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¡Vivan los novios!

 

Ya os he contado que aquí, en Burkina Faso, les encanta casarse. Y las bodas también.

 

 

 

Me encantan los créditos de «La Boda de mi Mejor Amigo», dan ganas de casarse…

 

 

Es algo que siempre salía a colación cuando conocía a una chica. Les decía que estaba soltero y su interés aumentaba exponencialmente, cuando les decía que nunca pensaba volver a casarme pasaban a otra cosa, mariposa.

 

Las mujeres, sobre todo, piensan en boda. Bueno, no las mujeres, exclusivamente. En realidad los hombres piensan en otras cosas, pero no les queda más remedio, que luego ya se pondrán a buscarse las amantes que corresponda y éstas lo harán tentadas en conseguir que deje a su mujer y la tome a ella como tal y se case. O que la tome como 2ª mujer. O como 3ª…

El caso es casarse. Es una fijación que tienen metida bien hondo.

No es sólo por una cuestión económica de alguien que las mantenga y se ocupe de ellas, que también, es sobre todo por tener hijos, y que cuando sean viejas las puedan mantener y ocuparse de ellas.

Porque los maridos pueden morir, pueden cansarse de ellas y repudiarlas o pueden tomar otras esposas más jóvenes y pasar al ostracismo dentro de la familia.

Y con la descendencia pueden tener más posibilidades de vivir más tiempo y de no ser abandonadas y quedar en la calle a merced de la caridad o recogidas en un centro para brujas.

Porque uno de los ‘procedimientos’ habituales de rechazo es expulsarlas de la aldea diciendo que son brujas.

Con un hijo te queda alguna salida pero si lo tienes sin casarte, algo muy habitual por otra parte, lo vas a pasar muy mal, casi tan mal como ser estigmatizada como bruja. Salvo que el padre, y su familia, acepten la boda.

 

Un día mi mujer estaba echando la bronca a las señoras que limpian en casa porque, estando nosotros en la capital, habían dejado sola, antes de la hora que les tocaba irse a su (nuestra) niña, Latifa.

El reproche me dejó de piedra: que era su única hija y que si la perdía qué iba a hacer, que ella ya no podría tener más hijos, seguramente. No era sólo el temor a perder a la niña, era a quedarse sin hijos…

 

 

En la noticia no contaban si hubo convite, pero me temo que como mucho un poco de zoom komm, bebida de mijo, y pare de contar. Ni tartas ni tortas

 

 

El otro día apareció la noticia de un matrimonio múltiple en una aldea, Nasso, cerca de Bobo Dioulasso, la 2ª ciudad del país: 87 bodas se celebraron al mismo tiempo.

No era por intentar batir un récord para el libro Guiness, ni nada por el estilo. La mayoría estaban casados por el rito tradicional y pasar por la Alcaldía y el Registro cuesta dinero, ¿cuánto?, no lo sé exactamente, pero no más de 10 €, pero ¿para qué tirar el dinero que no se tiene?

Así que el Lyons Club de Bobo les ha pagado la ceremonia y les ha regalado un pagne, tela, especial para la ocasión. Todos los novios/as iban de uniforme.

 

Todas las parejas pasaron, una a una, a dar el SÍ.

Bueno, no exactamente parejas, que también hubo tríos, cuartetos y quintetos.

Porque hay muchas familias polígamas y cuando subió el primer hombre con sus cuatro mujeres y tuvo que dar el SÍ cuatro veces hubo carcajadas en el recinto.

 

 

Esta es una boda de campanillas, que estuvo hasta la Primera Dama y una ‘fuerte delegación ministerial’, se refieren a que hubo mucho Ministros…

 

 

Ya le he dicho a mi mujer, Asséto, que si quiere boda no se piense que vamos a organizar una boda ‘luxury’ que las hay, y a todo trapo, echan los restos, que en todo caso en una boda multitudinaria como ésta, que tenemos que recortar gastos: la crisis también está llegando al 4º mundo.

 

 

GALERÍA DE RETRATOS DE JAVIER NAVAS

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