El laberinto vasco, tal y como lo definió el polígrafo Julio Caro Baroja, sigue esperando a una generación capaz de desenredarlo. Cada mes llegan a las mesas de novedades varios trabajos que intentan aportar su grano de arena en la comprensión de lo que ha sucedido (y sucede actualmente) en el País Vasco durante el último siglo. Pero muy pocas de estas obras escapan de las narrativas predominantes en la sociedad vasca alejándose de eso que algunos especialistas hemos llamado «la industria de la identidad», que convierte a colectividades abstractas de todo tipo en el sujeto omnipresente de todo relato histórico. Héroes, heterodoxos y traidores. Historia de Euskadiko Ezkerra (1974-1994) (Tecnos) del historiador Gaizka Fernández Soldevilla escapa de esta tentación y pretende revisar desde una perspectiva diferente las mismas preguntas de siempre. Fernández es un historiador que soñó ser escritor, esto se nota en sus escritos, sistemático e inteligente. Así que no lo tendrá fácil el historiador futuro que quiera revisar este trabajo para pillarle en un renuncio.
Como cualquiera que abra este libro descubrirá que conozco y aprecio al autor de estas páginas, por lo que me pondré la venda antes de recibir el golpe. Gaizka Fernández es uno de los miembros de la joven generación de historiadores vascos (a la que también pertenezco, todo sea dicho) que se está enfrentando al pasado vasco revisando lo ya sabido. Por suerte, tuvimos unos maestros que desbrozaron el camino mucho antes y que nos han legado enseñanzas primordiales en este oficio: la verdad histórica está en constante revisión y cada generación debe volver a escribir la historia a su manera, como aseguraba el sabio R. G. Collingwood. Por desgracia, muchos de los hallazgos historiográficos se han anquilosado hasta convertirse en relatos de los que es muy difícil sustraerse en los debates públicos, que terminan por contaminar la revisión académica de verdades históricas que quizá no sean tales. Como dije en otra reseña (precisamente de otro libro del autor junto a Raúl López), no se trata de descubrir nada nuevo, simplemente de hacer más complejo el paisaje histórico vasco.
La historia de Euskadiko Ezkerra es la historia de sus protagonistas, de los Mario Onaindia, Teo Uriarte o Kepa Aulestia, por hablar de alguno de los más reconocidos que nos han contado sus experiencias de aquel tiempo. Como su antecedente EIA, EE fue un partido atípico en el panorama electoral vasco y vivió su propia transición dentro de la Transición. Nacido de la escisión de ETA en sus ramas militar y político militar, este segundo grupo, que era el más poderoso dentro de la organización en el principio, evolucionó desde posturas excluyentes al compromiso cívico desde diferentes partidos democráticos (porque las biografías son dispares). Los miembros de EE fueron considerados en el origen héroes de la patria vasca, mitificados y honrados con todos los honores, pero pasado el tiempo su ruptura de la ortodoxia abertzale, si se puede hablar de algo parecido a ello, se les señaló como los más peligrosos traidores. Su pragmatismo y el reconocimiento del otro político les alejaron del punto de partida terrorista. Ya en la década de los ochenta y noventa, los miembros de EE respetaron y defendieron la democracia por lo que contribuyeron, más eficazmente de lo que podríamos pensar, a la deseada normalidad política del País Vasco.
Uno, al acabar de leer este libro, no puede más que dar la razón a ese genio reaccionario que era Nicolás Gómez Dávila: la verdad está en la historia, pero la historia no puede ser jamás la verdad. Héroes, heterodoxos y traidores es un libro al que volveremos más de una vez los especialistas, y también los que no lo son. Cualquier acercamiento a una época tan disputada como es la Transición (al menos, la vasca) deberá prestar atención a estas páginas para descubrir la historia paradójica de un grupo de políticos e intelectuales que fracasaron en su proyecto, pero cuya deriva afectó a sus biografías. Esta travesía por el desierto electoral vasco les transformó y les puso en guardia frente a la mayoría de las veleidades identitarias que atenazan a los vascos. Gaizka Fernández bebe de esta tradición y, por ello, se ha atrevido a mirar, sin el peso de narrativas heredadas, a los ojos de la bestia. No es el único historiador vasco que lo está haciendo en estos momentos (siendo injusto, porque me dejaré a más de uno, Fernando Molina, Jesús Casquete, Raúl López, José Antonio Pérez, Antonio Rivera, etc.), y eso es de agradecer porque nos jugamos la libertad.
Podrás comprar este libro en la caseta 317.
Sobre este tema, y de la misma editorial, son recomendables también:
En el nombre de Euskal Herria, de Jesús Casquete.
Sangre, votos, manifestaciones, de Gaizka Fernández Soldevilla y Raúl López Romo.
Diccionario ilustrado de símbolos del nacionalismo vasco, editado por Santiago de Pablo et alii.
Comunicación y terrorismo, editado Ubaldo Cuesta et alii.