En el sueño hablaban los gatos
y hacían planes sobre el futuro.
A un sobrino le amenazamos
con que no volvería a entrar en nuestra casa
si cumplía su deseo
de ir a matar perros a Oxford.
Luego escuché a mi mujer
cómo le explicaba
los corredores
las alambradas
lo justo y lo posible
para hacer menos daño
y para no correr riesgos
como si en realidad fuera
un soldado de servicio
en la frontera
vigilando nuestras posesiones
nuestras cajas fuertes
llenas de miedo.
Como si viviéramos
en la calle de los Reyes Magos.