Mónica Miranda en The Shit Show – foto de Mario Ballesteros
Sí, soy un avestruz, y me llamo Manoli. Resulta que un día oí que Marcelo, Tiago, Finea, y otro montón de murciélagos, se colaban en los camerinos de los teatros, y pensé que yo no iba a ser menos. Así que me cole en los del TQSF, que es un teatro que antes se llamaba Galileo y ahora no, y que ese mismo día se iba a estrenar, un rato más tarde, The Shit Show. Estaba escondida detrás de una silla, tratando de no hacer mucho ruido, y una joven que resultó llamarse Elisabet Altube estaba sentada en otra silla hablando con alguien por teléfono…
ELISABET.- En 2020 estaba estudiando mi máster en Londres y de camino a la universidad iba escuchando la radio, y una mañana en el podcast The Daily de Michael Barbaro encontré esta conversación con estas dos mujeres, Donna Rotunno y Megan Twohey, y me atrapó completamente. Yo alucinaba con las con las cosas que la abogada de Harvey estaba diciendo, y a la vez con su discurso me estaba haciendo dudar. Me estaban viniendo reminiscencias de otras voces que había escuchado en otros momentos de mi vida, otras voces femeninas que me habían podido juzgar, hacerme titubear, hacerme perder la confianza en mí misma. El juicio de Harvey Weinstein estaba en marcha, lo estaba siguiendo en las noticias, y entonces la abogada habla con la periodista que destapa el caso, y yo la escucho y me digo ‘esta señora va a conseguir que Weinstein salga de rositas, desde luego tiene todas las papeletas’… Me pareció muy interesante y fácil de llevar a escena: dos personajes, una conversación… Era algo que a mí me apetecería ir a ir a ver al teatro.
‘Ah, así que de eso va la obra que se estrena esa tarde’, pensé. La verdad es que había ido porque sabía que Finea también iría, pero no le había dicho que me iba a meter en los camerinos.
ELISABET.- Al principio estaba muy centrada en ella, obsesionada… Indignada con ella, con que como mujer estuviera defendiendo a este señor, que fuera capaz de decir esas barbaridades. En mi cabeza le hacía muchas preguntas. ‘¿Por qué? ¿Por qué lo haces? ¿Cuánto te tienen que pagar? ¿Qué estás ganando tú con esto? ¿Qué límites estás dispuesta a cruzar?’ Creo que cualquier persona que ocupe un espacio público ha de saber que lo que dice tiene consecuencias. Hay gente que maneja eso muy bien, tiene mucho poder de manipulación y sabe lo que está diciendo. Pero, evidentemente, venimos de un sistema patriarcal que permite que ciertos discursos calen más y que haya una impunidad total que posibilita que señores como este sigan haciendo lo que les dé la gana y que, como tienen poder y dinero, se salgan con la suya. Pues por todo esto hago The Shit Show.
Ariana Martínez en The Shit Show – foto de Mario Ballesteros
Ah, muy bien, estaba sabiendo muchas cosas sobre lo que iba a ver. Desde luego, tiene razón Finea cuando dice que meterse en un camerino es una buena idea.
ELISABET.- En ese momento para mí era muy interesante porque no se sabía si le iban a condenar o no. Luego hubo una resolución y pensé ‘¿Sigue mereciendo la pena contar esto? ¿Sigue siendo interesante?’ Pues sí, desgraciadamente sí. No hay más que ver las noticias de este último año. La cultura de la violación está ahí. La impunidad se practica. La jurisprudencia todavía no ha cambiado. Creo que hay muchos motivos por los que el tema es interesante.
De repente una voz sobre mi cabeza me interrumpió.
FINEA.- ¿Qué haces aquí?
MANOLI.- Bueno, hablas como si este camerino fuera tuyo…
Le tiré a Finea un plátano que me encontré por un rincón… Creo que le acerté en todo el ojo. Elisabet creyó oír algo, se giró pero nos escondimos enseguida…
ELISABET.- Hay una parte en que me digo ‘Qué listo es este tío, qué sinvergüenza… Ha colocado a esta mujer y claro, ha desviado el foco, ahora estamos fijándonos en ella y no en él. Pero es él quien ha cometido los crímenes. Muy buena estrategia, ¿no? Muy buena…’ No es la primera vez que se practican estos lavados de imagen. De hecho, Weinstein hasta pagó una supercampaña para una marcha feminista en Nueva York. Bueno, hay muchas cosas que no cuento en la obra, y que me encantaría contar. Hubo un momento en el proceso en que me tuvieron que sacar de ahí mis socias, Mónica Miranda y Tristana Castilla, y el ayudante de dirección, Luis Tausía, diciéndome ‘no lo vas a poder contar todo, acéptalo’.
