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(Las fotos con el logo de la Feria Ibérica se han tomado prestadas de las redes de la Feria.)
ROBERTA.- Hola. Yo soy Roberta, y soy de Fundão. Me han pedido que cuente lo que pasó el último día la de la V Feira Ibérica de Teatro do Fundão, es decir, el pasado 29 de junio. Y yo, por supuesto, lo cuento. Otra cosa no, pero contar las cosas se me da bastante bien. A ver, os tengo que poner en situación. El año pasado, en la IV Feira Ibérica de Teatro do Fundão, estuve todo el rato tratando de que Marcelo, ese murciélago manchego tan tonto, me diera un abrazo ibérico. Porque la feria va de eso, de que no hay fronteras entre España y Portugal, de que todos somos ibéricos, y somos capaces de darnos un abrazo. Pues bien, os presento a Juanita. Juanita, di hola a toda esta gente.
JUANITA.- Hola.
ROBERTA.- Pensaréis que esto no tiene nada que ver con la feria… Pero os digo yo que estáis equivocados. Juanita es la hija que tuve con Marcelo. Igual que Tiago es hijo de Marcelo y Sabina, otra murciélaga de por aquí. Y es que, si Marcelo va a venir a las ferias a estas cosas, ¡de verdad os digo que hay que prohibírselo! Me parece una falta de vergüenza y un…
JUANITA.- Mamá, ¿por qué no dejas de decir tonterías y hablas de artes escénicas, que es lo que te han pedido?
ROBERTA.- ¡Todo son artes escénicas, hija!
JUANITA.- ¿Todo?
ROBERTA.- ¡Sí!
JUANITA.- Mejor será que empiece yo, porque el primer espectáculo de la mañana del sábado era para pequeños, lo que yo soy. Resultó que el payaso alemán que estaba el primer día en el espectáculo Clowns cogió una moto con unas tablas encima, se presentó en la Praça do Município y armó ahí su casa, sobre la parte de atrás de la moto. Fue una cosa muy graciosa, en que hacía salir a los niños y niñas a ayudarle, a colocar las letras de la palabra “CIRCO” sobre la pared de su casa, o a recoger lápices del suelo… Yo quería salir, pero como soy una murciélaga, no pude… Así que me quedé un lápiz…
ROBERTA.- Tan pequeña y tan amiga de lo que no es tuyo, Juanita.
JUANITA.- ¡Pero si tenía muchos lápices!
ROBERTA.- El espectáculo se llamaba TO+1, y era de la compañía Caracol Cultural de Portugal. El payaso alemán se llamaba Thorsten Grütjen. Los niños se lo pasaron muy bien.
JUANITA.- Además, ya no llovía, no como el día anterior, que fue un rollo de lluvia a cada rato.
ROBERTA.- Después de ese espectáculo llegó Marcelo a la plaza y antes de que empezara el siguiente espectáculo, que era allí al ladito, también al aire libre, sucedió una escena tal que así como os la cuento. Cuando os hable de una escena del pasado, la pondré con un poco de margen, para que no os perdáis. Aquí va:
MARCELO.- ¿Qué hacéis? ¿Ya ha terminado? Me he quedado dormido.
ROBERTA.- Hola, Marcelo, esta es tu hija, se llama Juanita.
JUANITA.- Hola, papaíto.
MARCELO.- ¿Cómo? No, eso no puede ser, las murciélagas estáis compinchadas para… Ya en la tercera edición de la feria llegó Sabina y me dijo “Mira, Marcelo, este es tu hijo, se llama Tiago”. ¡Y sin las pruebas de paternidad ni nada! ¡Yo no acepto más hijos ni hijas sin las pruebas de paternidad! ¿Qué os creéis, que yo soy Bertín Osborne? O, peor aún, ¿pensáis que soy Julio Iglesias?
ROBERTA.- Eso de las pruebas de paternidad es algo que los murciélagos no hacemos. Tendrás que confiar en mi palabra, y si no confías, allá tú. De todos modos, yo no soy tan desprendida como Sabina, que te soltó a Tiago y no quiso saber nada más de él. No, te advierto que por muy hija tuya que sea, Juanita va a quedarse a vivir conmigo.
JUANITA.- Papá, mamá, ¡que va a empezar la función!
