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Mientras tantoVayan concretando, por favor

Vayan concretando, por favor


 

Acabo de firmar una petición en goteo.org con el lema Yo no renuncio a ver crecer a mi hijo” en la que miles de mujeres reivindican la racionalización de horarios para garantizar mejor calidad de vida y un reparto del tiempo más equitativo entre hombres y mujeres. Por ello –y a la vista de las elecciones piden a los políticos, emergentes o no, que se incentive fiscalmente a aquellas pymes que implanten la jornada continua con flexibilidad horaria. Vamos camino de las 300 mil firmas.

 

A ver si nos vamos enterando de que son ese tipo de medidas las que esperamos, las que necesitamos los sufridos ciudadanos/as. Los políticos están en otra onda. ¿Que las empresas lecheras pagan poco a los productores? (y si no aceptas mis precios nadie te recoge la leche…). Pues cuando los tractores colapsan ciudades y carreteras, nada de negociar con esas grandes empresas para que no paguen a pérdidas: se tira de cheque y, con dinero público se compensa a los productores. ¿Protección a la natalidad? Nada de guarderías públicas asequibles: un cheque-bebé para todos, ricos y pobres, y el que no lo necesite que se compre un cortacésped, por ejemplo.

 

 

Funcionarios de Castilla y León han firmado una petición para que les sea devuelta su facultad de fiscalización previa de los contratos públicos (es decir antes de que se produzcan las corrupciones), así como garantías personales para su ejercicio. ¿Alguien sabe cuándo y por qué perdieron esta capacidad y a qué esperan los poderes para solucionarlo, qué programa político incluye este asunto?

 

 

Por cierto, ahora la palabra buñuelos, tan bonita ella, corre peligro de ser barrida por holes (agujeros, en inglés). Lo vi donde compro el pan. La dependienta me quiso convencer de que aquello eran holes. Allí también venden muffins, es decir, madalenas (¿magdalenas?) cubiertas con chocolate o caramelitos.

 

 

Por cierto, Albert Rivera dijo hace poco “Esto sólo ha hecho que empezar”, y el mismo día oí esta frase de un anuncio: “Esta historia no ha hecho más que empezar”; es decir, un político joven seguro que de colegio de pago, que habla con más incorrección que el publicitario. Cada vez tengo más claro que gran parte de los problemas del lenguaje corren por cuenta de los políticos y los periodistas, por ese orden. El propio presidente del Gobierno dice siempre (y mira que dice pocas cosas, podría pensarlas más) “estoy convencido que…”. Eso ya se ha solidificado y es un pésimo ejemplo de desaliño y desinterés. Pero bueno, también es el autor de la frase profética de esta legislatura: “Los catalanes hacen cosas”. Sí señor, efectivamente.

 

 

Por cierto, no sé si recuerdan que protesté por el abuso del provocar contra el causar (entre otros verbos). Pues miren qué frase: “…los gases de metano son los que provocan las flatulencias de las vacas”.  La frase, así leída, es transparente a la vez que absurda. Los gases (sujeto) provocan (vale decir, causan) las flatulencias de las vacas (complemento directo, o como se llame ahora). Me imagino a las pobres vacas padeciendo una especie de inyecciones de gases. Quien perpetra la frase quiere decir lo contrario, pero no sabe usar el verbo en pasivo (los gases de metano, causados por las flatulencias) ni menos todavía darle la vuelta a la frase (las flatulencias –sujeto causan los gases de metano –complemento directo).

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