Finea volvió a manifestarse.
FINEA.- No puedes estar aquí, Manoli, te van a pillar, y como te pillen.
MANOLI.- Bueno, si me pillan digo que me he confundido y que iba al baño…
FINEA.- Pero eres un avestruz…
MANOLI.- Anda, eso ya lo sé, no te digo…
Elisabet siguió hablando.
ELISABET.- No, es que es terrible decir que esto sigue siendo vigente. Ojalá no fuera así. No sé cuánta gente siguió el caso y está realmente informada. Pensé, ‘en España siempre se va unos añitos por detrás’. Yo decía ‘qué raro que aquí no se haya hablado nunca de esto del #metoo ni nada, ¿qué sucede, que aquí no ha pasado nada?’ Pero ya salió el tema el año pasado en los Goya, poco a poco las mujeres hablamos más de estas cosas, menos mal, y esto tiene que seguir siendo así.
La verdad es que me costaba seguirla.
MANOLI.- Yo la verdad es que ya me he perdido. No sé de qué habla, ni sé quién es el Harvey ese que nombra…
FINEA.- Eso te pasa por no leer las noticias.
MANOLI.- Yo no sé leer.
Elisabet se levantó y comenzó a dar vueltas por el camerino. Yo metí la cabeza debajo de un ala para pasar desapercibida.
ELISABET.- Como compañía emergente, levantar un proyecto es difícil… Ya te digo, tener una idea en 2020, llevarla a cabo en 2023… Cuando te vas enterando de cómo funcionan las cosas, te das cuenta de que casi todos los teatros programan con dos años vista. Y, además, pasa mucho tiempo entre que se escribe el texto, se encuentra al equipo, se ensaya… Un proceso más largo de lo que una piensa.
The Shit Show – foto de Sergio Morales
La idiota de Finea se puso a hablar de lo mismo de siempre, su obra.
FINEA.- Ya, la comprendo perfectamente. Yo empecé a pensar en mi poner en escena El murciélago fingido hace ya por lo menos 4 años…
Pero Elisabet seguía caminando de un lado al otro del camerino.
ELISABET.- Me ha venido muy bien el tiempo, porque he aprendido mucho en el proceso y porque he tenido muchos hallazgos en este tiempo. Uno de esos hallazgos fue encontrar en Internet la transcripción completa del juicio de Nueva York. De repente tenía acceso a todo el juicio, a todos los interrogatorios de esta abogada, la podía ver en acción. Fue una casualidad, estábamos ensayando y yo le había llevado a las actrices, Mónica Miranda y Ariana Martínez, una de las primerísimas versiones del texto. Tenía desde el inicio la idea de intercalar la entrevista con el juicio, y estaba sacando fragmentos del juicio de un programa de televisión americano. Mónica decía ‘esto no lo entiendo, ¿esto de dónde viene?’ Me retó a que siguiera buscando, y encontré todo el juicio; eso fue un antes y un después. Claro, es que es una ficción documental, es teatro verbatim. No hay ni una sola palabra mía, es todo o de la entrevista, o de los interrogatorios, o de declaraciones que han hecho estas dos mujeres o distintos personajes implicados. Me tomo una licencia en la puesta en escena (que aprovecho y menciono que la escenografía es de Tristana Castilla, el espacio sonoro de Emilio Pascual y la iluminación de Eleni Chaidemenaki)…
Y otra vez esta pesada metiendo baza…
FINEA.- Yo también estoy a la búsqueda de alguien que me haga la iluminación de El murciélago fingido.
Qué pesada es…
ELISABET.- Cuando empecé con este proyecto, siempre pensé que las íbamos a imitar, que iba a ser todo muy sobrio, verbatim puro, íbamos a imitar exactamente cómo hacen las pausas, cómo se expresan… Pero luego en los ensayos decidimos que era tan fuerte el tema que nos podíamos permitir darle un punto creativo. Y así, con el ayudante de dirección, Luis Tausía, fui descubriendo un código en el que las escenas del juicio son más atmosféricas, entran en un ambiente, no onírico, pero sí más estilizado. Y otra licencia que me tomo es que del juicio selecciono a una de las denunciantes y escojo seguir su historia; es, casualmente, la víctima menos perfecta, Jessica Mann.
Finea y sus problemas del primer mundo.
FINEA.- Yo también estoy buscando ayudante de dirección. ¿Quieres serlo tú, Manoli?
