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Über Deutschland nachdenken (Pensando en Alemania)

Adolfo Hitler (a la izquierda, el sujeto con el peinado gracioso y el bigotito) liderando a sus compatriotas después de un discurso en que les explicaba cómo hacer que Alemania se convirtiera en una nación grande y poderosa. Foto: National Archives and Record Administration.

No sé qué pensaban los peruanos que vivían en Alemania cuando Hitler entró al poder. No me imagino qué se les ocurría cuando leían en las noticias sobre la noche de los cristales rotos y las quemas de libros o escuchaban rumores de que sus vecinos judíos estaban siendo trasladados a centros de detención.

No se me ocurre qué pensaban cuando un periodista decía que por error le había llegado información clasificada de los nazis, planes para bombardear un país extranjero. En el caso de los nazis digamos que Austria, Polonia y otros países poco civilizados, lugares de mierda donde no se respetaba el alemán.

No tengo ni idea en qué pensaban los peruanos viviendo en Alemania cuando ciertos periodistas de reputación dudosa empezaban a repetir el argumento del gobierno de que sería buena idea invadir otros terriotorios, conquistar Francia o Rusia. Obtener por la razón o por la fuerza tierras extrañas donde no se hablaba alemán porque era una buena estrategia a futuro y había que hacer de Alemania una país mucho más grande.

No sé qué pasó por la cabeza de los peruanos en Alemania, cuando el gobierno empezó a amenazar con deportar o encerrar a los periodistas antipatriotas que decían que esas ideas eran ridículas. O que arguían que hacerle caso al tipejo con el peinado ridículo no era muy buena idea. Que habían cosas más importantes en las cuales empezar a trabajar. Como el precio de la comida, de los huevos por ejemplo.

No sé qué pensaban cuando gente atemorizada o ignorante empezaba a repetir esas ideas. O a lamerle el trasero a su líder diciendo qué gran estadista que era, qué bien que dirigía Alemania, qué buenas eran sus ideas. Y cuando aplaudían que se juntara e hiciera planes con otros líderes de dudosa reputación, como Mussolini o como Franco.

No sé qué pensaban los peruanos en Alemania pero sí sé cómo terminaron los alemanes.

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