Amnistía Internacional ha publicado un informe en el que, a partir de los testimonios de varios ex prisioneros, se documentan hasta unos 31 tipos de tortura diferentes que se estarían practicando en estos momentos en las cárceles sirias con los prisioneros políticos. Quemaduras con cigarrillos, palizas, cortes con cuchillas y bayonetas, corrientes eléctricas en partes del cuerpo especialmente sensibles, aislamiento durante largos períodos de tiempo, sujeción de los prisioneros durante varias horas en posturas insufribles, crucifixión, etc.
El informe viene a completar las denuncias de los opositores sirios que afirmaban que incluso en los hospitales se estaría practicando la tortura sobre los heridos, independientemente de la gravedad de su estado.
Hace unas semanas se publicó en EEUU The Torture Report, un libro sobre las torturas que se llevaron a cabo durante la administración Bush en cárceles estadounidenses, como Guantánamo, y también en el rosario de cárceles secretas distribuidas por el mundo bajo control estadounidense. Esa infraestructura de espacios de impunidad legal fue sólo posible gracias a la colaboración directa o la complicidad más o menos tácita de varios países, entre ellos muchos europeos: Polonia y Rumanía (donde existen indicios de que se ubicaban cárceles secretas); Reino Unido, Suecia, Italia, Macedonia, Alemania, Bosnia-Herzegovina y Turquía, con distintos grados de responsabilidad en el secuestro y traslado de los sospechosos de terrorismo; y por último un tercer grupo de países -España, Irlanda, Chipre, Grecia y Portugal- que toleraron de un modo pasivo la gestión de esas detenciones y traslados ilegales. Son datos contenidos en un informe del Consejo de Europa.
Larry Siems, el autor de The Torture Report, ofrece material inédito -muchos documentos oficiales- y recopila una gran número de testimonios que confirman lo que ya habían apuntado numerosas informaciones en estos últimos años: contrariamente a lo mantenido por la Administración Bush, las torturas no se llevaron a cabo por elementos aislados y descontrolados del ejército o de la CIA. Las torturas, en el marco de su Guerra contra el Terror, fueron orquestadas y ordenadas desde Washington, destacando la Casa Blanca como uno de los centros de decisión.
Larry Siems resume muy bien el contenido de su libro en el siguiente vídeo: