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¡Todo por un sueño!

 

Se escribe por adicción. La escritura envenena como cualquier droga. Se invierte un esfuerzo sintáctico de varias horas, a cambio de un azulejo más en el interminable cuarto de baño de la inmortalidad literaria.

 

De esta forma, no sólo hallábase Faba entregado a la tarea de encaminar los senderos escritos de sus alumnos, cuatro días a la semana; ni de adjuntar una nueva entrega semanal a las plantas de su Huerta del Retiro; si no que aprovechaba los largos puentes festivos, para convertir en nuevos blogs, los viejos textos publicados en la prensa nacional hacía ya unos años. De la misma forma que el obeso sueña con comida, el ex crítico dedicaba su tiempo libre, a dejar constancia en Internet, de que había escrito sobre teatro mucho más de lo que podría ser por cualquier lector leído.

 

Aunque no era la primera vez que construía un blog con textos previamente escritos, (había invertido más de la mitad de sus vacaciones estivales, en reunir las 500 críticas de teatro que publicara en otro conocido diario patrio,) en esta ocasión se encontraba ante textos conservados en la hoja del periódico en que fueron publicados.

 

Dos décadas atrás seguían reinando las máquinas de escribir entre los periodistas colaboradores, y el joven Faba se encontraba entre ellos. Su máquina era una Olivetti Lettera que había heredado de un amigo que luego fue juez, y que en sus tiempos de estudiante había estado vinculado a la Liga Comunista Revolucionaria. De redactar panfletos subversivos para multicopista y vietnamita, ahora aquella máquina de una célula de la LCR de Entrevías, reinaba en la oscuridad de la noche de una buhardilla frente a San Francisco el Grande, tecleando como loca, teorías, citas e informaciones teatrales, ayudándole a ganarse la vida, al joven usuario que la manejaba.

 

Construir un blog digital con artículos escritos en una vieja Olivetti, resulta más duro, que hacerlo con textos redactados directamente en el ordenador, qué duda cabe. Aunque la diosa Informática aprieta pero no ahoga; muchos son sus caminos, e infinita su misericordiosa oferta. El Microsoft Office Document Imaging es un programa diseñado para esta causa: procesa la letra impresa (o en tipos de molde), convirtiéndola en escritura interactiva desde una imagen escaneada con el texto.

 

Como buen robot, el MODI no realiza una traslación literalmente perfecta. Cuando interpreta como tipos cualquier mancha o deterioro del soporte originario, desestructura el texto, plagándolo de erratas. Detectándolas y corrigiéndolas, Faba ha disfrutado en su tiempo de ocio, como un niño en su primer día de parque de atracciones.

 

La sonrisa que le ha despertado más de una alteración incongruente de palabras, ha mitigado el doble dolor de volver a revisitar un texto escrito propio, tanto por la impotente constatación de que siempre es mejorable; como por las insatisfechas esperanzas que se respiran en esos textos apasionados y juveniles. Escribir sobre teatro es como hacerlo de amor. Se escribe en plenitud buscando otra plenitud aún más grande.

 

En público siempre predica Faba que entiende la tarea del crítico teatral, no como la de un juez, sino como la de un entrenador de futbol. No es un cronista de debacles, sino un formulador de sueños. Invoca un teatro que no existe, un teatro que hace visible lo invisible, un teatro que despierta en el espectador la nostalgia de algo que no es de este mundo. Ese crítico fabiano es un embaucador que inflama corazones, un seductor que invita a la lujuria del  conocimiento, un crítico que trata a los espectáculos como a amantes, a la par que un sargento que disciplina a sus soldados, sin pasarles nada por alto.      

         – ¡Todo por un sueño, más grande que nosotros mismos!

 

Sin embargo, reconstruyendo sus textos de juventud, columna a columna, Faba ha revivido toda una vida -su vida- y ha sentido un escalofrío en la espalda. El soberbio crítico teatral que sentenciaba por escrito y despreciaba íntimamente a los actores, (porque se pasaban la vida rellenando un álbum de recortes de prensa, para dar fe de lo que fue su grandeza pretérita,) se ha descubierto igual de pequeñito que aquéllos. Él elabora blogs con sus artículos publicados, para que al menos, en este cubo de basura galáctica con brillantes que es Internet, quede constancia de lo que escribió, dictó por teléfono a las redacciones, envió por mensajero, y luego por fax, y al fin por correo electrónico; a la par que lo fotocopiaba para engrosar su currículum académico…; en definitiva, para demostrar su esclavitud frente a un puñado de palabras públicas, en las que deposita el crédito de su existencia.

 

Quizás este efecto sea una razón más para no releer los textos por uno escritos. Aunque, hay que reconocer que también resulta excitante y divertida la idea de volver a compartir con lectores -o estudiosos- los juicios, las sentencias, los cuentos, las historias, y hasta los estados de ánimo que un hombre solo escribió, en medio de la algarabía de una sala de teatro encendida.

 

http://elmeteoritodelteatro.blogspot.com/

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