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(Las fotos con el logo de la Feria Ibérica se han tomado prestadas de las redes de la Feria.)
Me llamo Tiago y nací en Fundão hace un par de años. Eso lo digo para quien no me conozca. Quienes me conocen saben perfectamente que mi padre es Marcelo, un murciélago de Almagro que conoció a Sabina en la II Feira Ibérica de Teatro do Fundão en 2021, y que de ahí, un tiempo después, nací yo. En la III Feira Ibérica de Teatro do Fundão en 2022, Sabina le dijo a Marcelo “mira, este es hijo tuyo, se llama Tiago”. Marcelo al principio no sabía muy bien qué hacer conmigo, pero al final me acabó llevando con él al supermercado madrileño en que vive. Allí conocí a Carol, que trabaja como cajera, le gusta el teatro y es humana, pero nadie es perfecto. También conocí a Finea, que era la primera novia que papá tuvo en Almagro. Y además hay en ese supermercado otro montón de murciélagos que nadie sabe cómo han llegado. Por ejemplo, está Agapito, que a ese le llevé yo, pero no me acuerdo dónde le conocí. Están también Ramón y Jorgito, los murciélagos del otro lado del río Manzanares. Y hay murciélagos que no sé ni quiénes son. La verdad es que allí en el súper nos portamos un poco mal, pero Carol no se enfada demasiado. Quien se enfada más es Lorenzo, el encargado, y nosotros pasamos ampliamente de él. Eso dice Finea, que hay que pasar ampliamente de Lorenzo.
Yo vine con papá a la IV Feira Ibérica de Teatro do Fundão en 2023, y entonces creo que fue cuando mamá, Sabina, decidió venirse a vivir al súper madrileño. Y a la V Feira Ibérica de Teatro do Fundão, del 26 al 29 de junio de 2024, hemos venido unos cuántos murciélagos: yo y mi madre, que somos de aquí, mi padre y Finea, que son de Almagro, y Agapito que no tengo ni idea de dónde es, ni de a qué dedica el tiempo libre, y que no es familia.
Estábamos a tercer día de feria, con muchos espectáculos a nuestras espaldas, y otros tantos por venir. Era viernes. La noche antes nos habíamos quedado bastante rato en el Club de Fútbol, porque Manoli, un avestruz muy contestona que hay allí, se había puesto a bailar como una descosida, y era muy gracioso verla. Acabamos tan mal que Manoli terminó durmiendo con Finea y Marcelo en una caja de cereales. ¿Cómo se metió un avestruz dentro de una caja de cereales? No lo sé; si acaso lo vi, estaba un poco piripi y no me acuerdo. Intenté que papá saliera de la caja…
TIAGO.- Papá… Papá…
MARCELO.- ¡Ah! ¿Qué pasa?
TIAGO.- Que a las 9 hay una charla sobre las posibilidades de que los espectáculos viajen entre Iberia y Brasil.
MARCELO.- Me parece bien que viajen, pero estoy durmiendo. Y quítame esa pluma de la cara, que me hace cosquillas en la nariz.
TIAGO.- No soy yo, es Manoli, que está aquí en la caja de cereales con vosotros.
MARCELO.- ¿Cómo? Eso no puede ser. ¡Dile que salga! ¡Qué asco!
TIAGO.- ¿Yo? Díselo tú. Menudos ronquidos está dando.
Encuentro Iberia Brasil – Oportunidades de circulación
Como vi que la cosa iba para largo, me fui al encuentro de las 9. Pero creo que a mí lo que más me gusta del teatro es el teatro, no los encuentros. Eso debe ser porque soy un murciélago aún muy joven.
Cuando terminó, estaba Manoli en la puerta con Finea sentada sobre su cabeza. Era la más rara imagen que había visto nunca de una murciélaga, sentada sobre la cabeza de un avestruz.
MANOLI.- ¿Dónde hay que ir ahora?
TIAGO.- A la escuela secundaria, a ver Bulldog de la compañía Janela Aberta.
MANOLI.- Pues vamos hacia allá. ¿Quieres venir con nosotras?
Empezamos a ir tranquilamente hasta el lugar de la siguiente función.
TIAGO.- ¿Y papá?
MANOLI.- Ni idea, se ha enfadado porque dice que me aprovechado de él esta noche y le he metido las plumas en la boca, y desde hace un buen rato no le hemos visto.
TIAGO.- Manoli, ¿cómo conseguiste meterte anoche en la caja de cereales?
