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Mientras tantoUna breve y modesta resolución

Una breve y modesta resolución


Para este nuevo año que empieza mi única resolución es seguir cumpliendo religiosamente con este blog semanal cada viernes por la mañana, exceptuando quizá un mes en el verano y alguna que otra semanita aquí y allá, en Navidades, en Semana Santa o en el día de mi santo. La cosa no va a ser nada fácil porque intuyo que a no ser que repita mis obsesiones o me ponga a escribir sobre temas de rabiosa y candente actualidad, cada viernes por la mañana voy a tener que cavar duro en el terreno cada vez más yermo y pedregoso de mi magín.

 

Desde luego lo último que desearía es que mi blog terminara por convertirse en un saco de opiniones atrabiliarias, que es lo que suele pasar cuando uno escribe en un blog semanalmente y sin un propósito determinado.

 

Quizá la mejor solución, ahora que lo pienso, pueda estar en elegir un solo asunto durante unos meses y escribir en torno a ello hasta el hartazgo. Asuntos hay muchos, pero aprovechando que este semestre voy a dar un curso sobre las Novelas Contemporáneas de Galdós, a lo mejor podría dedicarme a comentar el desarrollo del curso y, a ser posible, hacer partícipes a mis alumnos en los comentarios. Otra posibilidad es dar cuenta de una tertulia literaria que mantengo con unos cuantos amigos, algunos de los cuales ya he mencionado en otras ocasiones aquí, gente bastante estrafalaria y algo pasada de rosca, pero también por lo mismo curiosa y divertida. Una transcripción literal de sus diálogos me solucionaría el blog, pero tendría que hablar antes con ellos para convencerlos, lo cual no creo que sea fácil.

 

Hay más posibilidades, naturalmente. Yo vivo en Brooklyn, que para el oído de muchos españoles sigue teniendo todavía resonancias exóticas y peliculeras, algo así como el reino de Gaula para los hombres del siglo XVI, de modo que una buena idea para un blog en español sería escribir o describir con fotos y grabaciones sus destartaladas avenidas, sus brownstones herrumbrosos, sus callejuelas coquetonas, sus barriadas anónimas y endurecidas.

 

El blog puede encerrar todo lo que digo y aun más. ¿Por qué no escribir sobre mi clase de Galdós y meter en el cotarro a mis tertulianos estrafalarios y hacerlo cada semana desde un diner de Brooklyn o desde el interior del Tatiana, un restaurante que en su suelo tiene un acuario y por su ventanal acristalado se divisa el boardwalk y la playa de Brighton Beach, con su cielo congelado y azul?

 

No sé lo que haré a partir de la semana que viene cuando se acaben las vacaciones de Navidad, pero lo que sí tengo claro es que todos los viernes -como este viernes ruidoso, con la televisión a todo volumen y con mi hija interrumpiéndome cada dos minutos- me sentaré delante del ordenador y me obligaré a escribir como mínimo quinientas palabras en torno a Galdós, a mis amigos tertulianos o a lo que salga. Feliz Año Nuevo.

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