en verano todo está en el aire; una estación ‘metafísica’
Patrick Modiano, Para que no te pierdas en el barrio
Como una especie de morse
que viene repitiendo la misma canción
desde mucho antes
de que supiéramos
quiénes eran
en realidad
nuestros padres.
La ansiedad era de ortigas y cabello de ángel
sombras corredizas
una nostalgia del invierno
hecha de literatura,
de la certeza de que la felicidad
como la belleza
era reaccionaria,
y sin embargo boxeábamos
de uno en uno
pesos welter en una máquina de escribir
que prefería el papel cebolla
para que pesara menos
en aquellos sobres par avion
que no tenían el menor porvenir.
Ni siquiera somos
el resultado de aquellas excursiones
después de la medianoche
cuando ya no quedaba nadie
y el Dios que había muerto
todavía podía salvarnos
de cometer una estupidez.
La novela no es más
que una trenza de equívocos
la luz que al declinar
suaviza los cantos de la realidad
y la tendencia
a dramatizar
nuestro papel
desdichado.
Al volver a recorrer
las mismas playas de entonces
con un tipo que no conozco
salvo que no quiere
ni ser un cínico
ni un asesino a sueldo
solo puedo esperar
que esta vez
el morse sirva para encontrar
el cadáver de aquel niño
y que no nos dé ninguna pena
haberlo dejado
para siempre
atrás.