MANOLI.- Ni idea, había bailado tanto que no me acuerdo.
FINEA.- Bueno, eso y las cervezas que nos bebimos. Y luego te pusiste a dar abrazos a todos los españoles.
MANOLI.- Yo es que cuando estoy muy borracha voy dando abrazos ibéricos a la gente.
FINEA.- Ya me di cuenta anoche.
MANOLI.- ¿En las ferias se hace siempre eso?
TIAGO.- ¿Lo de dar abrazos?
MANOLI.- No, lo de ir a los bares.
FINEA.- Bueno, a ver, uno viene a las ferias a vender o comprar espectáculos, a hacer amigos, a conocer el tejido teatral… Y a veces todo eso se hace en los bares.
MANOLI.- Voy a ir contigo a más ferias.
FINEA.- Bueno, en otras ferias yo me tengo que colar. En la única en que dan acreditación a las murciélagas es en esta, creo. En las ferias de artes escénicas de España no nos dan.
MANOLI.- Vaya… Pues se tendrán que modernizar…
Llegamos a la escuela secundaria, y esperamos pacientemente en la cola para entrar. “A mí el avestruz que no se me ponga delante”, dijo una espectadora malhumorada. Es increíble lo que se enfadan algunas, que se creen que al teatro van ellas solas…
Bulldog era una obra de máscaras, sin palabra, que trataba sobre un niño que va a la escuela y sus compañeros le tratan un poco mal, y su madre es la profesora, y tiene una amiga que al menos ella le trata bien… A mí me gustó. Finea salió diciendo que iba a querer máscaras para esa obra que nunca termina de escribir, El murciélago fingido , y Agapito salió refunfuñando porque no le gustaban las obras en que no hablaban, pero a Agapito no le gusta nunca nada, creo. A la salida votamos para el premio del público, y es muy divertido votar, un día a una obra le puse un 1, un 2, un 3, un 4 y un 5, marqué todos los números en la misma papeleta, pero no se lo digáis a nadie.
Después de aquello, era hora de comer para los humanos y para nosotros la hora de la siesta.
AGAPITO.- ¿Hoy no pones un huevo, Manoli?
MANOLI.- ¡Que no me toques los huevos!
AGAPITO.- ¡Nada más lejos de mi intención!
MANOLI.- Puse un huevo ayer, y el siguiente huevo me toca mañana, uno cada dos días.
AGAPITO.- ¿Y eso por qué?
MANOLI.- ¿Y a ti qué te importa?
Siguieron discutiendo, porque con Agapito todo es discutir, y Manoli no aguanta una, pero yo me fui a echar la siesta. Me metí en una caja de cereales en que estaba Roberta, que es una murciélaga de allí de mi pueblo, Fundão que yo conocí el año pasado, y me dijo que en la edición anterior de la feria intimó con mi padre (creo que sé a qué se refería, debió ser lo mismo que había hecho con Sabina, intimar, y de ahí nací yo) y que quizá un día me enseñaría a mi hermanita. Yo no le hice mucho caso, porque no quiero que papá tenga más hijos que yo. Y me eché a dormir.
Me desperté justo para llegar al Moagem a ver la siguiente, que me encantó, Mulheres móveis, una propuesta de teatro documental con mucho humor de la compañía portuguesa Astro Fingido, en que se rinde homenaje a las carreteiras, mujeres que en el siglo XX, en Oporto, cargaban muebles a sus espaldas, descalzas, recorriendo montones de kilómetros durante varios días.
Mulheres móveis de Astro Fingido
Os tengo que confesar que estuvo lloviendo gran parte del día. Creí que podría obviar ese dato, porque la lluvia no me gusta mucho, pero no, ya que esa tarde un espectáculo tuvo que hacerse bajo techo, como había pasado la tarde anterior con Latas… Hacía frío, y los humanos que habían llevado algo de ropa de abrigo estuvieron todo el día bien tapaditos; los que no habían llevado nada, se enfadaron consigo mismos por no haberlo hecho. Algunos habían sido previsores y habían cogido un paraguas, otros tomaron prestado uno del hotel, algún otro se lo compró allí… El espectáculo de las 18.30h, era una propuesta de calle, y para evitar la lluvia se hizo en el aparcamiento de autobuses. Yo estaba muy emocionado porque nunca había visto una obra en un aparcamiento de autobuses; seguramente nadie en la vida, ni siquiera los humanos, habían visto una obra en un aparcamiento de autobuses. Esas son las cosas que pasan en mi pueblo, Fundão, que siempre te sorprenden. Te recomiendo que vayas si quieres dejarte sorprender por mis paisanos.
