No sé muy bien cómo afrontar la proliferación de las listas de los mejores discos (y demás) del año de un tiempo a esta parte. Quizás tenga que ver esa idea tan perniciosa del crítico venido a prescriptor que comentaba Juan Puchades hace algún tiempo. Puede que sea sólo una estrategia más de algunos portales digitales para ganar clicks por Navidad, o que incluso, como se señala aquí, todo se reduzca a una simple devolución de favores, y esas primeras posiciones posean un precio fijo. Y es que, como afirmaba Xavi Sancho al polemizar acerca de las listas del año, “una de las características que definen estos tiempos que vivimos es que a todo el mundo le gusta mucho opinar”. Prefiero no pensar demasiado en ello, la verdad; seguir creyendo que en la mayoría de esas listas no hay más intención que la de hacer recapitulación del año que se va a través de las novedades musicales que han ido llamando a nuestro jukebox durante el año. Una colección de canciones que, como leía hace unos días en uno de los relatos de Vila-Matas en Una casa para siempre -sin referirse a las canciones-, debería alejarse de lo tiránico, que no pretende “explicar el mundo ni, menos aún, abarcar la totalidad de una vida, sino tan sólo unos pasajes de esa vida”. Mis pretensiones con esta lista no van más allá de eso, de recrearme en ciertos pasajes a raíz de escuchar uno u otro disco, poniendo de paso algo de orden a todo lo que hemos ido acercándonos durante los últimos meses. Y, por supuesto, nada de 7,1, 8,3 o 0,0. Suficiente es ya una trivial clasificación de veinte posiciones como para andar reivindicando la ciencia cuantitativa a estas alturas del año.
Cuando durante la Navidad empecé a escuchar de nuevo (algunos, como el del sorprendente Jason Isbell, por primera vez) los álbumes que aparecen en esta lista, y decidí llevarla a cabo, me intranquilizaba el simple hecho de tener que dotar a la lista de un título. Por fortuna, pronto apareció Enric González con sus Diez libros que habría lamentado perderme en 2013 en Jot Down para salvarme de nuevo. Y digo de nuevo porque hace unas semanas mi travesía solitaria por Nueva York hubiera sido bien diferente si sus Historias de Nueva York no me hubieran acompañado mientras recorría aquellas calles nevadas que perdurarán para siempre en mi memoria.
1. Muchacho, de Phosphorescent
2. Fanfare, de Jonathan Wilson
3. Southeastern, de Jason Isbell
4. B-Room, de Dr. Dog
5. Trouble Will Finde Me, de The National
6. The Invisible Way, de Low
7. Stay True, de Danny and The Champions of the World
8. Pushin’ Against A Stone, de Valerie June
9. Push The Sky Away, de Nick Cave & The Bad Seeds
10. The Beast In Its Tracks, de Josh Ritter
11. American Kid, de Patty Griffin
12. Negativity, de Deer Tick
13. Stories Don’t End, de Dawes
14. Big Wheels and Others, de Cass McCombs
15. The Worse Things Get, The Harder I Fight, The Harder I Fight, The More I Love You, de Neko Case
16. Life In Easy Steps, de Robert Vincent
17. Warp and Weft, de Laura Veirs
18. Tall Tall Shadow, de Basia Bulat
19. The Ash and Clay, de The Milk Carton Kids
20. Lessons, de Ha Ha Tonka
Bonus track: Night, de Simone Dinnerstein & Tift Merritt