“El plan parecía una locura demasiado simple”. Así arranca Asalto al palacio, la crónica formidable del periodista Gabriel García Márquez en la que nos cuenta un cuento que es verdad: la mítica toma por parte de un comando guerrillero del Palacio Nacional de Managua, el 22 de agosto de 1978, cuando aún faltaba un año para el triunfo de la Revolución sandinista.
No lo recuerdo como una decisión sopesada-meditada, pero Asalto al palacio fue la primera entrada del blog Periodismo narrativo en Latinoamérica. La subí el 15 de septiembre de 2008, hace exactamente cinco años. Ese mismo día incluí una docena de relatos magistrales; además del de Gabo, piezas de Leila Guerriero, Daniel Titinger, Cicco, Carlos Martínez, Martín Caparrós, Juan Pablo Meneses, Josefina Licitra… Palabras mayores. Historias todas que cumplían con holgura la premisa recogida de forma explícita en la cabecera del blog: “Recopilación de crónicas periodísticas con chispa”.
Un lustro después de aquella travesura, Periodismo narrativo en Latinoamérica acumula más de 915,000 visitas, más de 450 crónicas, casi 200 autores, 800 comentarios de lectores… y todo eso sin renunciar a ser un espacio tan artesanal e ingenuo como el día en el que nació. En la actualidad promedia unas 25,000 visitas mensuales, unas 850 cada día, cifras nada despreciables para un sitio en el que se postea solo 1 o 2 veces por semana, y del que me gusta decir que es lenguaje menosdospuntocero: sábanas de texto, cero imágenes, cero enlaces, cero comentarios del autor, cero publicidad; crónica, solo crónica, solo buena crónica.
El plan parecía una locura demasiado simple.
***
Con la excusa de la efeméride comparto algunos datos que quizá alguien juzgue interesantes.
¿Quiénes visitan? Desde hace más de año y medio WordPress brinda un detallado reporte que incluye datos sobre los países desde los que visitan el sitio. Pues bien, en términos absolutos los colombianos son los más asiduos, hecho que está en plena sintonía con el aprecio que en ese tierra se tiene por la crónica. A los colombianos, los claros dominadores, les siguen mexicanos, argentinos, peruanos, ecuatorianos, españoles, estadounidenses, chilenos, venezolanos, salvadoreños, bolivianos, uruguayos… Pero si se toma en cuenta la población de cada uno de los países, me atrevería a interpretar que los dos grandes focos de interés sobre la crónica de largo aliento están, por un lado, en el tridente Colombia-Perú-Ecuador; y por otro, en el tándem Argentina-Chile.
¿Qué es lo más leído? De largo, la crónica más visitada en estos cinco años es Un fin de semana con Pablo Escobar, de Juan José Hoyos; casi 30,000 visitas. Superan las 10,000 otras dos crónicas geniales como lo son La leyenda de Facundo Cabral, de Leila Guerriero; y Cromwell, el cajero generoso, de Juan Manuel Robles. Completan el top-ten Caracas sin agua, de Gabriel García Márquez; Seis meses con el salario mínimo, de Andrés Felipe Solano; La chica mimada del cine porno argentino , de Gloria Ziegler; Messi, el goleador que nos despierta, se va a dormir , de Leonardo Faccio; Un extraterrestre en la cocina , de Julio Villanueva Chang; Frank Sinatra está resfriado, de Gay Talese; y Un hombre está peleando con mi mami, de Carlos Martínez. Los países sobre los que más se escribe son, en este orden, Argentina, México, Colombia, El Salvador y Perú. Los medios de los que más crónicas he recopilado son Gatopardo, Soho, El Faro, Etiqueta Negra y Séptimo Sentido. Y los autores que más relatos han publicado son Leila Guerriero, Alberto Salcedo Ramos, Roberto Valencia (algún privilegio debería de tener ser el responsable del tinglado), Óscar Martínez y Juan Pablo Meneses.
¿Desde qué sitios se accede? Las redes sociales son las cómplices naturales de Periodismo narrativo en Latinoamérica, sobre todo Facebook. Tiene su lógica. Twitter aporta, claro, y también sitios como Wikipedia, Clasesdeperiodismo.com, Taringa, Aves de prensa, Meneame.net, elPuercoespin, FronteraD, Águilas humanas, Crónicas guanacas, nuevoscronistasdeindias.fnpi.org… un heterogéneo conglomerado de instituciones y autores que recomiendan este blog. A todos mi sincero agradecimiento, pero los dos que me llenan de especial orgullo son, por un lado, la inclusión del blog en su listado de sitios “donde habita la crónica”, que hizo la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI); y por otro, que fuera recomendado como “un excelente portal de entrada para leer algunas de las mejores piezas firmadas por los cronistas más talentosos” en el ensayo Diccionario de la crónica hispanoamericana, que en mayo de 2012 Lino González Veiguela publicó en Frontera D.
¿Con qué criterios se nutre el blog? No es el único insumo, ni mucho menos, pero sí el principal: en la página principal, al costado izquierdo, hay una invitación a que sean los lectores los que envíen sugerencias, de autoría propia o ajena. Dice así: “Si conocés o has escrito una crónica que creés que merece estar en este blog, por favor, envíala a robertogasteiz@gmail.com (pero antes de hacerlo recordá que este espacio es para crónicas periodísticas de largo aliento; repito las palabras clave: CRÓNICAS, PERIODÍSTICAS y LARGO ALIENTO) Gracias”. Llegan muchas propuestas y muchas se desechan; más de una, seguramente, de forma injusta. El abanico abarca va desde cronistas consagradísimos que con humildad someten sus textos a consideración, hasta aprendices que quieren que se les publique lo primero que escriben. Y entre tanta propuesta hay, para mi gusto, demasiados relatos que pecan de egocentrismo, aquellos en los que el reporteo es mínimo (cuando lo hay) y la presencia del autor es tan agresiva que opaca los hechos noticiosos narrados.
¿Por qué nace este blog? Es quizá la primera pregunta que debería de haber respondido, pero voluntariamente la he dejado para el final. El problema es que el post ya se me ha alargado demasiado, y ahora creo que responder a por qué nació Periodismo narrativo en Latinoamérica da para más que un párrafo. Me comprometo a contarlo otro día, seguramente en este mismo espacio, pero adelantaré un par de detalles: uno, que lo que me llevó a concentrar crónicas de largo aliento en un mismo lugar fue mi interés genuino en el género, como aprendiz, sumado al hecho de que no existía nada así y yo, picado ya por el gusanillo de la crónica, lo sentía de gran utilidad; y dos, que este blog no existiría si en agosto-septiembre de 2007 yo no hubiera asistido a un taller de periodismo narrativo que en aquel entonces impartió en Ciudad de Panamá una ignota periodista argentina llamada Leila Guerriero.