Swing and Show de Teatrapo Producciones
El espectáculo era de la compañía española Teatrapo Producciones y se llamaba Swing and Show. En un coche que echaba un humo atroz (recomendaron ponerse delante del coche y no detrás con la salida de humos) iba el batería tocando, y los músicos y el cantante iban de pie acompañando al coche. Dieron un par de vueltas por el aparcamiento mientras todos les seguían, y un señor con un micrófono proponía muchos bailes. Manoli bailó muuuuucho. Yo no había visto antes a ningún avestruz bailar como Manoli. Bueno, realmente yo no había visto antes ningún avestruz.
MANOLI.- Pues vas a tener avestruz para rato, porque me voy a ir a vivir a vuestro supermercado madrileño.
TIAGO.- ¿Y te vendrás conmigo al teatro?
MANOLI.- Claro, por eso voy a ir Madrid, no iba a ser para pescar truchas en el Manzanares.
TIAGO.- ¿Te gusta pescar?
MANOLI.- ¡Qué va! ¡A mí lo que me gusta son mis huevos gordos!
De repente Finea dijo “Mira, ahí está el de Bob Esponja, voy a bailar con él, que quiero que me cuente su espectáculo”, y fue detrás de un joven que estaba bailoteando casi como Manoli. Digo casi porque lo de Manoli es muy difícil de igualar. Pero bueno, allí bailaban madres con bebés en brazos, madres sin bebés, abuelas, panaderos, programadoras, voluntarios de la feria, distribuidoras, un avestruz, algún murciélago, tres ovejas…
Swing and Show de Teatrapo Producciones
La verdad es que nos lo pasamos muy bien en ese espectáculo. Y menos mal que se hizo a cubierto, porque en la calle seguía lloviendo. Después, nos fuimos a la Quinta Pedagógica. Finea iba con ese joven, que creo que le tenía que haber contado algo el día anterior… Yo me uní a la conversación.
JOVEN.- Es que Bob Esponja ha muerto porque ha comido muchos microplásticos en el mar.
FINEA.- ¿Y ese quién es?
JOVEN.- ¿No sabes quién es Bob Esponja?
FINEA.- No, ni tampoco sé porque le da por comer microplástcos, con lo buenas que están las sardinas.
JOVEN.- Veo que sabes poco del mar.
TIAGO.- Es que somos murciélagos, del mar solo sabemos lo que vemos en las obras de teatro. Pero cuéntanos más sobre Bob Esponja.
JOVEN.- Es una obra que se llama Le es fácil flotar, y en ella Bob Esponja, que es el ídolo de muchos que fueron niños hace unos 10 años o más, ha muerto por ingerir microplásticos, que es algo que contamina el mar, y que todos los peces acaban comiendo.
FINEA.- Ah, que va sobre el medio ambiente y sobre cómo los humanos se lo cargan porque sois todos unos chulos inconscientes.
JOVEN.- Más o menos, pero conmigo no te metas, que yo estoy haciendo la obra para que la gente se entere de que nos cargamos el planeta.
FINEA.- ¿Y quieres que te lo programemos en nuestro supermercado madrileño?
JOVEN.- ¿Programáis obras de teatro en un supermercado? ¿Eso se puede hacer?
FINEA.- No sé, todo es empezar. Aquí hay una tal Roberta que programa obras de murciélagos en un supermercado portugués. Si quieres te pongo en contacto con ella, y haces la obra en su supermercado y luego vienes al mío. Y puedes pedir una ayuda a gira por los supermercados.
JOVEN.- ¿Eso existe?
FINEA.- Ni idea, yo de subvenciones no sé nada.
JOVEN.- Bueno, yo prefiero hacerla en un teatro.
FINEA.- ¡Nunca estáis contentos los humanos! ¡Te estoy ofreciendo dos bolos y como si nada!
JOVEN.- ¿A caché?
FINEA.- ¿Qué es eso?
JOVEN.- ¿Cuánto me pagas por hacerla en tu supermercado?
FINEA.- ¿Yo? Nada.
JOVEN.- ¿Sería a taquilla?
FINEA.- Si quieres puedes llevarte unas patatas a cambio. O unas zanahorias, que tenemos muchas, y Lorenzo, el encargado del súper, no se va a dar ni cuenta.