ROBERTA.- Era una compañía del País Vasco llamada Orain BI zirko teatro, y el espectáculo se llamaba Mute. Una mujer y un hombre, artistas de circo, con un perchero con ruedas, una burra (uno dijo que eso se llamaba burra), una cortina, una barra, y varias perchas… Fue un espectáculo muy bueno de circo. Sabina gritó que le encantaba el circo, y Manoli dijo que quería ser acróbata, pero como en vez de brazos tenía alas, ya que era un avestruz, pues que no podía serlo. Yo le animé a que no tirara la toalla, y me prometió intentarlo por la noche en el Club de Fútbol.
JUANITA.- La artista volaba por lo alto, subida en la burra, y él la cogía por encima de su cabeza y ella volaba, o ella se subía muy alto en una barra y volaba. Ella volaba muicho, él menos o nada. Y sacaban a uno del público a hacer de caballo. Yo quería que me sacaran a mí a hacer de caballo, pero solo querían a un señor robusto, ¡y encima le dieron una zanahoria comestible! Está visto que las murciélagas pequeñitas le damos igual a los artistas. ¡Se van a enterar cuando yo tenga poder!
ROBERTA.- ¿Tú vas a tener poder?
JUANITA.- ¡Mucho!
ROBERTA.- ¿Qué poder?
JUANITA.- No lo sé aún, pero ya lo sabré. Y en cuanto lo sepa, te lo contaré a ti la primera.
ROBERTA.- Conclusión, que Mute nos gustó. Y después tocaba ir a la Escuela Secundaria a ver otra para pequeños.
JUANITA.- Era una mañana para todos los públicos, es decir, todos los públicos incluido las murciélagas más pequeñas.
ROBERTA.- Y entonces, yendo hacia la Escuela Secundaria, se nos acopló Manoli con Finea subida encima.
MANOLI.- ¿A dónde vais?
ROBERTA.- ¿Tú no tenías que poner un huevo hoy?
MANOLI.- He madrugado mucho para ponerlo. ¿Qué pasa? ¿No se puede o qué? ¡No me toques los huevos!
ROBERTA.- No, si yo no digo nada, pero es que vas con una a la que le he ofrecido un bolo en mi supermercado y aún no me ha dicho ni sí ni no.
FINEA.- Pero te voy a dar una respuesta. Dijiste que antes de que acabara la feria. Pues queda un rato todavía.
ROBERTA.- Ya he programado otras cosas, no sé si voy a tener hueco para tu murciélago engañoso que ni si quiera has escrito.
FINEA.- ¡Fingido!
ROBERTA.- Lo que sea.
JUANITA.- Mamá, ¿por qué te llevas mal con Finea?
ROBERTA.- ¿Yo? No, si yo hablo así a todo el mundo. No tengo nada personal contra Finea.
JUANITA.- Ah, vale.
ROBERTA.- Bueno, la función de las 12h. era Kdeiraz, de la compañía de Natália Mendonça, que nació en Brasil pero vive desde 2020 en Lisboa. Era una obra casi para bebés, y tenía muchas sillas.
Kdeiraz de Natália Mendonça,
JUANITA.- Eran dos bailarinas y muchas sillas de varios colores y formas, unas con las patas largas, otras amarillas, otras que se desmontaban, otras que se movían solas…
ROBERTA.- Tú te lo pasaste muy bien.
JUANITA.- Claro, es que soy una bebé. Puedo hablar, pero soy una murciélaga pequeñita. ¡Era una obra hecha para mí!
ROBERTA.- Fue un momento muy bonito, verte disfrutar de la obra, hasta que llegó Tiago a estropearlo, cuando estábamos votando para el premio del público.
TIAGO.- Hola, ¿eres Juanita?
JUANITA.- Sí, soy yo.
TIAGO.- Que sepas que Marcelo, mi padre, es mío y no lo comparto con nadie.
ROBERTA.- Te dijo eso y se marchó volando.
JUANITA.- Bueno, tuvo un momento de cabreo cuando se enteró que éramos hermanos de padre, pero ya se le ha pasado.
ROBERTA.- Es un envidioso. Se cree que es el único murcielaguito del mundo.
JUANITA.- A mí me dio igual, porque lo que quería era irme a echar la siesta, así que nos fuimos, adelantamos incluso a Manoli, que iba con prisas, no sé a dónde…
ROBERTA.- Y nos fuimos a echar la siesta.
JUANITA.- Y yo ya no quiero contar lo que pasó la última tarde, porque las despedidas me dan pena. No quiero revivir esa tarde…
ROBERTA.- No lo harás. Nuestro relato termina aquí.
Roberta y Juanita, murciélagas de Fundão