Releyendo a Conan Doyle y su Sherlock Holmes compruebo que nadie se escandaliza en aquellos momentos que el detective entra en fase depresiva, muy de tarde en tarde, le pide a su amigo Watson la jeringilla con morfina y se encierra en su biblioteca para volver a alcanzar el equilibrio. Tampoco nadie cuestionó el arte de Gaugin o Van Gogh, en parte provocado por los excesos de la absenta, ni tampoco la genialidad creativa de los Rolling, Kurt Kovain, Tom Waits u otros artistas que llegaban a sus musas a través del poco edificante camino de las drogas.
Pero no sólo ellos, también la farmacología seria basa alguno de sus fármacos más populares en el funcionamiento de drogas como la cocaína o las anfetaminas, para tratamientos tan dispares como la depresión o la eyaculación precoz. Los efectos que provocan dan las suficientes pistas para diseñar determinados fármacos.
Por ejemplo, la cocaína produce un estado eufórico debido a que interviene en las sinápsis de nuestras neuronas cerebrales haciendo que los neurotransmisores que permiten la conexión entre las neuronas no sean eliminados. Si no se eliminan los neurotransmisores engañamos al cerebro haciéndole creer a las neuronas que reciben más transmisores, y de ahí la sensación (es decir la apariencia) de euforia.
El descubrimiento del mecanismo molecular de la cocaína, la inhibición de la recaptación de algunos neurotransmisores como son las monoaminas, ha hecho pensar a los científicos que convenientemente modificadas, algunas moléculas podrían ser de interés terapéutico.
Es la estrategia que se emplea para tratar la depresión, causada por la falta de serotonina (un neurotransmisor). Si el cerebro piensa que la hay en cantidades suficientes, la patología disminuye, y como la cocaína puede bloquear la eliminación de algunos neurotransmisores se podría pensar que esta droga podría ayudar a las personas deprimidas para poder recuperarse.
Por ello, los laboratorios han diseñado compuestos como la imipramina (Tofranil) o fluoxetina (Prozac), que de modo selectivo mantiene los niveles de serotonina altos sin afectar a otros transmisores, ayudando de una manera positiva al tratamiento de las depresiones y sin presentar los efectos secundarios que tiene la cocaína.
¿Y qué me dicen de la eyaculación precoz? El Priligi, (véase Sexo con efectos secundarios), tiene como principio activo la dapoxetina, otro inhibidor de la eliminación de la serotonina, por lo que los consumidores de este principio activo multiplican por cuatro su resistencia frente a la excitación que lleva al final del acto sexual.
No se trata de hacer apología de las drogas, pero tampoco una criminalización absurda e indiscriminada. Sencillamente, reconocer que el conocimiento sobre cómo funcionan ha ayudado a diseñar moléculas que, a su vez, están ayudando a mucha gente a sentirse mejor. En puridad, las cosas son buenas o malas sólo en función del uso que hagamos de ellas.
Jesús Pintor. Bioquímico.