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Mientras tantoUna vieja caja de lápices

Una vieja caja de lápices


 

 

No recordaba tenerlos, ni haberlos comprado, ni tampoco que me los hubieran regalado. Me salieron al paso, al abrir un armario de sábanas y cuadernos. Una caja viejísima -sin estrenar- de lápices de oficina me manchaba de polvo las manos. Azul marino, rojo teja, y dorado. Qué elegancia rezumaban los seis lápices hexagonales de la caja rota. Qué tipografía tan bien seleccionada y combinada mostraba en la tapa. Qué delicadeza de tipos grabados en oro sobre el rojo y el azul del lapicero. Y además, todos vírgenes, sin haber conocido el filo de la cuchilla, o haberse gastado sobre las hojas de los cuadernos.

 

Convivimos con bellezas invisibles, todo es cuestión de detener el tiempo para descubrirlas.

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