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Un corazón a la escucha

 

Remembranzas 0011

2020 08 05

Un corazón a la escucha.

 

Como humanos, cometemos errores. Sin estos errores, no habría forma de aprender a ser más receptivos y compasivos. No debemos quedar atrapados en la prisión de la culpa. Si podemos aprender de nuestros errores, entonces ya hemos comenzado a transformar la basura en flores.

Siempre es posible que comencemos de nuevo para que nuestra vida esté llena de significado. Cuando tu vida es significativa, la felicidad se convierte en realidad y tú te conviertes en un buscador/a de justicia y de solidaridad aquí y ahora. Un ser humano responsable es alguien que tiene compasión dentro de sí misma/o y que puede hacer sonreír a otra persona o ayudar a alguien a sufrir menos, o con otra actitud.

Cada uno de nosotros/as es capaz de esto: sabernos solidarios: uno consigo mismo, con los demás, aceptarnos, así como “estamos” ahora, pero capaces de transformarnos a nosotros mismos y nuestro entorno con una sonrisa, un reconocernos y aceptarnos y querernos como somos y acoger a los demás sin distinciones, ni juicios, ni condiciones o apriorismos… sino como son y como estamos… seres en busca de sentido.

No están el futuro ni el presente escritos. ¿Por quién? ¿En dónde? ¿Cuándo y por qué exiliados? Así, aquí y ahora, en los ochenta y tantos de edad, probado por los acontecimientos del vivir… aceptándome como estoy y anhelando el cumplimiento de mis posibilidades en orden al bien común, a las personas – sean quienes sean y estén en donde estén-, amando este planeta y la creación entera de la que conocemos en proporción infinitesimal pero con un SÍ que nos salga de las entrañas, de la mente, del corazón porque no hay otra dimensión más digna que el amor, la aceptación de la realidad instante acompañada de nuestra reacción positiva contra la injusticia, la soberbia, la codicia, la vanidad, la hybris griega, la falta de compasión, de cum-patire ¡qué hermosura de actitud, de fachenda, de quehacer, de dafare, de ¡faena! … así como somos y como estamos… ¿Quién nos pidió permiso para nacer y en las circunstancias, espacio y tiempo de cada uno?

Pero no podemos escaquearnos de nuestro propio y personal ser… Mirad, así, como somos y estamos ahora… somos respetables, responsables y coherentes desde la humildad (de humus tierra, barro) y desde la esperanza en un mañana mejor y en un presente más justo y solidario. Pero, para prepararnos, es posible la actitud de manos abiertas y tendidas para acoger y para acogernos así desde esta aparente realidad/trucada por ideologías, infamias, intereses bastardos y un pasado del que no somos responsables personalmente pero sí, con afecto, ternura y amor… sabernos personas dignas por haber nacido, vivido y hecho lo que pudimos, supimos y sucedió.  No somos nada ni naides (de los que hablaba Galeano) … ¡Señor!… quienquiera que seas y acertemos a concebirte/inventarte (de invenire: salir al encuentro) de ¡sí mismo, de uno mismo, del origen y de lo que nuestros ojos y sentidos perciben como “realidad”!… ten compasión, piedad, y danos fuerza para mantener un corazón a la escucha “Leb schemá Adonai El Saddai” como se le atribuye a Salomón cuando éste diz que te dijo ¡pídeme lo que quieras! Y que le respondiste LEB SCHEMA. ¡UN CORAZÖN A LA ESCUCHA!

¿Qué más podríamos hacer, en estos momentos en que yo escribo y tú lees estas palabras brotadas del interior, de la naturaleza, de lo que entendemos por corazón, mente y vida?

Pues yo, tu amigo robador de momentos, hacer silencio consciente, respirar como es debido, levantarme de esta mesa y PC y, fíjate qué ocurrencia, sentarme en el suelo o en una silla y respirar en silencio con un corazón agradecido… Luego, me inclinaré con un NAMASTË e iré a tomar algo a la cocina, luego pasearé un rato por el jardín, con este mismo espíritu, actitud y consciencia de la respiración… y a hacer la maleta porque, desde mañana, me acogerán unos días en su hogar estos increíbles amigos rdm, en su residencia de Rabat… para acompañarnos mutuamente y brindar por la vida ¡Lejaim! ¡Por la vida! InchsAllah.

 

José Carlos García Fajardo. Prof. Emérito U.C.M.

 

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