Cuando los descubridores que trataron de llegar a las Indias arribaron a lo que hoy es México se toparon con que los nativos consumían un brebaje de sabor amargo y de aspecto extraño. En un primer momento, los conquistadores no mostraron un gran interés en consumir este líquido por su amargura y color, sin embargo, las sensaciones percibidas tras probarlo por primera vez, les hizo cambiar de opinión. Tras su ingesta, comenzaron a sentirse mucho mejor y seguramente se olvidaron de muchas de las penurias pasadas en tierras ignotas. La bebida era el producto de una planta denominada -no por los nativos naturalmente- Theobroma cacao.
¿ Qué propiedades tenía y tiene el producto que se obtiene de la planta Theobroma cacao? De entrada el nombre dice mucho: Theobroma quiere decir alimento de los dioses en griego, y cacao, viene del maya Ka’kaw, que alude al término fuego, por la intensidad de sabor que tiene la parte comestible que se encuentra en el interior del fruto (las semillas). Los Mayas llamaban chocolhaa a esa bebida (la unión de las palabras chocol que significa amargo y haa que quiere decir agua).
Tanto impactó este brebaje y las semillas de la planta a los conquistadores que el propio Hernán Cortés escribió al rey Carlos I para hablarle de las propiedades beneficiosas de la bebida así como de la importancia económica que tenía negociar con las semillas del cacao.
¿Y por qué el alimento de los dioses nos produce tanto placer? Ya bien sea en forma de chocolate a la taza o en forma de “onza” de chocolate, este producto cuenta con un enorme número de sustancias con propiedades interesantes ya que posee cerca de 300 moléculas distintas.
Una ellas, la teobromina, la prima de la teofilina y cafeína, los compuestos más activos del té y café respectivamente, es la responsable del efecto estimulante del chocolate. Esta molécula es capaz de estimular los niveles cerebrales de dos transmisores muy importantes la serotonina y la dopamina, que de por si también existen en el chocolate.
La serotonina es responsable de producir efectos como la sensación de tranquilidad y sensación de felicidad. Además, el cacao presente en el chocolate posee cantidades importantes del aminoácido triptófano, que es a su vez el precursor de la serotonina en el cerebro.
Otra molécula presente es la anandamida. Esta molécula funciona en el cerebro empleando los mismos mecanismos que la marihuana, por lo que un consumo elevado de chocolate puede reportar efectos placenteros, y por qué no, también un cierto “síndrome de abstinencia”. ¿Quién no ha sentido eso alguna vez ?
En el mundo en el que vivimos estamos sometidos a constantes problemas, disgustos e inconvenientes que hacen que tratemos de buscar un oasis de paz y felicidad en toda esta vorágine de acontecimientos no demasiado buenos. ¿Cómo podemos combatir esto de una manera sencilla ?
Démonos el placer de degustar un poco de chocolate, bien en su forma sólida o líquida. ¡Qué sensación más placentera degustar este producto, que se encuentra a unos pocos metros, en alguna alacena o cajón de la cocina y que bienestar nos va a proporcionar gracias a sus ingredientes dignos de las deidades… (Por cierto, que su consumo no es pecado, como ya se encargó de clarificar cierto cardenal que incluso recomendaba su consumo en épocas de ayuno).