La primera tentación, al ver las obras de Amparo Domínguez y Jesús Llopis, es recrearse en la estética del arte pop. Sin embargo, del mismo modo que el pop art ignoró la línea roja que separa el arte de primera división del de tercera, al acercarse al ideal vanguardista de disolver las fronteras entre el arte y la vida cotidiana, los artistas de Trafic d´Art propician esa complicidad. Domínguez y Llopies, verdaderos neo-pop, no parecen preocupados por mantener el espíritu de Andy Warhol sino en absorber el presente, el posmodernismo, y evitar un arte efímero que se cambiaba de mano en mano en subastas que generaban millones de dólares.