)
  1. La remasterización de 1987, en falso estéreo, basada en la variación 2.
  • Yellow submarine, LP (reediciones 6-13)
  1. Una remezcla estereofónica, preparada en 1999 para una edición totalmente remozada de la banda sonora de la película Yellow submarine. Incluye la base sonora procedente de la toma 3: el órgano Hammond suena a la izquierda del estéreo; el bajo, la batería y la pandereta en el centro; y la trompeta, el glockenspiel y los efectos sonoros a la derecha. Contiene además los añadidos de la toma 11: las dos pistas vocales de Harrison y la que contiene piano, timbal, melotrón y un refuerzo del órgano.
  • Yellow Submarine songtrack, LP/cassette/CD, Apple 521 4811/521 4814/521 4812, 14 de septiembre de 1999 (primera edición)
  1. La edición estándar a partir de 2009, una remasterización digital de la mezcla monoaural original, hasta entonces inédita en disco (aunque se había utilizado, ralentizada, en la película Yellow submarine, incluyendo el anuncio previo que había lanzado desde la sala de control de Geoff Emerick). Esta mezcla se utilizó incluso en las nuevas versiones estereofónicas del álbum Yellow submarine, aunque desde 1999 existía en el mercado una mezcla estéreo del tema.
  • Yellow submarine, LP (reediciones 14-18)
  • Mono masters, 2 CDs, Apple 5099968495824, en The Beatles in mono, 13 CDs, Apple 5099969945120, 9 de septiembre de 2009 (primera edición)
  1. Una remasterización de la mezcla estéreo de 1999.
  • Yellow Submarine songtrack, LP (reediciones 1-2)
  1. La mezcla digital definitiva para vinilo, en esencia igual que la variación 5 (y por tanto monoaural) pero tratada con ecualización propia para adaptarse al formato.
  • Yellow submarine, LP (reediciones 19-21)
  • Mono masters, 2 CDs (primera edición en solitario —reedición 1— y reedición 2)

La versión de Glass onion publicada en el CD Love (Apple 0946 3 79808 2 8/0946 3 79810 2 3, 20 de noviembre de 2006), utiliza efectos sonoros procedentes de Only a northern song.

Repercusión social

Only a nothern song arrastra sin duda el sambenito de haber sido un descarte de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band… y sus extravagantes arreglos no le supusieron mucha ayuda adicional. Ian MacDonald la etiquetó como un “canto fúnebre autoindulgente” y no han sido pocos autores los que se han sumado al club de los críticos con este tema de Harrison. Con todo, la opinión no es unánime: varios analistas han alabado su valor como pieza psicodélica, así como la ironía y el sarcasmo que destilan de su texto. Según una valoración contemporánea de Record Mirror, por ejemplo, la composición de Harrison era “un experimento técnico sobre cuántas variaciones desafinadas se pueden incluir sobre una sólida melodía de fondo manteniendo una cantidad razonable de delicadeza… y funciona muy bien”. Para Dave Swanson (“Top 10 Beatles psychedelic songs”, Ultimate Classic Rock, 2013), Only a northern song es la tercera mejor canción psicodélica de los de Liverpool, solo por detrás de Tomorrow never knows y I am the walrus, y en julio de 2006 la revista británica Mojo se atrevió a clasificarla entre las 101 mejores piezas de The Beatles, concediéndole el puesto 75.

Apariciones audiovisuales

Cine

En Yellow submarine, la secuencia en la que aparece Only a northern song ilustra el viaje del grupo a través del Mar de la Ciencia con una animación apropiadamente psicodélica: la simbología utilizada es científica (los rostros multicolores de los cuatro beatles, encerrados en cuadrados que se despliegan hasta convertirse en cubos, interactúan con las ondas oscilantes que representan el sonido de la canción), pero tratada visualmente de tal manera que produce un efecto alucinógeno. La mayoría de las secuencias del filme fueron desarrolladas por el equipo de animadores comandado por Heinz Edelmann, pero algunas, la de Only a northern song entre ellas, fueron encargadas a colaboradores externos para ganar en variedad estilística. Por algún motivo no explicado, la mezcla de la canción utilizada en la película (la monoaural no publicada en disco hasta décadas después) fue ralentizada, y la pieza se escucha un semitono más baja que en la grabación original.

[Continuará en la parte 2 de Yellow submarine (LP)]

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