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Mientras tantoThomas Merton: fotografías y pies de foto

Thomas Merton: fotografías y pies de foto


Thomas Merton y el Dalai Lama

Alameda de Cervera, 7 de julio de 2023

A la obra de pensamiento de Thomas Merton (1915-1968), literato, teólogo, místico, periodista y activista político, hay que añadir, además de su condición de dibujante, su elevada aptitud como fotógrafo. A pesar de ser plenamente un creador norteamericano, vertiendo al inglés su obra escrita, nació en la localidad francesa de Prades, muy cercana a España, en el departamento de Pirineos Orientales, capital histórica del condado catalán medieval de Confient. Su padre, el pintor Owen Merton, era de origen neozelandés, mientras que su madre, Ruth Calvert Jenkins, también artista, provenía de Estados Unidos. Su infancia fue movida, ya que durante ella residió en Francia, en las Islas Bermudas, en Estados Unidos e Inglaterra. Estudió en la universidad inglesa de Cambridge, terminando sus estudios en la de Columbia, en Nueva York. Elaboró una tesina titulada La naturaleza y el arte en William Blake, y sus estudios de doctorado los realizó sobre la obra del poeta, y jesuita, Gerard Manley Hopkins; la poesía siempre fue un género supremo para él. Se bautizó cuando se convirtió al catolicismo en 1938. En 1941 ingresó en  la abadía trapense de Nuestra Señora de Getsemaní, en Kentucky, donde permaneció durante toda su vida como monje de la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia. Antes, había llevado una vida, no digamos disipada, pero sí muy despreocupada. Se dice incluso que en su época juvenil tuvo un hijo. En 1949 se ordenó sacerdote. Escribió más de 70 libros. Su publicación más célebre es su autobiografía La montaña de los siete círculos, traducida a una treintena de idiomas y que fue un resonante best seller. También mantuvo una vasta correspondencia con diversos autores literarios, entre ellos Ernesto Cardenal, siendo maestro del nicaragüense en la abadía de Getsemaní.

Thomas Merton se mostró como un activo defensor del entendimiento entre las religiones, escribiendo mucho sobre las creencias orientales. Denunció la falta de derechos civiles en Estados Unidos y la proliferación nuclear. Murió en Bangkok (Tailandia) el 10 de diciembre de 1968, adonde fue a impartir unas conferencias sobre la relación entre cristianismo y budismo. Se dijo que había muerto electrocutado al intentar arreglar un ventilador, pero lo cierto es que, inexplicablemente, no se realizó la autopsia al cadáver, aunque su cuerpo manifestaba una herida sangrante en la parte posterior de la cabeza. Se especula que pudo haber sido asesinado por la CIA, en una época de gran cuestionamiento de la Guerra de Vietnam. Fue el año del fracaso estadounidense por la ofensiva del Tet y del asesinato de Martin Luther King, convirtiéndose Merton en una figura incómoda incluso para el catolicismo. Durante un discurso en el Capitolio de Washington en 2015 (centenario del nacimiento de Tom), el Papa Francisco resaltó su figura.

Las fotografías de Thomas Merton publicadas en esta entrada han sido extraídas del libro Contemplando el Paraíso. Las fotografías de Thomas Merton, en edición de Paul M. Pearson y publicado en España por Mensajero, siendo el traductor al español de los textos Fernando Beltrán Llavador, versionando también las citas poéticas que reproduzco y escribiendo asimismo el prefacio del libro; ambos, Person y Beltrán, son grandes especialistas en la figura y obra del fecundo poeta espiritual. Otro gran experto español en Merton es Francisco Rafael de Pascual, también monje trapense y bibliotecario de la abadía cisterciense de Santa María de Viaceli en Cóbreces (Cantabria).  En días pasados, di algunos de estos fragmentos, altamente poéticos, en varios de mis estados de whatsapp; pero estas secuencias fragmentarias sólo tienen una vigencia de 24 horas.

Paul Person aclara que Merton “usó su cámara como un instrumento contemplativo, fotografiando los objetos de su contemplación. A través de esa lente, al igual que sucede con su escritura, su mirada atraviesa y va mucho más allá de la suciedad que tan frecuentemente empaña nuestra visión del mundo que nos rodea. La cualidad simple, directa y transparente de las fotografías de Merton hace posible descubrir el resplandor de Dios en ellas.”   

En ese libro se recogen únicamente fotografías de Thomas Merton en blanco y negro, aunque también trabajó el color.  En las fotos que no son suyas, indico los autores que retrataron al personaje.

Vocación a la soledad. Entregarse, brindarse, confiarse por entero al silencio de un amplio paisaje de bosques y colinas, o de mar, o de desierto; sentarse tranquilamente mientras el sol cubre la tierra y llena de luz sus silencios.

Fotografía de John Lyons

Lo que llevo son pantalones. Lo que hago es vivir. Mi forma de orar consiste en respirar.

Fotografía de Sibylle Akers

Soy silencio, soy pobreza, soy soledad, porque he renunciado a la espiritualidad para encontrar a Dios.

Partir leña, abrir claros, cortar hierba, cocinar sopa, beber zumo de fruta, sudar, lavar, encender fuego, oler humo, barrer, etc. Esto es religión. Cuanto más se aleja uno de ello, más se hunde en el lodo de las palabras y los gestos. Y las moscas acuden.

Mi zen está en el lento balanceo de las copas de dieciséis pinos.

Pues yo, Soledad, soy tu propio yo: yo, Nada, soy tu Todo. ¡Yo, Silencio, soy tu Amén!

Fotografía de James Laughlin

La luz es ella misma. El silencio es él mismo. Yo soy yo mismo.

Mira allí donde el paraje, como un cisterciense blanco, se pone por capa el
amplio invierno.

Esta es la tierra en la que Tú me has permitido hundir mis raíces en la eternidad.

Fotografía de John Howard Griffin

Nuestro verdadero viaje en la vida es interior, es cuestión de crecimiento, de profundización y de una entrega cada vez mayor a la acción creadora del amor y la gracia de nuestros corazones.


¡Han soltado el viejo monje y puede viajar! Se ha ido a ver mundo. ¡Qué progreso en los últimos treinta años! Pero su modo de viajar sigue siendo el mismo.


Montañas cubiertas de fina nieve alzan sus conocimientos en un espacio entre nubes y me elevo con ellas. El saludo a las moradas del espíritu ascienden desde la tierra invisible.
(
Montañas de Alaska desde el avión)

Mis ideas siempre están cambiando, siempre giran en torno a un centro, y siempre estoy mirando ese centro desde lugares diferentes. Así que siempre se me acusará de inconsistencia. Pero ya no estaré allí para escuchar la acusación.

En el camino de la montaña, en el Himalaya, la geografía se desdibuja, la brújula ha perdido el norte, los horizontes no tienen sentido ni explicación los caminos.

Fotografía de Sibylle Akers

Tendré sin duda soledad, pero solo en virtud de un milagro y no por mi propio empeño. ¿Dónde? Lo mismo da que sea aquí o allí. En algún lugar, en ninguno, más allá de todo «dónde». Soledad fuera de la geografía o en ella. No importa.

Estoy seguro de que con Mahabalipuram y Polonnaruwa mi peregrinaje a Asia se ha aclarado y se ha purificado. Quiero decir que sé y he visto aquello que andaba buscando a oscuras. No sé lo que queda aún, pero ahora ya he visto, he penetrado a través de la superficie y he ido más allá de las sombras y del disfraz. 

 

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