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Mientras tantoTijanovskaya y Navalny: ¿tiene la guerra rostro de mujer?

Tijanovskaya y Navalny: ¿tiene la guerra rostro de mujer?


Svetlana Tijanovskaya. Foto de archivo: Agencia Sputnik- Victor Tolochko

El paso de Svetlana Georguievna Tijanovskaya, líder de la oposición democrática de Belarús por Madrid (la pasada semana, 21-23 de diciembre de 2020) fue fulgurante e intenso. Rueda de prensa y declaraciones para los principales medios, entrevista con el presidente Pedro Sánchez y la titular de Asuntos Exteriores, la Ministra Arancha González Laya. Pero muy pocos sabían que todo empezó con un encuentro con la diáspora bielorrusa, donde el afecto y la empatía no estaban reñidas con el sentido práctico. Se trataba de distribuir el trabajo y organizar a sus compatriotas en España, un país sin los vínculos históricos con Belarús que sí tienen Alemania, Polonia, Ucrania y Lituania, pero en el que residen oficialmente 5460 bielorrusos (datos del padrón del INE de enero de 2020), más otros muchos en vías de conseguir regularizar su situación. Es especialmente intensa su actividad laboral y presencia en Cataluña, con un 22% censado en Barcelona y un menor, pero significativo porcentaje, asentados en Tarragona y provincia.

Los que estuvimos en la cita madrileña, a puerta cerrada, percibimos la importancia de las medidas de seguridad, tanto por la pandemia como por el riesgo físico que perennemente acompaña a los activistas en contra de Lukashenko, el último dictador europeo. Incluso a miles de kms. de Minsk, esta profesora de inglés de 38 años que es Tijanovskaya, quien debutó en política hace 6 meses una vez encarcelaron a su marido, podría ser fácilmente envenenada o secuestrada. De hecho, es el único miembro del opositor Consejo de Coordinación actualmente libre y vivo. Pues su colega, la Premio Nobel de Literatura Svetlana Aleksiévich primero vio muy mermadas sus libertades, con intentos de secuestro y vigilancia paramilitar a la puerta de su casa, para después escapar en avión a Berlín el pasado 27 de septiembre, según agencias.

Escoltada al estrado por el actor Vasily Akinchits y la empresaria y coach Palina M. (no estoy autorizada a dar su nombre), Svetlana Georguievna exhortó a sus compatriotas de la diáspora bielorrusa en Madrid a escribir por Navidad a sus familias, especialmente si están detenidos. Al parecer, hay cauces para hacerles llegar las felicitaciones a prisión y “que sepan que no están solos, es muy importante para ellos saber que su lucha continúa, que alguien les escucha” –declaró–. “No puedo dejar de pensar en las personas que están en la cárcel, que llevan 7 meses sin ver a sus familias” (recordemos que los primeros arrestos fueron durante la campaña electoral, a los candidatos Babaryka y Tijanovski y allegados).

Especialmente interesante fue el turno de preguntas. Tijanovskaya, aplastante ganadora de las últimas elecciones presidenciales del pasado 9 de agosto, a la luz de toda la evidencia documental que ni siquiera el dictador ha podido destruir ni ocultar, recibió un típico “caganer” de manos de la representante de la comunidad bielorrusa en Cataluña con su consabida explicación y la hilaridad oportunas. A este navideño regalo se le sumaron dos ramos de flores, globos y muchas cartas. Aplaudiendo su esfuerzo y voluntad inquebrantable por mantener con vida a su marido el candidato Serguéi Leonídovich Tijanovski, se encontraban bielorrusos residentes en Toledo, Alicante, Cataluña… profesores, músicos, traductores, guías turísticos o camareros, venidos especialmente solo para ese encuentro. Gente trabajadora, pequeños y medianos empresarios.

No obstante, los bielorrusos “tenemos que aprender lo que la democracia entraña, aún no tenemos experiencias democráticas”, dice su representante. En este sentido, es excelente su entendimiento con González Laya “estoy muy a favor del poder de la mujer, ejercido con una sensibilidad femenina”. Más ahora, cuando “inauguramos una nueva etapa”. A saber, crece implacablemente el número de víctimas civiles, encarcelados y torturados en Belarús, al tiempo que el termómetro baja y las protestas, constantes en el último medio año a pesar del coronavirus, empiezan a remitir. Tijanóvskaya, Premio Sájarov 2020 por su defensa de los derechos humanos, sabe que la lucha ahora es política, y la batalla se libra en los despachos de los líderes de la UE “que hacen mucho pero podrían hacer más”. Lo dice una líder como ella, madre de dos hijos pequeños, quien en compañía de otras dos mujeres “políticas a la fuerza”, las activistas María Kolésnikova y Veronika Tsepkalo, ha conseguido poner su país patas arriba y cambiar la postura del gran zar de la región, el presidente Vladímir Putin. Este, a la vista de la influencia de Belarús sobre los civiles y políticos opositores rusos como Alekséi Anatólievich Navalny (4 de junio de 1976, Butyn´, aún con vida pero envenenado en Tomsk el 20 de agosto de 2020), ha ido poco a poco enfriando su tradicional connivencia con Lukashenko hasta la actual tibieza.

Y es que, Tijanovskaya, con su ejemplo, hace suya la consigna de la gran escritora ecofeminista polaca Olga Tokarczuk, Premio Nobel 2018, sobre el “narrador tierno”. O simplemente, aquello que tan hermosamente expuso Svetlana Aleksiévich en su libro sobre las mujeres-soldado del Ejército Rojo, que «la guerra no tiene rostro de mujer».


Svetlana G. Tijanovskaya, el pasado 21.12.2020 en Madrid (imagen: Amelia Serraller)

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