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Tom, el astronauta

 

"El hombre de nada". Carolina Díaz Collado.

Ilustración: «El hombre de nada», de Carolina Díaz Collado.

 

El día que David compartió el lecho con su musa para concebir a su hijo, ¿sabía que partiría al nacer para no regresar jamás?

 

Cuando nació, Tom ya tenía algunos años. Los suficientes como para embarcarse en una nave espacial y partir rumbo a las estrellas.

 

El mismo día que partió, desde la claraboya de la escotilla de su nave, Tom pudo ver cómo el módulo lunar del Apollo 11, en el que viajaban Armstrong y Aldrin, se posaba suavemente sobre la superficie de nuestro satélite atraídos por la débil gravedad lunar. Fue allí, al sur del Mar de la Tranquilidad, donde vio a Armstrong dar un pequeño salto para un hombre, pero un gran salto para la Humanidad y dejar su huella grabada para siempre en el polvo de la superficie de la Luna.

 

Pero Tom no se detuvo ahí y continuó su viaje. Se acercó hasta Marte; a ver si desvelaba el misterio de la vida en ese planeta. Y allí estuvo un tiempo, buscando indicios de seres que aún vivieran o hubieran vivido, pero no los encontró.

 

Pensó entonces en regresar. Anduvo meditando en el rojo e interminable desierto marciano, mientras miraba el lejano punto azul brillante que desde allí era la Tierra. Un buen día, mientras pensaba en sus seres queridos, decidió despedirse de ellos. Fue entonces cuando se perdió la conexión y Tom dejó su mundo material para iniciar su propio viaje, convertido en el Hombre de las Estrellas, más allá de nuestra galaxia, hasta los confines del universo.

 

Esta semana, su padre David ha cumplido 65 años. Sin moverse de la Tierra, también él ha explorado mundos diferentes y la profundidad intelectual de su obra, le ha convertido en una persona célebre e influyente. Como cada año desde que Tom emprendió su viaje, esperaba que regresara para celebrar juntos su cumpleaños y decirle: ¿Qué tal te ha ido, Chico del Espacio? Y que conociese a su extravagante hermano Ziggy, que nació cuando él estaba de viaje. Pero tampoco este año ha podido ser. Tom, como Odiseo, seguirá vagando por los confines del universo buscando mundos perdidos en lejanas galaxias. ¿Seguirá David oteando las constelaciones de la bóveda celeste esperando el regreso del hijo pródigo? Veinte años pasaron hasta que Odiseo volvió a ver a Penélope y ya van más de cuarenta desde que Tom abandonó la Tierra.

 

Claro que, para lo que hay por aquí ahora… Lloraría si nos pudiese ver. Mejor que siga en órbita y no regrese. Que continúe la Odisea Espacial que empezó aquel año de 1969 tras escuchar la cuenta atrás: 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1… Ignición… Nosotros te recordaremos siempre que suene esta canción.

 

@Estivigon

 

 

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