Las cumbres donde de forma recurrente se reúnen los líderes de gobierno, por una u otra causa, no cesan de producirse y de publicitar ante los ciudadanos del mundo, que están trabajando para tomar soluciones y acuerdos y de esta forma combatir la crisis climática que ellos mismos han creado. Firmas que después no se llevan a efecto y todo queda en un gasto superfluo a costa del dinero público. Intentan lavarse las manos cuando las víctimas somos la sociedad al estar dirigidos por irresponsables que son manipulados por las multinacionales.
Greta Thunberg, en un libro titulado “El libro del clima” en el que escriben numerosos científicos de distintas disciplinas, afirma rotundamente en su artículo “El mundo tiene fiebre”, que: “No ha sido la humanidad la que ha generado esta crisis, sino quienes han ostentado el poder, que sabían exactamente los inestimables valores que sacrificaban a fin de ganar inconmensurables sumas de dinero y mantener un sistema que les beneficiara. Son las estructuras socioeconómicas, entre otros factores, las que propician estas desigualdades tan aviesas que nos conducen a un abismo ecológico. Es la idea de un crecimiento infinito en un planeta finito”
Las leyes no se cumplen, artículos de las constituciones que benefician a la naturaleza se olvidan, no se persigue a las multinacionales responsables directas de muchas agresiones al medio ambiente en terceros países donde las leyes son más vagas, los bonos verdes sólo son una cortina de humo para seguir contaminando. A pesar de lo que se nos viene encima en consecuencias transformadas en olas de calor jamás registradas, incendios virulentos que han destrozado prácticamente la isla de Maui (Hawái) y prácticamente quemada su capital Lahaina con más de 130 muertos y mil personas desaparecidas, más de diez millones de personas que mueren en el mundo por la contaminación de las ciudades, las terribles inundaciones que siguen produciendo innumerables de muertos, el aumento imparable de los refugiados medioambientales por guerras y hambre; no se toman medidas urgentes para paliar todo este desastre porque no les interesa a los gobiernos ni a sus amos que gobiernan el mundo.
Debemos desterrar la idea que nos quieren inculcar que la crisis climática es culpa de nuestras acciones, de la humanidad, del ser humano en general. Esta crisis que se está convirtiendo en un genocidio premeditado a la población civil y solo tiene unos responsables, precisamente a quienes les pagamos gran cantidad de dinero para resolver los problemas y ejecutar leyes para el bienestar social. Ellos son los responsables de este ecocidio generalizado que afecta a todos los seres vivos del planeta.
Recientemente, una nueva cumbre se ha celebrado en Brasil los días 8 y 9 de agosto, para tratar sobre el futuro de la Amazonia. La deforestación y destrucción de uno de los grandes pulmones que tiene nuestro planeta. En esta reunión ha asistido la OTCA (Organización del Tratado de Cooperación Amazónica en la que han estado presentes los presidentes de gobierno de Brasil, Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú, Venezuela, Guyana y Surinam. Fueron invitados además Congo Brazzaville, República Democrática del Congo e Indonesia. Países donde se encuentran los otros dos grandes pulmones de la Tierra.
Su lema, “Unidos por nuestros bosques”. En uno de sus puntos de la declaración, reclaman y reprochan a los países del norte el incumplimiento de proporcionar 100.000 millones de dólares anuales para el desarrollo de la crisis climática. Una verdadera vergüenza, cuando ellos son los primeros en incumplir los acuerdos internacionales en la protección de los pueblos indígenas, incumplir las constituciones de sus propios países en proteger a los pueblos originarios, cuando se les está persiguiendo y asesinando a sus líderes indígenas en la defensa de sus Tierras, cuando permiten que empresas y multinacionales arrasen sus tierras y contaminen sus ríos, cuando no se persigue con seriedad la deforestación de la Amazonía, cuando todos los pueblos indígenas de Latinoamérica, África e Indonesia están siendo expulsados de sus tierras en un genocidio silenciado y ocultado por los propios gobiernos. Defender el medio ambiente en esos lugares es comprar en un 80% porciento tu propio ataúd.
Y mientras, como tantos otros habrá, el Director y Coordinador de la Autoridad Administrativa CITES, Agustin Ngumbi, de la República Democrática del Congo, es acusado por EE.UU y prohibida su entrada en dicho país, por corrupción y Tráfico de especies entre las que se encuentran chimpancés, gorilas y Okapi. Precisamente el responsable de proteger las especies en peligro de extinción. Estos son los que piden dinero a los países del Norte para seguir con sus negocios ilícitos.
En esa reunión de Jefes de Estado, donde solo pidieron dinero y sin embargo finalizó sin ningún acuerdo como era de esperar y en la se habló de la deforestación, no se invitó a ningún líder indígena ni tuvo representación alguna los verdaderos valedores de la Amazonía como son los pueblos originarios. Mientras estas sesiones se celebraban a puerta cerrada y terminaban todos los Jefes de estado y representantes de los países muy felices y sonriendo dándose las manos y levantándolas hacia arriba como si hubieran llegado a un acuerdo común o hubieran triunfado en algún evento, más de 30.000 personas, muchas de ellas indígenas, se manifestaban por las calles de Belem donde se celebraba la cumbre, indignados por no haber sido partícipes de la misma y no haber llegado a ningún acuerdo.
Este es el panorama nefasto que los gobiernos dan al mundo. Ya no les importa que sus acciones y responsabilidades sean negativas para atajar esta crisis climática originada por ellos. Solo les interesa conservar sus sillones en un mundo donde de forma general, la política es fruto de la decadencia de nuestra sociedad.
Y las víctimas de este absurdo e irresponsable vacío de leyes y medidas para afrontar la crisis climática, somos todos los ciudadanos del mundo.