TIAGO.- Oye, ¿y esa obra ha estado en la cartelera de Madrid?
JOVEN.- Claro.
TIAGO.- ¿Y yo por qué no la he visto? Como se vuelva a hacer y no me avises te vas a enterar.
Nada, que llegamos a la Quinta Pedagógica, y adivinad lo que había de cena… ¡Sardinas! Unas enormes sardinas asadas, con microplásticos en la barriga, porque parece ser que todos los peces comen eso porque los humanos son unos degenerados que llevan miles de años tratando de cargarse el planeta hasta que lo consigan y creo que además hacen competiciones a ver quién se lo carga antes. Yo no tenía mucha hambre, y además los microplásticos no me gustan, creo, así que me quedé chuperreteando una raspa de sardina, mientras escuchaba cómo Finea trataba de vender su obra a una programadora…
FINEA.- Se llama El murciélago fingido, está en verso porque es de Lope, pero la he escrito yo, en concreto he escrito cuatro versos y medio, tenía ya cuatro versos del año pasado, pero hoy he escrito medio verso, es una obra muy bonita sobre un murciélago que finge ser lo que no es, y está interpretada por murciélagos portugueses y españoles, es que yo tengo la primera compañía ibérica de murciélagos…
PROGRAMADORA.- ¿Cuándo la puedo ver?
FINEA.- Pues cuando la programes en tu teatro.
PROGRAMADORA.- Antes de programarla tengo que verla.
FINEA.- ¿Esto es como la sardina con microplásticos en la barriga que se muerde la cola?
PROGRAMADORA.- ¿Cómo?
FINEA.- Que te invitaré al estreno.
PROGRAMADORA.- ¿Dónde será?
FINEA.- En Madrid.
PROGRAMADORA.- ¿En qué teatro?
FINEA.- En ninguno. Es que será en un supermercado.
PROGRAMADORA.- ¿Teatro en un supermercado? ¿Es un site-specific?
FINEA.- ¿Qué es eso?
PROGRAMADORA.- Veo que no hablamos el mismo idioma.
FINEA.- A ver, yo soy murciélaga y tú, desafortunadamente, no. Pero, a pesar de eso, ambas somos capaces de comunicarnos en castellano.
PROGRAMADORA.- Mira, creo que me estás tomando el pelo. Déjame cenar. Además, yo no programo murciélagas.
FINEA.- Vaya, es que con esa actitud que tienes, yo tampoco quiero ir a tu teatro de humanas.
Finea le metió a la programadora una sardina por dentro de la camisa, que es algo que creo que no debes hacer cuando lo que buscas es que programen tu espectáculo. La programadora empezó a gritar y dijo que le daban acreditación a cualquier pesada… Una distribuidora dijo que le daban acreditación a cualquier programadora, y le metió otra sardina por el vestido, porque le habían puesto tres y realmente solo se iba a comer dos, y así no desperdiciaba la tercera. Pero bueno, sinceramente creo que la obra de Finea, esa de la primera compañía ibérica de murciélagos, no se va a estrenar nunca.
Tras la cena fuimos al Octógono a ver una cosa muy bonita de la compañía española Coriolis. Realmente la artista es de Uruguay, pero vive en España. La obra se llamaba Pasos largos, y era un espectáculo visual y de objetos con mucho humor y ternura, en el que la artista, Maru Fernández, nos contaba tres momentos de su vida, en que había dado un paso largo, y con cada uno de ellos dejaba un vestido hecho con papel en el escenario. Fue muy gracioso el momento de la abuela llamando por teléfono, el del entierro en que los asistentes son columnas vertebrales, el de… No, no voy a contar más. Si queréis saber, más, y si necesitáis saber qué es un paso largo, buscáis a ver dónde hacen esta obra y viajáis para verla.
Esa fue la última propuesta del tercer día de feria. Y nos fuimos al Club de Fútbol, que Manoli decía que quería seguir bailando, aunque menos que el día anterior, porque al día siguiente le tocaba poner un huevo gordo. Creo que ese día papá ligó. Pero la verdad es que no sé bien con quién, porque a mí me cogieron unos primos de mamá, que eran unos murciélagos un poco gamberros, y me llevaron a hacer derrapes a la terraza del Club de Fútbol, y acabé tan cansado que no me acuerdo de nada más.
Tiago, murciélago de Fundão