El teatro de sombras de la Huerta del Retiro, se llama Rioan-ji-zivi. A diferencia de otros escenarios de sombras chinescas, que se desarrollan al amparo de la tiniebla nocturna, el de la Huerta sólo ofrece sesiones de tarde. La pantalla es una manta roja de lana, colgada por delante de la baranda y la enredadera de hiedra.
No tiene muñecos ni siluetas este teatrillo; a parte de la escena, sólo actúan en él los moscardones y los pájaros, cuando pasan volando por el otro lado. El asiento transparente del manipulador refleja un esqueleto colgante, que se mimetiza con el telón vivo del decorado.
Cuando cruza la pantalla la sombra de una paloma, una urraca o un mirlo, rompe en aplausos el público, desde el interior de la Quinta de Santiago. Aunque no haya relato en este teatrillo estático, el cruce de la vida por el escenario, provoca más entusiasmo que cualquier historia.