MANOLI.- Yo no he venido a Madrid a trabajar, estaría bueno…
Con esto la dejé con dos palmos de narices. O eso creía…
ELISABET.- El proceso ha sido largo, tres años, y considero que somos muy afortunadas. Nos lo hemos currado, pero sí que hemos recibido un respaldo. Solicité una ayuda al Ayuntamiento de Madrid y la concedieron; justo cuando la pedí, Madrid estaba con la campaña ¡Ni una!, que incidía en que teníamos que poder volver a casa tranquilas… Con esa ayuda pudimos levantar el proyecto en condiciones dignas, profesionales, que no es algo tan habitual en compañías emergentes. Normalmente los proyectos se levantan porque la gente trabaja por amor al arte, y luego ‘ah, pues estrenamos, y si sale bien, cobramos’… Además, el espectáculo va a hacer bolos, que es donde la función puede tener más vida. Tenemos ya tres, en Zizur Mayor (Navarra) el 16 de noviembre, en Alcalá el 22 de noviembre y en Coslada el 23 de noviembre… Ah, ¿lo de estar aquí en la Quique San Francisco? Eso ha sido una cosa muy loca porque fue casi hace tres semanas. ‘Chicas, hemos visto el proyecto, nos interesa, ¿queréis estar aquí en octubre?’ Es una locura lo que vamos a hacer, pero nos apetecía mucho contar la historia y que no se quedara en esos dos días que hicimos en Exlímite. El estreno oficial es hoy, 8 de octubre, y estamos de martes a domingo hasta el 27.
Qué pesada es… Otra vez… Y luego dice que me van a pillar en camerinos. ¡Pero si no se calla!
FINEA.- A lo mejor yo también pido una ayuda al Ayuntamiento de Madrid. Y la Comunidad de Madrid. ¡Y hasta al supermercado donde vivo!
En ese momento Elisabet se detuvo como si estuviera buscando de dónde ese ruido… Es decir, de dónde venía la voz de la inmunda esta de Finea hablando… Pero seguía contestando preguntas al teléfono.
ELISABET.- Es una locura porque, efectivamente, las condiciones en salas privadas son leoninas. Cuando empiezas a levantar un proyecto desde cero y sin una productora grande detrás, te das cuenta de que hacer teatro es muy difícil… No sé lo que va a pasar… Cruzo dedos… Por favor, que la gente venga, y que haya mucho debate después. Jodi Kantor, la otra periodista que ayuda a Megan Twohey en el caso Weinstein, que decía que en los debates es donde sucede realmente el cambio… Eso es lo que pretendemos, ¿no? En la obra no damos una solución, ni la balanza está inclinada hacia un lado o hacia otro; es una invitación a la reflexión… Ojalá consigamos eso.
Mónica Miranda y Ariana Martínez en The Shit Show – foto de Mario Ballesteros
Ahora a ver si la programan a ella, con un texto que aún no ha escrito. Si esta murciélaga es de lo que no hay…
FINEA.- Yo también voy a hablar con la programadora del Quique San Francisco a ver si hacemos aquí El murciélago fingido. Creo que va a ser un exitazo.
MANOLI.- ¿Cuánto llevas escrito de tu gran obra El murciélago fingido?
FINEA.- Bueno, llevo ya bastante… Llevo 7 versos. Es en verso, ¿sabes? Llevamos ensayando ya más de dos años.
¿Siete versos? ¿Pero esta es idiota?
ELISABET.- Creo que en los teatros públicos se marcan unas líneas de programación y parece que es imposible salirse de ahí. No sé quiénes deciden la temática, si de verdad se basa en el interés de lo que al público le apetece ver, no sé, igual habría que revisarlo para que más gente vaya al teatro, más gente joven… No sé… Desde nuestra compañía, Sin Corpiño, si tenemos que hacer que la próxima sea una obra del siglo XIX para acceder a un teatro público, pues ya estamos ahí echando el ojo a alguna que otra. Es verdad que igual le damos una vuelta de tuerca, si acaso nos pusiéramos un día a hacer clásicos…
En ese momento entró una de las actrices, pero ya no sé si era Mónica Miranda o Ariana Martínez. Me debió ver y dio un grito. ‘¡Un avestruz! ¡Un avestruz! ¡Eli, que hay un avestruz en el camerino!’ Madre mía, qué escandalo montó, como si nunca hubiera visto un avestruz…
Manoli, el avestruz
The Shit Show
Dramaturgia y dirección: Elisabet Altube
Intérpretes: Ariana Martínez y Mónica Miranda
Ayudante de dirección: Luis Tausía
Diseño de escenografía y vestuario: Tristana Castilla
Diseño de iluminación: Eleni Chaidemenaki
Diseño de sonido: Emilio Pascual
Producción: Sin Corpiño
Del 8 al 27 de octubre en el Teatro Quique San Francisco